COLUMNAS DE OPINIÓN: Una rara promiscuidad
COLUMNAS DE OPINIÓN: Una rara promiscuidad constitucional constitucional Carlos Peña Carlos Peña Una rara promiscuidad s difícil imaginar un escándalo maE yor que el quese insinúa en el caso ProCultura.
Y se ha reparado poco enel hecho de que, en este caso, se toleró la apariencia (es de esperar que haya sido solo eso) de una rara promiscuidad entre una relación terapéutica y el quehacer gubernamental. Basta revisar sus aspectos fundamentales para advertilo. Un psiquiatra, de cuya cónyuge el Presidente fue paciente, dirige una fundación de apariencia altruista. Cuando el Presidente setransforma en tal, y apenas de un año para otro, la fundación del caso multiplica por diez los fondos que el Estado, desde diversas agencias, le transfiere. Y ahora al concluir el Gobierno se advierte que la fundación no ha rendido cuentas, menos restituido los fondos, y de jenado parte de su subjetividad. No es pues baladí que en todo esto se mezcle la transferencia propia dela relación psiquiátrica con la manipulación política.
O, en otras palabras, no esraro que el psiquiatra Larraín haya ejercido, directamente o en forma vicaria (empleando la figura de su cónyuge) una dominación sobre su paciente incluso sin queeste lo advirtiera, pudiendo confundirla, a juzgar por las fotos, con la amistad, o conla afinidad política, como lo prueba el hecho de que incluso pensó nombrar a Larraín ministro de Desarrollo Social, perspectiva frente a la cual el psiquiatra debió frotarse las manos al imaginar cómo se podría ampliar entonces su esmerado quehacer filantrópico.
Y el problema «decir problema es minimizarlo: es mejor llamarlo escándalo no termina ahí, porque termina ahí, porque que hay indicios se"Después del caso Convenios, apartir delarelación rios y Sao de o mejor es que el Gobierno Cea a quesela empleó para ls i quiera vicaria, de iran comparas. Euarde llencio, o las posee, es puecosesr políticas afines, claro So vió el psiquiatra Laestá, al Gobierno.
Las tienerelevancia queuna praín, se estableció escuchas telefónicas relación terapéutica se un juego de toma y quese han dadoaco--confiinda con decisiones daca, un intercamnocer muestran un gubernamentales o que a bio, puesto que la mundo más bien propretexto de ella se acceda "Undación habría miscuo en el que se PA al Gobierno?" contribuido al finanentrelazan comproGobierno?)". ciamiento ilegal dela misos políticos, rupturas amorosas, sorpresivas alianzas sentimentales, intercambios de favores económicos y un manejo delos fondos queles fueron confiados más bien propio de pícaros o de tunantes. Pero eso, que ya sería suficiente, no es todo.
De entre los ingredientes del caso no es menor el hecho que algunos delos partícipes sean psiquiatras cuya relación con los pacientes, uno de los cuales es en este caso el Presidente (a pesar que la especialidad de los involucrados es la psiquiatría infanto-jupolítica. De ser así, y para desgracia del Gobierno y del Presidente, la Fundación ProCultura habría contribuido a configurar un prodigio: no a empatar los otros casos de financiamiento ilegal dela política, sino a superarlos. Después de todo, esta sería la primera vez que un emprendimiento habría empleado el disfraz de la filantropía para eludir la ley.
Después de todo eso o, si se prefiere, después del caso Convenios, lo mejor es que el Gobierno guarde silencio, o, silas posee, entregue explicaciones (¿ o notienerelevancia que una relación terapéutica se confuncia que una relación terapéutica se confunvenil) es lo más parecido alarelación de un creyente con su confesor, o confesora, quien cuenta con un lazo invisible en uno de cuyos extremos está su mano y en la otra, atado, el paciente que sabe, aun inconscientemente, que a cambio de una cura ha enadacon guben leso quea pretexto de ella se acceda al Gobierno?). Lo que en ningún caso debe hacer, ni los "ministros niel presidente, esservirse de estos casos para hacer aspavientos de corrección..