Una divertida fiesta pucciniana
Una divertida fiesta pucciniana Este "Gianni Schicchi" sirvió para celebrar los 40 años de la Constructora Gardilcic y para recordar el primer centenario de la muerte de Giacomo Puccini.
No se puede sino agradecer el trabajo de Gian Paolo Martelli, Producciones Merlín y Cristián de Ferrari, que lo hicieron posible, y especialmente a Raúl Gardilcic, quien ha puesto todo de su parte para llevar adelante el proyecto "La senda de la cultura", del cual ya han surgido espectáculos como las óperas "Carmen" y "Rigoletto", el homenaje a Maria Callas y el ballet "Cascanueces". Inspirada en un episodio del canto XXX del Infierno, "Gianni Schicchi" (1918) cuenta con libreto de Giovacchino Forzano, quien desde la burla retrata la mezquindad humana.
Para su única ópera cómica, Puccini creó una partitura de carácter vanguardista, con complejas elaboraciones armónicas, construyendo una rica y vertiginosa conversación musical entre catorce personajes, con el agregado de algunas páginas solistas de gran belleza, como el famosísimo "O mio babbino caro". El maestro Eduardo Gajardo, al frente de la Orquesta Filodramática de Chile, llevó adelante el espectáculo con total precisión, y supo abordar el difícil tránsito entre los números corales y los momentos solistas, a los que vistió del lirismo propio del estilo pucciniano. Un feliz encuentro el de este director que actualmente dirige el Coro Sinfónico y la Orquesta Sinfónica de la Universidad Católica de Temuco. La puesta en escena estuvo a cargo de Gian Paolo Martelli, quien trasladó la acción desde el año 1299 a comienzos del siglo XX, en un cambio temporal que no alteró en absoluto el argumento.
Muy adecuada la régie y también la sencilla escenografía, firmada por el propio Martelli, quien contó con el apoyo de Ricardo Castro, experimentado iluminador, y el correcto vestuario de Paula del Real, que tuvo el acierto de vestir a Schicchi con un atavío medieval, lo que permitía hacer un puente a través de las centurias. El reparto fue liderado por el barítono argentino Omar Carrión (Schicchi), excelente actor y dueño de un material perfecto para un papel que requiere fuerza, agilidad vocal y capacidad para distorsionar la voz.
Carrión estuvo verdaderamente genial en "Ah, che zucconi! Si corre dal notario... ". El tenor Gonzalo Tomckowiack interpretó con aplomo la expansiva aria de Rinuccio "Firenze è come un albero fiorito", que evoca a la ciudad de Florencia, y la soprano Constanza Olguín se mostró segura y musical como Lauretta, si bien todavía tiene que perfeccionar su línea de canto.
Todos los solistas demostraron un total compromiso musical y teatral: Angélica Cárdenas (excelente como la terrible Zita), Homero Pérez-Miranda (Simone), Patricia Cifuentes (Nella), Gloria Rojas (La Ciesca), Cristián Moya (Betto di Signa), Gonzalo Araya (Gherardo), Jorge Cumsille (Marco), Alan Oporto (Amantio di Nicolao), Alfredo Lucero (Maestro Spinelloccio), Ismael Latrach (Pinellino) y Adele Shitikova (Gherardino), y lo mismo Fernanda Morales en el rol mudo del fallecido Buoso Donati.
Tras el intermedio se ofreció un concierto con grandes arias de Puccini y el bello fragmento sinfónico "Crisantemi", terminando con el cuarteto del tercer acto de "La Bohème" (Constanza Olguín, Patricia Cifuentes, Gonzalo Tomckowiack, Omar Carrión) y con "Nessun dorma" en la voz de Tomckowiack, a la que se sumaron luego todos los cantantes, generando un final de gran efecto. Hay que destacar también el trabajo audiovisual que ilustró las intervenciones solistas y que se debe a Ronald Geraldo y Carlos Ramírez. Crítica de ópera: Una divertida fiesta pucciniana JUAN ANTONIO MUÑOZ H..