Editorial: Aysén necesita soluciones urgentes a sus problemas estructurales
Las autoridades tienen absolutamente claro que el estancamiento económico de la región de Aysén no es solamente estacional, y no sirve quedarse solo con el análisis del -9,7% del PIB Regional del primer trimestre de este año. cuenta de un problema estructural muy severoque en los últimos 10 años nos ha mantenidoen una situación de rezago permanente y queningún Gobierno ha podido revertir. A ello hoyse agrega el alza de las tarifas eléctricas tanto a nivel domiciliario como industrial y otrosfactores que han ido impactando negativamenteen el ecosistema emprendedor y empresarial de nuestro territorio. Basta mirar a nuestroalrededor, en las ciudades de Coyhaique y Puerto Aysén, para advertir que prácticamente no hayinversión privada y todo sigue dependiendo del presupuesto estatal. Esa es nuestra realidad y las cifras son de dominio público.
Evidencian sin duda un contexto región que no es desconocido y que nos lleva nuevamente a recordar que la dependencia de Aysén de la inversión pública es casi absoluta, por lo tanto, no sirven las arengas ni los populismos para cambiar esta realidad. Lo que se requiere son políticas de Estado efectivas y compromisos políticos, presidenciales ylegislativos que vayan mucho más allá de unbuen propósito. Definitivamente a nuestra región le falta mucho por avanzar y el rezago se adviertecategóricamente en todos los ámbitos. Sabemosque se trata de un problema complejo de resolver para todos los gobiernos, pero pareceagudizarse mucho más cuando desde el mundopolítico se adoptan posiciones extremas, a veces irreconciliables.
Hace falta promover más instancias de diálogo, sin complejos ni sesgos, donde los temas que impactan en el desarrollo colectivo tengan una verdadera participación ciudadana y no solo se encuadren en formatos o estructuras que no dejan espacio para que la gente pueda plasmar su sentir. Hay que salir dejar de vivir en mundos paralelos, como advierten algunos, y comenzar a diseñar una estrategia de desarrollo de corto y mediano plazo que genere efectos tangibles, que mueva la aguja.
La historia es objetiva y llevamos añosesperando que los gobiernos se atrevan aproponer un modelo de desarrollo más eficientey sostenible que permita a la región de Aysén dejar de ser la más subdesarrollada del país, dejar de ser la más castigada por tener poca población y la más postergada cuando se trata de priorizar proyectos relevantes que impacten contundentemente en el desarrollo regional.
Se requiere decisión y voluntad política, sentido de urgencia, y un reconocimiento de Estado a nuestro rezago, porque si seguimos creyendo que nuestros problemas son solo coyunturales y no estructurales, el sentimiento colectivo de frustración y descontento seguirá profundizándose. Las cifras oficiales del Banco Central dan. Editorial