San Claro y los problemas
San Claro y los problemas U na de las noticias del año, sin duda alguna, será la inauguración del Claro Arena, ex San Carlos de Apoquindo, el segundo semestre del año en curso, si los plazos de cumplen y no hay demoras excesivas.
Lo de los nombres del recinto son para universos distintos, donde lo oficial y lo escrito es Claro Arena, lo que está muy bien y corresponde, y por eso el gasto, el patrocinio y los millones para levantarlo.
En el habla corriente y en el día a día, nadie dice "vamos al Julio Martínez", dice "vamos al estadio" o "vamos al Nacional", y acá seguirá diciéndose lo mismo y "vamos a San Carlos". Lo oficial y el habla son realidades paralelas destinadas a convivir y no a enfrentarse. Eso lo saben los hinchas, los juglares y los cruzados nobles y sencillos. Los gruñidos y rezongos por el cambio de nombre, como a otras tantas cosas, se los llevarán el tiempo y los torneos. Por lo demás, el nombre de un estadio no es el problema, en absoluto. Los problemas reales son otros, y muy distintos. En el fútbol chileno, una cosa no va con la otra, es decir, el ecosistema no funciona, y por eso se rompe con pasmosa facilidad. El conjunto, la interacción de las partes y el sentido de comunidad no engranan y se desacoplaron hace rato. Así se llegó a un mundo absurdo e inentendible, para la risa.
El ejemplo es cualquier estadio Bicentenario para 23 mil personas, pero las autoridades --delegados, Carabineros, Estadio Seguro-solo permiten un aforo de 10 mil, aceptan el reclamo del club que hace de local y la cifra final son 13 mil. Un recinto de 15 mil, autorización para cinco mil, y con pospataleo, se llega a 6.500. Pequeño estadio de cinco mil, se aceptan dos mil y sin derecho a pataleo. Y si es de dos mil, entonces póngale mil y agradezca más mejor.
Lo peor es que, con o sin reducción de espectadores, hay desbordes, fuegos artificiales, malas conductas, asientos que vuelan, y destacan los pelafustanes que trepan a las altas rejas y en esas alturas se sienten cómodos con su naturaleza original. Las barras han sido castigadas. Varias veces, y no se salvan los de la UC, por cierto. Día 26 de octubre de 2025. La media de un mes primaveral es entre 9 y 21 grados de temperatura. Ideal.
Un partido a las 15:00 o a las 17:00 o las 20:00, si cae la petición, y eso se podría conversar. ¿Hinchas visitantes? Eso habría que verlo. ¿Cuántos espectadores se tolerarán? 20 mil sería lo lógico, que es la capacidad del Claro Arena y tantos espectadores como asientos, por lo demás cómodos, y buena vista a la cancha para un estadio de última generación. ¿Será así? ¿ O será la mitad y sin hinchas visitantes? ¿ O se irán al Nacional? ¿ Se podrá jugar ese domingo 26 de octubre? Universidad Católica de local y Universidad de Chile de visita. En un fútbol con orden, reglas, comportamiento y buena educación, se trata de una fiesta con historia: un clásico. En nuestro caso y en nuestro fútbol, un clásico es un problema. San Claro y los problemas ANTONIO MARTÍNEZ.