España se erige como la excepción en una Europa que se cierra a migrantes
España se erige como la excepción en una Europa que se cierra a migrantes JOSÉ TOMÁS TENORIO LABRA Corresponsal en España Mientras que en varios países de Europa son los cierres de fronteras, las devoluciones de solicitantes de asilo, y las restricciones para la regularización de migrantes las que colman la agenda de las autoridades Portugal aprobó una medida en esa dirección ayer, España se mantiene apartada del giro que realiza el continente en esta materia, y destaca como una excepción marcada tanto por las políticas de gobierno como por la percepción ciudadana del tema.
Defendida por el gobierno como una realidad “necesaria” para España, la migración volvió en las últimas semanas al centro de atención del Ejecutivo con la aprobación a mediados de mayo de un nuevo reglamento de Extranjería que, entre otras cosas, a p u n t a a r e g u l a r i z a r u n o s 900.000 migrantes en tres años con trámites simplificados y nuevas categorías de arraigo.
A eso se sumó el impulso dado en paralelo por el gobierno a una propuesta legislativa para la regularización de hasta medio millón de personas que llegaron a España antes de 2025, ante el temor de que el nuevo reglamento de Extranjería las dejara fuera, en una iniciativa de ley que llevaba estancada en el Congreso hace más de un año y que ya había contado con el apoyo de todos los partidos a excepción de Vox, derecha populista, para su tramitación en la Cámara.
“España representa efectivamente una excepción notable en el panorama europeo actual”, con una postura a “contracorriente en un momento en que otros gobiernos imponen restricciones crecientes” en el ámbito migratorio, según Alberto Ares Mateos, profesor e investigador del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones, de la Universidad Pontificia de Comillas, y director para Europa del Servicio Jesuita a Refugiados. Hay varios ejemplos de países europeos que optan por políticas más restrictivas. Ayer, Portugal aprobó una propuesta de reforma para limitar la llegada de migrantes al país, que ahora tiene que recibir el visto bueno del Parlamento.
El Ejecutivo alemán de Friedrich Merz mantiene desde hace semanas una política de rechazar a solicitantes de asilo en la frontera, y su gabinete ya aprobó proyectos de ley para suspender durante dos años la reagrupación familiar para personas con protección subsidiaria y para suprimir la nacionalización rápida tras solo tres años.
Reino Unido anunció en mayo medidas para duplicar el tiempo de estancia para adquirir la residencia permanente y aumentar los requisitos mínimos para la contratación de extranjeros y para los visados de estudiantes, y Francia lleva meses avanzando medidas para endurecer la regularización de migrantes.
A fines de mayo, nueve países liderados por la Primera Ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen, y su homóloga italiana, Giorgia Meloni, firmaron una carta abierta para exigir modificaciones a la Convención Europea de Derechos Humanos, entre otros textos, para disponer de más margen para expulsar a migrantes.
Jasmijn Slootjes, directora adjunta del Migration Policy Institute en Europa, apunta a aspectos como la saturación de centros migratorios en distintos países por falta de inversión, el uso de migrantes como “arma” por parte de países como Rusia en la frontera Este, e incidentes criminales individuales que involucran a personas de origen migrante, como elementos que llevan a gobiernos a optar por agendas antimigratorias.
Una sociedad más receptiva frente a beneficios para el país El que España se vea más ajena a ese escenario se explica en parte por el hecho de que la migración no genera tensiones tan altas entre la ciudadanía.
Según la Encuesta Social Europea publicada a mediados de mayo, España se sitúa tercera en cuanto a percepción positiva de los migrantes entre 15 países de la Unión Europea que formaron parte del estudio, con un puntaje promedio de 6,2 entre quienes consideran muy positiva (10 puntos) la migración y nada positiva (0 puntos) la migración para el país.
Una encuesta de Ipsos publicada en marzo, sobre las preocupaciones principales entre 29 países de todo el mundo, mostró que en España solo el 26% de los ciudadanos ve la inmigración como una gran preocupación, una cifra que en Alemania alcanzaba al 41% y en Reino Unido al 32%. “La opinión pública española, aunque cada vez más influenciada por la retórica de extrema derecha, se mantiene menos hostil que en otras partes de Europa”, apunta Slootjes, quien explica que “la postura (hasta ahora) resistente de España frente a las políticas migratorias restrictivas se explica mejor por los beneficios prácticos que presentan los inmigrantes en España”. Un factor es que los migrantes en España representan un 96% de los trabajadores independientes registrados en los últimos cuatro años, según datos de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos, mientras que a nivel general las cifras de la Seguridad Social española muestran que los trabajadores extranjeros son un 14% de la fuerza laboral del país. Esta realidad ha sido destacada como algo clave para el crecimiento en los últimos años de la economía española, una de las que más fortaleza muestra en Europa.
Según un reporte del Banco 46% de los inmigrantes en España son de origen latinoamericano, según cifras oficiales. de España, al menos un 25% del crecimiento del PIB español desde 2022 hasta la fecha se debe a los migrantes. “España, como muchas partes de Europa, enfrenta considerables escasez de mano de obra y un declive demográfico, y necesita de la migración. Más aún, los migrantes en España tienen más probabilidades de estar en edad de trabajar y ser más activos en el mercado laboral que en muchos países de la UE”, señala Lootjes.
Los especialistas suman otro factor clave: según cifras oficiales, el 46% de los inmigrantes en España son de origen latinoamericano, con una lengua y costumbres compartidas con la población local, lo que facilita su integración social y en el mercado laboral.
La presión en el sur, una “prueba de fuego” A pesar de esto, en el último tiempo el tema migratorio ha puesto gran presión sobre España, principalmente en la ruta que termina en las islas Canarias, que solo en 2024 contabilizaron la llegada de 46.843 personas de manera irregular por vía marítima, un récord absoluto que podría volver a romperse este año ante el aumento de las llegadas de migrantes en lo que va de 2025.
El hecho, que provoca grandes tensiones a nivel interno entre partidos políticos y la coalición de gobierno liderada por los socialistas, contribuye a que hoy España sea el segundo país de toda Europa que más peticiones de asilo recibe, con 164.000 registradas en 2024, un 18% del total dentro de la UE y solo superado por las 237.000 solicitudes registradas por Alemania.
“La situación en Canarias es, sin duda, la principal prueba de fuego para la excepcionalidad española”, dice Ares Mateos.. La percepción pública sobre la migración en el país es más alta que en otras partes de la región. El gobierno se decanta por una regularización masiva, con el factor económico como razón clave: ha impulsado medidas para regularizar a cerca de un millón de indocumentados. En la foto, un grupo de migrantes rescatados en las costas de Lanzarote.