El desafío de la asistencia educativa
El desafío de la asistencia educativa E l sistema escolar sigue sin recuperar los niveles de asistencia previos a la pandemia. Así lo dejan entrever las cifras disponibles --analizadas por Acción Educar-para los meses de marzo y abril del presente año. En efecto, la asistencia promedio se situó en ambos meses más de 2,5 puntos porcentuales por debajo del mismo período de 2018 y de 2019. Esto significa que en 2024 hay aproximadamente 83 mil 500 niños y jóvenes menos asistiendo a clases que en ese bienio.
Al mismo tiempo, la inasistencia grave (más de 15 por ciento del período escolar) sigue siendo extraordinariamente alta en 2024: casi un 23 por ciento, esto es, 7 puntos porcentuales más que en marzo y abril de 2018 y de 2019. Los números son ciertamente mejores que en 2022 y 2023, pero la recuperación está siendo muy lenta, incluso respecto de guarismos --como los de hace un lustro-que en esta dimensión tampoco eran los mejores.
Hay que reconocer que los niveles de asistencia promedio de nuestro país no son particularmente defectuosos en una perspectiva comparada, en parte porque el pago de la subvención escolar ha sido históricamente vinculado a la concurrencia a clases y eso ha generado un incentivo para que los colegios se preocupen por motivarla.
De hecho, preguntados, por ejemplo, en la prueba PISA de 2022 por la proporción de estudiantes que habían faltado al menos un día de clases en las dos semanas previas a la rendición de dicho examen, Chile presenta una de las tasas más bajas entre los países para los que se reunió información (que no fueron todos los que rindieron dicha prueba). Y es que la tendencia a saltarse algunos días de clases es un problema creciente en los más diversos lugares del mundo y que preocupa a sus autoridades educativas, constituyéndose en la actualidad en un asunto de mucho debate. Con todo, los niños y jóvenes parecen mantenerse vinculados a sus planteles escolares. El caso de Chile, en ese sentido, es algo distinto.
Así, en el test antes señalado se indaga también por un ausentismo más permanente, esto es, si durante la vida escolar los estudiantes han faltado por un período largo a sus colegios: aquí es donde Chile aparece como uno de los países con las tasas más altas. Es decir, nuestros estudiantes pueden asistir con bastante regularidad mientras están vinculados a sus colegios, pero también pueden pasar un período prolongado fuera del sistema escolar, rompiendo relaciones con los establecimientos. Estas inasistencias graves se esconden en los promedios generales. Para abordarlas, nuestro país, lamentablemente, no parece contar con buenos instrumentos y requiere diseñarlos con algún grado de urgencia. Ello pues, desde el punto de vista educativo, esas inasistencias prolongadas son muy dañinas para los aprendizajes de los estudiantes y para el desarrollo de sus habilidades socioemocionales. Seguramente, los factores detrás de este fenómeno son diversos, pero en Chile la escuela parece ser un lugar cada vez menos atractivo para los niños y jóvenes.
Así, por ejemplo, en la última prueba PISA, de los 69 países o regiones para los que se recogió información, en solo dos era más elevada la proporción de estudiantes que se sentían solos en sus colegios. En Chile, esta llegaba a un 27 por ciento, mientras que el promedio para la OCDE era de 16 por ciento, y para España, un 13 por ciento.
Si se comparan estos resultados con los de una década atrás, la proporción que tenía esta emoción era, en el promedio de la OCDE, de un 9 por ciento, y en España, un 6 por ciento, lo que sugiere que el aumento de quienes se sienten solos en sus colegios es una tendencia global. Pero hay un punto que hace la diferencia: en Chile, en 2012, la proporción de los que se sentían solos era igual al promedio de la OCDE, es decir, un 9 por ciento.
Por tanto, el cambio ha sido en nuestro país mucho más acentuado. ¿Están influyendo estos factores en una menor vinculación de nuestros niños y jóvenes con sus colegios? ¿ Hay otras fuentes de socialización y de "aprendizaje" más atractivas? La inasistencia grave requiere más estudio y debe ser una prioridad de toda estrategia de recuperación educativa.
El riesgo es que ella no solo se estanque en las actuales preocupantes cifras, sino que se refuerce si no se actúa con decisión, sobre todo porque son pocos los esfuerzos que se hacen para transmitir el valor de asistir a la escuela. Los factores tras las cifras de ausentismo pueden ser diversos, pero en Chile la escuela parece ser un lugar cada vez menos atractivo para los niños y jóvenes..