COLUMNAS DE OPINIÓN: Del derecho al negocio: la vivienda en crisis
COLUMNAS DE OPINIÓN: Del derecho al negocio: la vivienda en crisis ENFOQUE SINDY SALAZAR PINCHEIRA Abogada Colectiva Justicia en Derechos Humanos ¿ En qué momento el derecho a una vivienda digna se volvió un privilegio inalcanzable? La falta de planificación urbana, la especulación inmobiliaria y el alza de los arriendos empujan a muchas familias a vivir en espacios cada vez más reducidos, alejados de sus redes de apoyo y sin garantías mínimas como arrendatarios. La vivienda, reconocida internacionalmente como un derecho humano, no se reduce a tener un mio de la construcción, mientras más se construye, más se encarecen los precios y se disminuyen los metros cuadrados. Y es que ya no se construye para vivir, sino para invertir. Es necesaria una regulación que promueva arriendos justos, frene la especulación sobre el suelo urbano, y devuelva al Estado un rol planificador activo y no sólo de respuesta ante emergencias. Lo que muchos creen limitado a los campamentos, es hoy la realidad de la población trabajadora, acorralada entre arriendos y créditos. Chile no puede abandonar a las familias a un mercado de vivienda desregulado, más aún con la voracidad de nuestro sistema económico. Tener un techo no debería ser un privilegio: debe ser un derecho de todas y todos. Mientras sigamos considerando a la vivienda como una mercancía más, seguiremos olvidando que, al final del día, lo que está en juego es la base material de nuestra vida en común. techo. Según el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas, también abarca la estabilidad, la disponibilidad de servicios, la asequibilidad y la habitabilidad. Es también clave para el ejercicio de la vida en sociedad, en tanto cuando estos elementos fallan, se debilitan otros derechos fundamentales, como la salud, la educación y la participación en la vida comunitaria. Sin embargo, las lógicas de mercado parecen prevalecer sobre las obligaciones estatales y el bienestar colectivo. La especulación inmobiliaria y la falta de regulación no solo encarecen el acceso a la vivienda, también precarizan la vida de familias que se ven forzadas a aceptar condiciones indignas. Este círculo perpetúa la desigualdad y dificulta el arraigo y la formación de comunidades, afectando especialmente a quienes tienen menos recursos. Contrario a lo que afirma el greSin embargo, las lógicas de mercado parecen prevalecer sobre las obligaciones estatales y el bienestar colectivo. Del derecho al negocio: la vivienda en crisis. -