“Uno llega a una edad en que le toca devolver”
“Uno llega a una edad en que le toca devolver” “TVN pierde millones de dólares todos los años haciendo televisión comercial. Entonces, ¿de qué sirve? La televisión pública es identidad. ¿Qué llaman cultura aquí en la televisión? Pura gente comiéndose un sándwich de potito, eso califica como programa cultural”. der a una universidad. Aunque en mi caso, más bien tuvo que ver con que a mi hijo lo metimos a un colegio gringo. Nos interesaba mucho que fueran ciudadanos del mundo. Primero estudió en el TIPS, The International Preparatory School del Arrayán. Luego los metí a la Scuola Italiana, porque entre medio vivimos en Italia. Mis hijos hablan perfecto italiano e inglés. Renato (el mayor) ahora se va a Turquía a hacer una película, es actor. Mi hija estudia en el DUOC, Animación Digital, y es seca en eso. Al salir del colegio, Valdivia entró a estudiar Castellano en la Universidad Católica, pero estuvo un año y lo cambió por Derecho en la Católica de Valparaíso. Es que me interesaba la política y para ser político había que estudiar Derecho en esa época. Tampoco yo era de mucho estudio, porque era muy disperso recuerda. Luego se cambió a Periodismo en la Universidad de Chile, donde coincidió con personajes como Alberto Fuguet y Marcelo Comparini. En esos años, Valdivia empezó a prestarle cada vez menos atención a las clases y se puso a trabajar.
Con Fuguet fundamos una revista que se llamaba “Rock Top” y, en paralelo, él comenzó a hacer comentarios de cine en “Extra Jóvenes”, y una vez fui para algo, me invitaron a hacer comentarios de casetes. Entonces me empecé a meter más en la tele. No terminó la carrera, pero su trabajo en televisión nunca paró: “Extraños en la noche” y “Sábado por la noche”, son parte de los programas icónicos de los 90. También está “Pollo en conserva” en La Red, entre otros. Este último lo hacía con Claudia Conserva, a quien conoció justamente en sus inicios en la pantalla chica y con quien se casó a mediados de los 90 y luego terminó separándose. Era una época donde no existía la farándula como la conocemos ahora, pero aun así tuvieron que enfrentar públicamente los rumores de que había habido una infidelidad entre ellos. Fue dramático quedar expuesto con un tema tan personal dice. Un año después volvieron. Yo veo la vida de una manera que no tiene que ver con pasar cuentas. Hace rato acepté la vida como es.
La pérdida de mi hermano, el que mi mamá y mi papá tuvieran cáncer, incluso tengo una hermana que ahora está con un cáncer muy complejo, me han ayudado a ver la vida así: hay cosas que pasan y hay que enfrentarlas como son. Así fue también cuando a su señora le diagnosticaron cáncer. Dice que fue un golpe enorme, pero que se activó “nuevamente esa cosa pragmática de hay que enfrentarlo. Y lo hicimos.
Fue duro, pero salimos”. Tras todo eso que le ha tocado vivir, hoy dice que lo que le toca es la política, porque “de alguna manera uno llega a una edad en que le toca devolver”. Pero en su vida laboral usted no apuntó al tema de la política. A diferencia de otros comunicadores que han cambiado de lado, como Alejandro Guillier o Beatriz Sánchez, se dedicó más que nada a la entretención. No es así.
A mí siempre me ha interesado la política y trabajé en eso, entrevistando a muchos políticos; por ejemplo, en el programa “Algo personal”, entrevisté a Evelyn Matthei, Camila Vallejo cuando era diputada, a Alejandro Guillier cuando era candidato, a Kast. A Boric también lo entrevisté. Y ahora me interesa pasar de criticar en la tele a accionar en el Congreso. Dice que votó por el Presidente Gabriel Boric, pero hoy es crítico porque prometieron y no pudieron cumplir. Es que otra cosa es con guitarra. Les jugó en contra la inexperiencia () El peor error fue la soberbia: haber planteado que ellos eran una cosa nueva y distinta y que iban a arreglar todo lo malo que se había hecho. Creo que hay que hablar menos y trabajar más. La corrupción, dice, es algo que quiere combatir desde el Congreso, pues observa que está en todos los estamentos. Con (Luis) Hermosilla era primero un conflicto privado. Leonarda Villalobos grabó la conversación, y mira la debacle que provocó en términos políticos. Escaló y ahí nos dimos cuenta de que estaba todo infiltrado, estaba todo. Y la Cámara, que debería ser un ejemplo de probidad, de honestidad, los tipos ni siquiera van a votar. Entonces, la descomposición moral en Chile está en todos los estamentos.
Por eso quiero fiscalizar internamente y entregarles herramientas a los organismos que son para eso. ¿Y no cree que hay gente en política que ya ha intentado hacer eso y al final terminan siendo más de lo mismo? Ese es el mayor riesgo: que finalmente este sistema te atrapa, te aburguesa. Yo estoy más grande y he visto demasiadas cosas, así es que no creo que me pase. A mí me interesa ir a fiscalizar. ¿Se va a transformar en un nuevo sheriff, el reemplazo de Gaspar Rivas? No quiero caer en caricaturas. Estoy viejo ya. Ya hice tele y la quiero seguir haciendo, hasta que me lo permita el sistema y la normativa. Pero quiero que hablemos en la tele de esto. Porque todos los programas son de mocha, o donde el tipo habla como loro y se manda un speech que lo tiene preparado y es muy difícil contrapreguntar. Hay pocas instancias en las cuales a la autoridad se le pueda enfrentar de una manera adecuada. Por eso voy como independiente, no voy a responderle a un sector, ni tampoco a defender intereses de un grupo económico o político. Como comunicador, Valdivia pone el foco en una nueva ley de televisión pública. TVN pierde millones de dólares todos los años haciendo televisión comercial.
Entonces, ¿de qué sirve si hace televisión comercial y pierde igual? La televisión pública es identidad. ¿Qué llaman cultura aquí en la televisión? Pura gente comiéndose un sándwich de potito y eso califica como programa cultural. La identidad chilena es múltiple y creo que la programación debe armarse a través de los fondos del Consejo Nacional de Televisión, que se ganan en los fondos concursables. El Ministerio de Cultura debería estar instalado en TVN. Sobre otros temas, se pronuncia. No está a favor del aborto libre, pero sí en el de las tres causales. La eutanasia la apoya, en principio. Debe conversarse y que la gente se informe. Necesitamos que haya una masa crítica enorme de gente que quiera soluciones y no discusiones eternas. Que al que estás pagándole con plata estatal, haga la pega. Se demoran años de repente en sacar una ley ¿ No le parece que su discurso puede ser considerado ingenuo? Viva la ingenuidad entonces. Yo no soy un Quijote, pero creo que la ingenuidad es la que nos va a llevar al sentido común. Que traigamos aire fresco. Otra forma de ver la vida. Para poder orgánicamente generar un propio movimiento sin que se convierta en algo partidista ¿ Eso no pasó con la primera Convención Constitucional? Yo diría que pasó con el estallido. Pero comunicacionalmente se distorsionó. Al principio, hasta grandes voces de empresarios dijeron “hemos escuchado, hay que cambiar algo”. Pero después se deslegitimó la demanda. Con lo que propone, ¿cree que su voz será escuchada? No tengo idea. Ojalá. Mantener la independencia y el sentido común cuesta mucho. Esa es mi pelea. Es mantenerme cuerdo, mantenerme en el centro. En el centro del asunto. JUAN CARLOS VALDIVIA: Más conocido como el “Pollo”, el animador y periodista prepara una candidatura a la Cámara de Diputados, con cupo de la DC, por el Distrito 8. En esta entrevista habla de sus motivaciones para entrar a la política, entre ellas el cáncer que han enfrentado su señora, Claudia Conserva; su padre; su madre, y su hermana.
Se refiere al rol de fiscalizador que aspira a tener en el Congreso y agrega: “Tengo ideas de izquierda, pero también de derecha en términos económicos. ¿Por qué hay que clasificarse de tal lado o tal otro?”. POR ESTELA CABEZAS FOTO SERGIO ALFONSO LÓPEZ Me siento capaz de buscar acuerdos, unir voluntades, trabajar en equipo. Aceptar la diversidad como una virtud, no como un defecto. Tengo ideas de izquierda, pero también de derecha en términos económicos. ¿Por qué hay que clasificarse de tal lado o tal otro? Si la idea es buena, no me importa de dónde venga. Así define Juan Carlos Valdivia, el “Pollo”, sus principios en la incipiente carrera política que desde hace cerca de un año viene fraguando en su cabeza. Una decisión que, espera, lo lleve a la papeleta a fin de año como candidato a diputado por el distrito 8, en un cupo por la Democracia Cristiana. No he militado políticamente jamás. No suscribo a partidos políticos, pero la ley o la manera en que están estructuradas las elecciones muestra que si no vas en un pacto o una lista, las posibilidades son cero. El comunicador y empresario de 58 años, hablando desde su productora en Chicureo, apunta al votante que le interesa.
Hay un grupo enorme, que es mayoritario, que no quiere ser parte de una pelea, quiere ser parte de un país tranquilo, relajado, que se pone de acuerdo. ¿Cuál cree usted que es su valor en esto? Mi ventaja es ser comunicador y haber entrevistado a más de tres mil personas en los programas que he hecho. Ahí entendí que son todas sensibilidades diferentes y que tratar de que todos se entiendan es casi imposible, pero que es importante hacer el esfuerzo. Yo voy a hacer que en el Congreso nos comuniquemos. Dice que siempre estuvo interesado en la política, pero desde el palco de los medios. Fácil es solo criticar desde fuera, ahora quiero ayudar desde dentro. Los primeros 25 años de vida son para aprender. Los segundos 25 son para consolidarse en lo económico, en el proyecto de vida. Y los otros 25 años son para devolver y retribuir. Y es la etapa que estoy viviendo yo. Ahora voy a hacer algo por una causa, por provocar una diferencia, un cambio, una mejoría. La idea, cuenta, comenzó a surgir en su cabeza en 2022, cuando Claudia Conserva, su señora, se enfermó de cáncer de mama. A pesar de que para ellos no fue un desastre económico, “como suele pasar con la gente que enfrenta diagnósticos así”, el tema les preocupó mucho. En esa época quisimos proponer un proyecto de ley para que existiera la obligatoriedad de tener seguros de vida, lo que es muy útil frente a una enfermedad catastrófica. Por suerte teníamos un seguro que había tomado yo, llevaba 10 años pagando, y esa fue la diferencia de tener una cobertura para ella y que no nos empobreciera. Pero ahí nos dimos cuenta de que era muy difícil que pasara. Ahora hay una ley que se está propiciando, o empujando hacia eso, pero no avanza a la velocidad que corresponde. Buscamos contactar a diputados y senadores, y no hubo respuesta. Frente a la frustración de no poder hacer nada, incluso lo dijo en su programa de televisión “Toc Show”, que a esas alturas ya estaba transformado en un programa de actualidad, pero no pasó nada. Ahí dije que debería correr por cuenta del empleador, que hay exámenes prohibitivos, que pueden salvar vidas, pero nada. Entonces, pensé: “¿ Sabes qué más? Hay que ir para allá.
Hay que entrar”. Valdivia habló con Alberto Undurraga, presidente del Partido Demócrata Cristiano, quien es diputado por el distrito 8 (Colina, Lampa, Quilicura, Pudahuel, Tiltil, Cerrillos, Estación Central, Maipú), y que no va a la reelección. ¿Su sensibilidad política está con la Democracia Cristiana? Es que no había otro cupo para postular por el distrito 8, que es donde vivo. Pero si hubiera habido otro cupo por otro partido, Evópoli, el Partido Socialista, etc., ¿lo habría ocupado? Te repito: no había otro cupo y no me gusta hacer política ficción. En todo caso, yo soy independiente y no voy a ponerme a militar a estas alturas. Lo que sí te puedo decir es que me interesa fortalecer el centro, que no sé si es la DC. Si algo nos está estancando es que todo es extremo, y el mundo es un poco reflejo de eso. Pero la sensatez está en el centro. La demostración es que, con el voto obligatorio, en Chile se rechazaron ambas propuestas constitucionales. Yo rechacé las dos. Ese voto obligatorio convocó a mucha gente que no es vociferante, no tiene representante, no sale a las calles, pero es la que decide. Y su propuesta apunta a eso, asegura, y es insistente en decirlo. A mí me importa el diálogo más allá del color político y sin descalificaciones. Estamos destruyendo al mensajero, pero nadie está escuchando el mensaje. Entonces tenemos que cambiar el switch. Porque si no, va a aparecer un tipo que va a decir, “yo voy a dinamitar la frontera”. Y la gente va a votar por él. El día de la entrevista va con un programa de radio a las 17.00. Su esposa, Claudia Conserva, graba el programa “MILF” dos veces a la semana desde esas instalaciones, para el canal de YouTube GOA Films. “Hacemos eventos también de coaching a empresas o a equipos de venta. Ahora vamos a volver a hacer Toc Show también para el canal, con una entrevista a la semana.
Voy a ser un ciclo de doce capítulos sobre la contingencia”. Un cambio en el “ciclo” de la televisión, dice Valdivia, tuvo que ver con el final de “Toc Show” en TV+. “Uno cree que las cosas se fueron para no volver, pero vuelven. Los realities estaban muy desprestigiados, también la farándula. Y ahí están de vuelta. Eso también tiene que ver con que espacios como el nuestro, más de pensamiento crítico, se acaben. Yo creo que incomodamos”. ¿Y “Sin Filtros”? Me parece que es un show televisivo. Nunca he podido escuchar un concepto, una idea completa. Me parece bien que exista, pero aporta más a la entretención que al entendimiento. Juan Carlos Valdivia es el quinto de seis hermanos y creció en la comuna de Padre Hurtado. Cuando tenía cinco años, su hermano Alberto, quien tenía ocho, murió de una leucemia. Se la habían detectado tres años atrás. Fue una época muy dura y dice que aún recuerda a ese niño “pelao” con el que compartían habitación. En esa época no había ni una posibilidad, le hicieron todo lo que pudieron. A veces iba al colegio y era muy inteligente. Mi mamá lo mantiene siempre en la memoria y tiene que ver con el ejemplo que nos dieron los viejos de cómo salir adelante frente a un dolor tan grande. La resiliencia. Y también aprender a manejarse de manera independiente y entender la fragilidad. Yo creo que eso lo aprendí a partir de la enfermedad de mi hermano. Como vivían en Padre Hurtado, él iba a un colegio en Talagante, luego se cambió al Liceo Alemán de Santiago y a los 12 años entró al Instituto Nacional. Es un colegio que te marca mucho, ahí llegaba la élite. Al menos en esa época y hacíamos mucha política, aunque éramos unos cabros. Ahí fundamos el PIO, el Partido Institutano de Oposición. Nos juntábamos clandestinamente en un local a imprimir y a hacer panfletos. Era la época de las primeras protestas, el año 82,83, pero nunca fui a tirar piedras. La violencia nunca me atrajo, al contrario. Juan Carlos Valdivia recuerda y valora lo que ese colegio les daba a los jóvenes. De alguna manera, el Instituto Nacional te hacía entender un poco más la sociedad. Había compañeros que venían del Craighouse, pero también muchachos que venían del colegio público. Tenía esa diversidad social que era súper interesante, y nos medían por el rendimiento, capacidades intelectuales o deportivas. ¿Su hijo estudió en el Instituto Nacional? No. Yo creo que pasó que el propio institutano ya no pone a su hijo en el colegio. Le cambió el pelo porque el tipo pudo acce“Soy independiente y no voy a ponerme a militar a estas alturas. Me interesa fortalecer un centro, que no sé si es la DC. Creo que si algo nos está estancando es que todo es extremo, y el mundo es un poco reflejo de eso”..