Autor: EVA LUNA GATICA
Aranceles, Taiwán y rivalidad geopolítica: el regreso de Trump activa las alarmas en China
Aranceles, Taiwán y rivalidad geopolítica: el regreso de Trump activa las alarmas en China Xi Jinping dijo que espera una relación “estable, sana y sostenible” con el próximo gobierno:Mientras el exmandatario Donald Trump (2017-2021) se prepara para iniciar su segundo mandato como Presidente en enero del próximo año, Beijing entra en un período de incertidumbre sobre la relación con Estados Unidos, luego de que Trump prometiera en campaña intensificar las hostilidades comerciales con la imposición de aranceles a las importaciones chinas y más controles tecnológicos, a la vez que ha garantizado su apoyo a Taiwán, que el régimen comunista califica como parte de su territorio, lo que podría dar paso a un aumento de las tensiones entre las dos economías más grandes del mundo.
“Es razonable esperar una intensificación de la rivalidad entre Estados Unidos y China en el corto plazo, dadas las diversas ideas de Trump sobre aranceles y otras estrategias”, dice a “El Mercurio” Liu Dongshu, profesor de asuntos internacionales en la City University de Hong Kong. “Sin embargo, es muy importante señalar que Trump es muy impredecible e incierto”, agrega el experto. El Presidente electo prometió aranceles del 60% o más sobre todo lo fabricado en China una vez que asuma el poder, en un intento, según él, de proteger la industria y los empleos estadounidenses.
Esta medida, no obstante, podría deteriorar el comercio entre las dos potencias y desestabilizar la economía china, que actualmente se enfrenta a un aumento del desempleo juvenil, la debilidad de su mercado inmobiliario y a problemas de deuda pública. El republicano también ha propuesto revocar el estatus comercial de nación más favorecida (NMF) de China, eliminar gradualmente todas las importaciones de bienes esenciales del país asiático y prohibirle comprar tierras agrícolas estadounidenses.
En respuesta, Beijing advirtió que “no habría ganadores en una guerra comercial” que además “no favorecería al mundo”, dijo la portavoz del Ministerio de Rela-Y no solo eso, además del apoyo de su círculo de confianza, las leyes estadounidenses permiten al Presidente establecer aranceles por decreto, lo que da vía libre a Trump para llevar a cabo sus planes económicos.
Otros focos de tensiónEn el ámbito comercial, es probable que Trump también restrinja la cantidad de tecnología que fluye entre ambos países, lo que podría generar otro punto de tensión, según los medios estadounidenses, dado que durante su primer mandato, el republicano apuntó a las empresas tecnológicas chinas por preocupaciones en materia de seguridad, enfocándose en las grandes compañías como el gigante de las telecomunicaciones Huawei.
Por otro lado, en una entrevista con The Wall Street Journal, Trump dijo que podría llegar a imponer a China un impuesto del 150% al 200% si decide “entrar en Taiwán”, una isla reclamada por Beijing como parte de su territorio. Y es que si bien Estados Unidos no reconoce a Taiwán como país, Washington es su mayor aliado y la isla depende de su apoyo militar para contener el creciente poder y presión de China. “Y aunque Beijing está profundamente preocupado por la imprevisibilidad de la política de Trump hacia China, también recuerda que los desafíos traen oportunidades”, comenta el experto Tong Zhao. “El enfoque de Estados Unidos primero brindará más espacios y flexibilidades para que China expanda su influencia internacional. Por ejemplo, creo que China intentará utilizar a Trump como factor para persuadir a los países europeos a tener una relación más cálida con China.
Además, China podría intentar asumir un papel de liderazgo en ciertas cuestiones globales, como el desarrollo global y el cambio climático, la mayoría de las cuales serán áreas de las que a Trump le gustaría que Estados Unidos se retirara”, comenta el analista de la City University de Hong Kong. ESSERPECNARFciones Exteriores, Mao Ning, tras la victoria de Trump.
Mientras que el Presidente chino, Xi Jinping, abogó por una relación “estable, sana y sostenible”. “La historia ha demostrado que China y Estados Unidos se benefician de la cooperación y sufren con la confrontación”, dijo el mandatario, que agregó que ambos países “deben llevarse bien en la nueva era”. Presiones en el primer período“A Beijing le preocupa la posibilidad de que se reavive la guerra comercial con Trump, especialmente teniendo en cuenta los actuales problemas económicos internos que enfrenta China, que le dejan con menos capacidad de respuesta que durante el primer mandato de Trump”, apunta a este diario Tong Zhao, miembro sénior del Carnegie Endowment forInternational Peace. Estas presiones hacia China, no obstante, no son nuevas.
La rivalidad entre EE.UU. y China se intensificó cuando Donald Trump asumió por primera vez, en un mandato que según los expertos puede ofrecer indicios sobre su enfoque hacia Beijing para este próximo período (2025-2029). En ese entonces, Trump inició una guerra comercial con China, imponiendo varias tandas de aranceles de hasta el 25% sobre los productos chinos, por un valor de unos 370.000 millones de dólares anuales, según The Associated Press.
Las medidas tenían el objetivo de presionar a China a aceptar negociaciones que abordaran las prácticas comerciales desleales del gigante asiático, y equilibrar la balanza comercial entre las dos potencias, a lo que Beijing respondió con represalias contra las exportaciones de pro-ductos agrícolas estadounidenses. Según el Departamento de Agricultura de EE.UU., las exportaciones agrícolas perdieron US$ 27.000 millones entre mediados y fines de 2019. De ese total, 95% de la caída se debió a China. La tensión incluso se mantuvo con la siguiente administración. El Presidente Biden, que asumió en 2021, no solo conservó estos aranceles, sino que además introdujo nuevos sobre bienes estratégicamente importantes, como los vehículos eléctricos, los semiconductores y el acero. Un nuevo gabinete “recargado”Otras pistas sobre su enfoque hacia China también vienen de su nuevo gabinete.
Se espera que como secretario de Estado, Trump nombre al senador Marco Rubio, mientras que como asesor de se-guridad nacional quedará el veterano de guerra Mike Waltz y como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Elise Stefanik. Los tres, junto con el vicepresidente electo J.D. Vance son fuertes críticos del gobierno de Xi Jinping (Rubio ha sido sancionado dos veces por Beijing), y Waltz lo considera la principal amenaza para Estados Unidos, según detalla Bloomberg. “La competencia estratégica está a punto de intensificarse.
Muchos funcionarios que formarán parte de la segunda administración de Trump creen que China aspira a superar a Estados Unidos como primera potencia mundial, mientras que el Presidente chino, Xi Jinping, acusa a Estados Unidos de pretender limitar el desarrollo de China”, señala Ali Wyne, analista principal para Asuntos EE.UU. -China del International Crisis Group.. Durante su primer mandato el republicano desató una ofensiva comercial contra Beijing que se mantuvo durante la administración del demócrata Joe Biden, y que los expertos esperan se intensifique cuando Trump vuelva al poder. Xi Jinping dijo que espera una relación “estable, sana y sostenible” con el próximo gobierno: preocupada por la imprevisibilidad de la política de Trump hacia China. En la foto, un encuentro entre Trump y Xi en 2019.