Editorial: Marejadas y efecto desvastador
Editorial: Marejadas y efecto desvastador 0Editoriala pérdida de cientos de miles de ostiones tras las marejadas en Caldera es una tragedia para los acuicultores de lazona, alo que se suma la destrucción de embarcaciones en un fenómeno que podría calificarse como inédito.
Acuicultores como José Burgos comentaron que en 40 años no habían visto tal intensidad del oleaje en la comuna puerto, lo que es la muestra de la fuerza que ha mostrado el mar durante estos días. Los efectos aún no son dimensionados en su totalidad y, junto a esto, también nos hace preguntarnos si enel futuro podrían ocurrir fenómenos parecidos. Unaopción es que los oleajes puedan ir en alza en cantidad y fuerza.
El cambio climático, el alza del nivel del mar y la erosión de las playas pueden estar pasando la cuenta en un fenómeno multifactorial que no solamente amenaza ostiones, sino que a las perso-Esimperioso fortalecer sectores luctive prod de osyala población porque esto delos oleajes puedeir en alza en y fuerza. El cantidad A es npredecble y ha. erosión costera esuna pesadilla. nas. Las marejadas son más fuertes y con ello propician un aumento del retroceso de las playas, que a la vez son una línea de defensa de los fuertes oleajes. Es decir hay un círculo vicioso en esto.
En ese contexto, es imperioso fortalecer los sectores productivos que abarcan la pesca y la acuicultura y aplicar planes que vayan en su protección dentro de las posibilidades que se tengan tomando en cuenta que la naturaleza es impredecible. A mediano y largo plazo puede estar la clave, con una planificación territorial en las zonas costeras que sean acorde a la realidad que se vive hoy.
Es acá donde nuevamente las tomas costeras y la contaminación de los mares aparecen como grandes desafios para las autoridades, aunque pareciera que al menos en planificación de los territorios la batalla sigue siendo desigual con asentamientos costeros que siguen sin ser regularizados.. Es muy preocupante que cientos de miles de ostiones se hayan perdido por el oleaj cuarenta años no se vio un fenómeno así. ¿Qué queda para el futuro? Editorial