COLUMNAS DE OPINIÓN: La burocracia que asfixia nuestras aulas
COLUMNAS DE OPINIÓN: La burocracia que asfixia nuestras aulas *... el sistema educativo se está asfixiando en la burocracia, con leyes y más leyes que generalmente exigen, pero no suman nuevos recursos o apoyos para una implementación ágil que no afecte lo que realmente importa: que los niños aprendan... ". FLORENCIA MINGO Directora ejecutiva BERNARDITA YURASZECK Presidenta ejecutiva Impulso Docente En los últimos años, la educación chilena ha entrado en una crisis prolongada.
Los aprendizajes de los estudiantes están estancados, en especial en lectura y matemáticas, pese a que son la base para otros aprendizajes; hay una alta inasistencia crónica; los casos de violencia escolar escalaron hasta el uso de armas; y los problemas de salud mental se han intensificado tras la pandemia y por el uso excesivo y sin control de las pantallas. La evidencia la tenemos: más de la mitad delos estudiantes de 4 básico nocomprende lo que lee y uno de cada tres adolescentes se siente solo en su escuela. Mientras, los discursos sobre el rol transformador de la educación se multiplican Pero en las aulas, donde ocurre lo real, no vemos tal transformación.
Al menos, no con el nivel de urgencia que se requiere. ¿Qué nos está pasando? Una respuesta que se repite, y ante la cual los tomadores de decisiones parecen hacer oídos sordos, es una: el sistema educativo se está asfixiando en la burocracia, con leyes y más leyes que generalmente exigen, pero no suman nuevos recursos o apoyos para una implementación ágil que no afecte lo que realmente importa: que los niños aprendan. En Chile, el tiempo y energía que los equipos directivos y docentes destinan a labores que no tienen ningún impacto en los aprendizajes llega a niveles absurdos. Directores y docentes nos cuentan que dedican hasta el 60% de su jornada a tareas administrativas.
Los primeros deben subir informes repetidos en múltiples plataformas; los segundos, completar formularios, reportes y planes que se acumulan semana a semana. $ Unadirectora del norte del país nos relató que una sola denuncia por convivencia escolar puede tomar hasta 72 horas hombre (sí, tres días completos), entre indagatorias, informes, firmas y respuestas.
Otro director nos mostró los siete portales distintos donde debía subir el mismo plan de mejoramiento. ¿Cómo se puede promover el aprendizaje si los docentes están atrapados en papeleos y los directivos absorbidos por sistemas que duplican funciones? Después de diez años recorriendo escuelas desde Aricaa Punta Arenas y trabajando con más de 35.000 docentes y directivos, sabemos que el problema no es falta de vocación o compromiso. Lo que faltaes capacidad de acción. Hemos aprendido que los cambios sostenibles no dependen de recetas mágicas, nuevas leyes o más fiscalización. Requienuevas leyes o más fiscalización. Requienuevas leyes o más fiscalización. Requieren alineamiento, foco y apoyo concreto a quienes sostienen el sistema día a día. Requieren manos amigas que se pongan al servicio de quienes están en la primera línea educativa.
Un ejemplo de eso está ocurriendo en la Región de La Araucanía, a través del proyecto Se Puede, que se inspira en un modelo brasileño que convirtió a la comuna con peores resultados en el top ten de aprendizajes del país, poniendo foco en tres cosas: que todos los niños lean a tiempo, que no falten a clases y que los equipos pedagógicos se enfoquen en lo que deben. Eso no requirió de más leyes, sino que se alinearonelalcalde, los directores, docentes, estudiantes y familias a un único objetivo: quelosniños aprendan. El secretono estuvo enla política, sino en la pedagogía. Y en liberar tiempo y energía para hacerla bien. Destrabar la educación chilena requiere algo tan básico como urgente: soltar las amarras de la burocracia. Estamos ad portas de una nueva elección presidencial y la mayoría de los sectores políticos coinciden en que la educación debe ser prioridad. Si eso es cierto, pongamos al centro lo esencial. Porque en cada escuela hay adultos comprometidos, con vocación y esperanza, que solo necesitan el tiempo y las condiciones para ejercer bien su labor. Y hacerla bien. No para cumplir indicadores, sino para formar personas íntegras, con pensamiento crítico y sentido ciudadano. Él país no se juega su futuro en las normativas y los protocolos, sino en cada sala de clases. Permitámosles enseñar.. - - - - -