EDITORIAL: Familias sin agua Los Muermos
EDITORIAL: Familias sin agua Los Muermos La odisea para reponer el ser4cioy la posterior revelación de un pozo insuficiente, exige un debate seuo sobre la mbustez y el mantenimiento de la infraestructura basica. Nueve Nueve días. Ese fue el tiempo que casi 400 familias de Rio Frío y Cañitas, en Los Muermos, padecieron la angustia de no contar con agua potable. Un calvario que desnuda la fragilidad de nuestros sistemas de Agua Potable Rural (APR) y, sobre sobre todo, la imperiosa necesidad de invertir en prevención prevención antes que en lamentos y soluciones parche. La crónica de esta crisis es un rosario de fallas que pudieron, y debieron, anticiparse. Un temporal provoca provoca cortes de energía, un cambio de voltaje quema la bomba. Hasta aquí, un imprevisto.
Pero loque sigue sigue es preocupante: la extracción fallida que hunde una tonelada de equipo al fondo del pozo, el temor a una espera de siete meses, y finalmente, tras instalar una nueva bomba, descubrir que el pozo ¡ no tiene agua suficiente! Es la improvisación convertida en norma.
Mientras las autoridades, desde el municipio hasta el MOP y la Delegación Presidencial, se movilizaban movilizaban con camiones aljibe, kits sanitarios y reuniones reuniones explicativas -acciones valorables en la emergencia-, emergencia-, la pregunta de fondo resuena con fuerza: ¿ dónde ¿ dónde estaban los planes de continncia? ¿ Existían protocolos protocolos para el reemplazo ágil de equipos críticos? ¿ Se realizan mantenimientos preventivos y diagnósticos diagnósticos periódicos que alerten sobre la vulnerabilidad de bombas o la capacidad real de los pozos? La situación situación de Los Muermos no es un caso aislado; es un síntoma síntoma de una debilidad sistémica. Los comités de APR, a menudo con recursos limitados y operando a puro ñeque, necesitan un respaldo técnico y financiero financiero constante que vaya más allá de la asesoría cuando cuando el desastre ya ocurrió. Hablar de “medidas a corto, corto, mediano y largo plazo” suena bien, pero suena tardio cuando la sed ya apremia. Resulta inaceptable que en pleno siglo XXI, el acceso a un bien tan básico como el agua dependa de la suerte o de la capacidad de reacción post-colapso.
La inversión en sistemas de respaldo, protecciones eléctricas adecuadas, estudios estudios hidrogeológicos actualizados y planes de mantenimiento mantenimiento rigurosos no es un gasto, es una inversión en calidad de vida, en salud pública y en dignidad. Dejar que las familias lleguen al extremo de la protesta protesta para visibilizar su desesperación es un fracaso de la anticipación y la lógica. o Editorial Familias sin agua en Los Muermos.