Las memorias urgentes del DOCTOR JORGE JIMENEZ
Las memorias urgentes del DOCTOR JORGE JIMENEZ Es su rincón favorito del departamento. Está decorado con fotografías familiares y de políticos nacionales e internacionales. También hay ahí libros y una caja con sus cartas, columnas de opinión y entrevistas que concedió en las últimas tres décadas. En la pared, un cartel escrito con letras rojas, con tres indicaciones: volumen, articulación exagerada y pausa entre palabras. Es en ese lugar, su escritorio, en el que el doctor Jorge Jiménez de la Jara (81) ha trabajado intensamente en los últimos años. Ha sido ahí donde el exministro de Salud de Patricio Aylwin y exembajador en Italia de Eduardo Frei Ruiz-Tagle ha llevado a cabo su última búsqueda. Una que no tiene nada que ver con la política ni con la salud pública; al menos a priori. Hoy, el doctor, militante democratacristiano y exacadémico de la Pontificia Universidad Católica de Chile, busca publicar sus memorias. "Fue más difícil de lo que esperaba", reconoce Jorge Jiménez, diagnosticado con párkinson en 2015.
Su voz se escucha clara y fuerte, pero solo después de una serie de ejercicios hechos por su fonoaudióloga, la colombiana Nathalia Molina. "Yo tenía muchos papeles con anotaciones, antiguas ideas, antiguas historias, y ponerlas en un libro solo era muy difícil", añade. No hay consenso, en su familia, sobre cuándo nació el proyecto. Su esposa, la socióloga Margarita Gili, dice que Jorge siempre tuvo ganas de escribir sus memorias.
A ella no le gustaba la idea, tampoco quería involucrarse: "Yo les dije a mis hijos (Rodrigo, Trinidad y Rosario), `¿qué se cree esta gente que se va a morir y tiene que dejar testimonio?'", comenta, entre risas. Desde Estados Unidos, donde vive con su marido y sus hijos, Trinidad afirma que en un principio la idea no la sorprendió: "Es algo bien familiar.
Su hermana (Mónica Jiménez, exministra de Educación de Michelle Bachelet) también quiso publicar un libro antes de morir". Ya Rosario, quien reside en Argentina con su familia, tiene en su mente el momento en el que el proyecto agarró vuelo. "Sabíamos que él tenía algunos apuntes y cosas escritas, pero mi hermana vino de Estados Unidos en 2022, apenas llegó del aeropuerto, mi papá casi que no la saludó y le pasó toda la carpeta con el material que tenía", recuerda vía telefónica. Fue recién ahí que todos entendieron que el libro era urgente. Que el doctor Jiménez realmente lo quería hacer. Lo dijo públicamente por primera vez en una entrevista con "Sábado", publicada en diciembre de 2022. Desde entonces, han pasado más de dos años, y un avance progresivo del párkinson. "Este es su apego a la vida. Cuando no podía hablar y no tenía nada, tú le empezabas a hablar de alguna cosa del libro y altiro estaba bien", comenta Margarita. A nadie de su familia le gusta que lo miren con condescendencia. Si no fuera por el diagnóstico, dicen, ninguna persona lo trataría de forma distinta. Por su departamento en Las Condes siempre hay visitas. Familiares, excolegas, médicos que quieren escuchar sus ideas, sus historias, su visión de Chile y de la salud. También el equipo de la Fundación Foro Nacional del Cáncer, creada por el doctor Jiménez hace más de una década y que fue clave para la promulgación de la ley del cáncer en 2020. Desde ahí, opina sobre los encuentros y seminarios, se contacta con laboratorios, firma convenios y da su veredicto para algunos pagos. Todo eso hay que equilibrarlo con sus tareas de fonoaudiología y de kinesiología. Y con su rutina diaria. Para levantarse, ir al baño y ducharse, debe contar con el apoyo de una cuidadora. También para salir a pasear junto a Margarita y a Rodrigo, que lo llevan a dar vueltas a barrios que no conoce y a tomarse un café helado, su placer culpable durante el verano. Pero su mente está intacta. "Leo el diario todos los días, en el desayuno, y después veo las noticias en el computador. También leo varios libros, en muchos me inspiré para escribir el mío", comenta Jorge.
Autor de Angelitos salvados y El cólera en Chile, dos escritos fundamentalmente médicos, el doctor dice que se inspiró en Volar en círculos, de John le Carré, para escribir sus memorias, las que tituló "Mi chip de memorias: veterano de cinco pandemias". En su vida, el doctor lidió con el AH2N2 (1957), la influenza asiática (1972), el cólera al cual tuvo que combatir como ministro de salud en 1991, la influenza AH1N1 (2009) y el coronavirus (2020). Desde la introducción, Jorge reconoce que, aunque quería escribir el libro solo, esto no fue posible. Se involucraron en el proceso sus hijos, sus hermanas, sobrinas, amigos y periodistas. También Margarita y excolegas.
Hablan en el libro, por ejemplo, el director del Instituto de Políticas del Cáncer del King 's College de Londres Richard Sullivan, y los exministros de Salud Enrique Paris y Jaime Mañalich. "Desde que el presidente Piñera me pidió que fuera ministro, hablé con Jorge y le pedí de alguna manera que fuera mi tutor, que me acompañara en el proceso de ser ministro. Hablábamos frecuentemente (... ) Él fue para mí no solo un modelo, sino que concretamente fue de gran ayuda. Con razón de la llegada de la pandemia del covid-19, me volqué a estudiar con mucho detalle lo que él había liderado durante la epidemia de cólera", dice Mañalich en el libro.
Pese a las historias médicas, Jorge Jiménez aclara: "Es mi texto más personal hasta ahora". En el libro hay dolores, como cuando tuvo que lidiar con la muerte de su hijo recién nacido, Francisco José, a quien recién pudo ponerle una lápida en el cementerio en 2023. O cuando asistió a la ceremonia de promulgación de la Ley de Cáncer poco después de la muerte de su hermana Mónica.
O cuando tuvo que renunciar al Ministerio de Salud debido al paro de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats) y le dijo a Patricio Aylwin, quien entonces era presidente: "A usted, don Patricio, lo veo como mi padre político y tengo que facilitarle las cosas". En el libro también hay sorpresas: ahí cuenta cómo su familia perdió todos sus bienes cuando él era niño; cómo presenció el estallido social de 1957 desde la Escuela Militar, donde era cadete; cómo ayudó a los detenidos en dictadura; cómo su casa fue una "sede clandestina" de las reuniones de la Democracia Cristiana durante el régimen de Pinochet; cómo fue encontrar la obra "Quebrada de Chivilingo", del pintor inglés Thomas Somerscales, y robada de la casa de Allende en el golpe, en la sede del Ministerio de Salud.
Y, claro, muchas anécdotas, porque el doctor Jiménez es famoso, entre quienes lo han conocido, por su humor, su capacidad de no tomar todo tan en serio. "Don't worry, be happy", dice él, a menudo, a sus seres queridos.
Entre las anécdotas que más le causan risa, está la vez que escuchó el único garabato en la boca de Aylwin: "¡ miéchica!". También las conversaciones privadas que tuvo con Pinochet, quien a menudo hablaba con cariño de Óscar Jiménez, su padre, quien fue ministro de Salud y embajador de Salvador Allende. En sus memorias, Jorge también cuenta cómo muchos acontecimientos de su vida profesional interferían en su vida privada. Un ejemplo fue la campaña de prevención del VIH en Chile, que incluyó a figuras públicas como Carolina Arregui, Coco Legrand, Carlos Caszely y Julio Videla. "Se armó el caos.
El cardenal Angellini y el padre Baldo Santis aparecieron en mi oficina en el ministerio sin decirme absolutamente nada, ni anunciarse, y me propusieron que debía promover, más bien, el `no uso de preservativos', algo a lo que la Iglesia Católica se oponía vehementemente en esa época. Y, aunque yo mantuve silencio, ellos insistían, hablando muy fuerte en italiano, que quienes promovieran el uso del condón serían unos vigliacchi.
Es decir, unos bellacos", escribe Jiménez en el libro, añadiendo que debido a esa misma campaña recibió críticas los domingos, cuando acudía a la iglesia del Colegio de los Sagrados Corazones. "Algunos feligreses decían que yo debía ser excomulgado", comenta. "Todos nosotros aprendimos algo nuevo de mi papá con su libro", dice Rosario. En su caso, le sorprendió el diario que Jorge hizo de su viaje a Europa cuando era adolescente, en pleno régimen de Franco. En esa época, el doctor y sus hermanos difundieron el folclor chileno en distintas competencias a lo largo de España.
Para Margarita, lo principal fue ver la faceta más íntima de su marido, con quien lleva casada desde 1968. "Él siempre ha sido tan discreto en su vida personal que fue una sorpresa que se abriera con este libro", comenta. El resultado es un manuscrito de casi 200 páginas y que quieren publicar a toda costa este año. Jorge siente que está contra el tiempo, por el avance del párkinson, y por su edad. Por lo mismo, para esa misión cuenta con el apoyo de amigos y excolegas; periodistas con los que ha trabajado, como Pamela Morales, y del Colegio Médico. Solo les falta una editorial. --Toda su familia dice que es clave publicar su libro mientras usted lo pueda gozar. --Sí, yo también quiero eso.
Espero opiniones, alabanzas no, pero sí opiniones honradas... Opiniones favorables (se ríe). Estoy haciendo un esfuerzo grande con el libro, he reConsciente de que corre contra el tiempo, el doctor y exministro de Salud, Jorge Jiménez de la Jara, ha estado escribiendo sus memorias, un testimonio de vida con muchas anécdotas médicas, políticas y personales, y que espera publicar cuanto antes.
Con 81 años y desde hace diez conviviendo con un párkinson, afirma: "Me gusta la vida, pero me canso ahora último". POR AMANDA MARTON RAMACIOTTI FOTO CARLA PINILLA Las memorias urgentes del DOCTOR JORGE JIMÉNEZ El doctor se considera un veterano de cinco pandemias: lidió con el AH2N2 (1957), la influenza asiática (1972), el cólera al que tuvo que combatir como ministro de Salud en 1991, la influenza AH1N1 (2009) y el coronavirus (2020). "Yo pienso mucho, me acuerdo de todo, y mi cuerpo no funciona tan rápido como mi mente. Leer, caminar, cuesta. Pero para no estar pendiente de lo que pasa a mi alrededor, tendría que reinventarme".. Las memorias urgentes del DOCTOR JORGE JIMENEZ copilado mis papeles. Por eso al principio dije que lo que tenía que hacer era solo poner una foto y una lectura abajo.
Hoy día la gente no lee mucho. -Pe r o u s t e d m i s m o h a i d o cambiando el proyecto original. ¿Quiere dejar un legado para el país? --Decir que sería un legado para el país sería muy petulante, pero sí para mi generación, mis compañeros, los médicos, los profesionales y los trabajadores de la salud. Hay vida, hay un relato que corresponde a una person a q u e y a h a v i v i d o m á s d e ochenta años. Me gusta la vida, pero me canso ahora último. Yo soy interactivo con mucha gente. La lista de mis conocidos sería una lista muy grande, así que espero que ellos sepan mi historia. No sé cuál sería la percepción del público.
Está fundamentalmente dirigido a mi generación, de los 60 y 70, los que vivieron bajo la dictadura y los últimos 40 años de Chile. --¿ Cómo fue revisitar su historia y la del país en el proceso? --Me di cuenta de que hay muchas historias que se fueron acumulando en mi vida, en el sentido de percibir las nuevas ideas y las viejas, las tendencias; por ejemplo, ahora yo no puedo escaparme de lo que está pasando en EE.UU. con el idiota de Trump. A medida que transcurrían los años, yo me di cuenta que había que terminarlo, terminarlo rápido y corregirlo. No quiero que sea una publicación post mortem. --¿ Se amigaron con el párkinson en ese proceso? --Sí. El problema del párkinson es que dura mucho tiempo... a veces me pregunto si estaría bien que sufriera tres meses, seis meses, un año, pero no. Jorge dice que los primeros síntomas del párkinson una enfermedad que también padeció su padre los empezó a sentir en 2010. Y que el problema no es necesariamente el diagnóstico, sino cómo funciona su mente: "Yo pienso mucho, me acuerdo de todo, y mi cuerpo no funciona tan rápido como mi mente. Leer, caminar, cuesta. Pero para no estar pendiente de lo que pasa a mi alrededor, tendría que reinventarme". Se detiene un minuto para seguir contestando. Toma agua, alza los brazos y hace un ejercicio de voz a pedido de su fonoaudióloga. Cuando se siente bien, cierra los ojos, como asintiendo. Y retoma la conversación. --Mi mente funciona bien y por eso mucha gente me busca. Me buscan, pero no tanto como antes... --¿ Cómo se siente con eso? --Creo que está bien. Hay mucha gente que está cumpliendo 100 años en Chile, hay personas atractivas, pero tiene que haber un recambio generacional. Ojalá con la gente de sesenta o menos, un recambio mayor. --Pero eso no quiere decir que no podamos escuchar la voz de los mayores... --(Se ríe) Sí. En estos momentos, yo estoy preocupado, por ejemplo.
Vi que están discutiendo una estupidez, de construir el Instituto Nacional del Cáncer al lado del cementerio. ¡Esa es la peor decisión! ¡Hay que sacarlo lejos! Si no, es una mala señal para todos. --¿ Por el mensaje que se puede transmitir? --Tú tienes que decir que el cáncer no es sinónimo de muerte cuando hay un diagnóstico oportuno. Eso es lo que hay que hacer. Creo que podría ser incluso en una zona fuera de Santiago, alejarse, hay varias carreteras, hay acceso rápido... Alejarse del cementerio significa que tú estás alejando el pensamiento.
Si yo te digo "tienes cáncer", no es "ay, me voy a morir". No es cierto. --¿ Usted cree que cuando ponen un hospital al lado de un cementerio es sinónimo de tener poca confianza en que el paciente se va a sanar? --Finalmente, da esa impresión. El doctor Jiménez dice ser un hombre que tiene esperanza.
Y que la esperanza es "creer que uno puede vivir bien, con buena salud, buena educación, todos lo dicen en la televisión, todos los políticos de izquierda y de derecha: `buena salud, buena educación, buen ingreso, buena alimentación'. ¡Lo he visto en los últimos 80 años! Y para la buena salud a nivel mental, tienes que alejarte de la muerte en términos concretos, y eso significa alejar los hospitales de los cementerios". --Ya que menciona la salud, ¿cómo ve esa materia hoy en Chile? --Por un lado, creo que para formar médicos que entiendan la realidad social, tienes que llevarlos fuera del hospital, porque muchos hacen la medicina cara y poco eficiente, necesaria, pero poco eficaz. Por otro, veo que gracias a la salud pública Chile salió fortalecido de la pandemia. Las pandemias, pese a lo devastadoras que pueden llegar a sentirse, también son oportunidades para mejorar los sistemas de salud.
Las vacunas, por ejemplo, es lo que más ha salvado vidas en el mundo en los últimos 100 años, incluso con su mala reacción social... Jorge aprovecha de comentar que siempre tuvo buena salud, "salvo esta cosa", como se refiere muchas veces al párkinson. Aunque dice ser "un paciente privilegiado", sabe que algunos de sus sueños no pudieron cumplirse por este diagnóstico. Como viajar más con su esposa e ir a ver y abrazar a sus nietos en Estados Unidos y Argentina.
O poder ser un médico jubilado en un área rural, como Curacaví, donde tiene una casa donde suele pasar los veranos. --Aun así, el párkinson no le impidió escribir sus memorias. --No, ahora solo me falta encontrar a alguien que lo publique.
Dice que en el cierre de su libro tiene puesta la letra del tango "Adiós, muchachos", independiente de que sienta que vivirá varios años más. --¿ Qué queda por hacer, entonces, después de este libro? --Me hubiese gustado apoyar más la salud mental de Chile, pero es difícil... Ahora me gustaría juntar fotografías, escribir sobre mis abuelos. Seguir escribiendo, reconstruyendo la historia mía. --Tiene varios planes aún. Jorge espera un momento para contestar. Mira a su alrededor, a su fonoaudióloga, a mí.
Esboza una sonrisa y concluye: "Desgraciadamente". "Vi que están discutiendo una estupidez, de construir el Instituto Nacional del Cáncer al lado del cementerio. ¡Esa es la peor decisión! ¡Hay que sacarlo lejos! Si no, es una mala señal para todos". "Él fue para mí no solo un modelo, sino que concretamente fue de gran ayuda.
Con razón de la llegada de la pandemia del covid-19, me volqué a estudiar con mucho detalle lo que él había liderado durante la epidemia de cólera", dice Jaime Mañalich sobre Jaime Jiménez, en su libro de memorias. En la foto, ambos acompañados de Helia Molina y Guido Girardi.
M A C AREN A PÉREZ Entre las anécdotas del libro que más le causan risa, está la vez que escuchó el único garabato en la boca de Aylwin: "¡ miéchica!". En la foto, en sus tiempos de ministro de Salud junto a Patricio Aylwin y Julio Montt Momberg, quien lo sucedió en el cargo. EL M ER CURIO. AR CHIV O D OCUM ENT A C IÓ N.