EDITORIAL: Violencia en Colombia
EDITORIAL: Violencia en Colombia El atentado contra el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay hace revivir los peores episodios de violencia política durante épocas electorales en Colombia.
En un clima de crispación y fuerte polarización, el ataque en contra del senador del Centro Democrático (derecha) es una mala señal para el devenir del proceso electoral que debe culminar en mayo de 2026 y en el que el Presidente Gustavo Petro ya está en campaña, porque "el progresismo necesita cuatro años más". Las últimas semanas han sido de gran tensión en la política colombiana, y Uribe Turbay (correligionario del expresidente Álvaro Uribe, pero sin vínculos fam i l i a r e s ) f u e protagonista de polémicos debates con el mandatario por la intención de este de convocar por decreto a una consulta popular sobre el devenir de una reforma laboral, consulta que fue rechazada por el Senado. En uno de sus últimos mensajes en redes sociales, el senador advirtió a los ministros que serían denunciados por prevaricato si apoyaban el decreto. Ayer lunes, a instancias de Petro ("ministro que no firma de inmediato el decreto, se va"), el gabinete firmó el texto que pretende publicar el miércoles. Esta decisión presidencial sube una temperatura política ya bastante alta con las controversias previas y con la conmoción provocada por el atentado, que recordó los asesinatos de tres candidatos presidenciales entre 1989 y 1990.
Hay temor en Colombia a que se repita la violencia histórica de los años cincuenta, y la desatada por el narcotráfico en la década del noventa, que tuvo entre sus víctimas a la madre de Uribe, la periodista Diana Turbay, hija del expresidente Julio César Turbay, en 1993. Pero, también, a que el lenguaje violento que se usa en las redes sociales contribuya a la violencia ambiental. Desde distintos sectores se hacen llamados a moderar la "retórica incendiaria", especialmente la del Presidente. Ejemplos de sus mensajes en X circulan como muestras de su supuesta agresividad.
Después de las críticas a su discurso de condena al atentado, Petro escribió: "Es de asquerosos, truhanes, ratas de alcantarillas hacer uso político" del ataque, pero sin reconocer que él estaba haciendo lo mismo al intentar utilizar la d r a m á t i c a c o yuntura en ben e f i c i o d e s u agenda.
Es resp o n s a b i l i d a d tanto del gobiern o, e s p e c i a l mente del Presidente, y también de la oposición, evitar la degradación del debate político, moderando la confrontación, los insultos y las acusaciones infundadas, pues eso hace un daño irreparable a la frágil democracia.
Para aquietar la situación, urge que se esclarezcan las motivaciones y los responsables intelectuales del alevoso atentado al senador Uribe, para lo cual la Fiscalía ha dicho que se están haciendo todos los esfuerzos, con más de cien investigadores y policías dedicados al caso.
El joven sicario que disparó a corta distancia ya confesó que había sido contratado por un tercero, una práctica común en Colombia, usada profusamente por el Cartel de Medellín en los tiempos de Pablo Escobar y enraizada en la cultura delictiva. Frente a ello, y en el inicio del ciclo electoral, es de extrema necesidad reforzar la seguridad de los candidatos y líderes políticos ante el peligro evidente de que recrudezca la violencia. Es deber de todos sus actores políticos evitar repetir la historia. Violencia en Colombia.