3 miradas sobre el liberalismo
3 miradas sobre el liberalismo i mirui*s lib ór1s o 1 4. 3 miradas sobre el liberalismo En un mundo contemporáneo sacudido por nuevas formas de polarización política, crisis de representación y aceleradas transformaciones culturales, el liberalismo en América Latina se entrenta hoy a desafíos renovados y profundos.
SEBASTIÁN ALVAREZ I)EPARTAMENT() I)E hISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES Promotor Promotor de las libertades individuales y del respeto por derechos fundamentales como la propiedad privada y la igualdad ante la ley, el liberalismo ha sido, históricamente, un campo campo de disputa.
En su evolución e implementación ta a lo largo del tiempo, ha albergado tradiciones diversas y, en ocasiones, contradictorias en los planos económico, social e institucional, no siempre logrando articular de forma coherente, integrada y fiel a sus principios. En América Latina, la historia del liberalismo es particularmente particularmente compleja y conflictiva.
Desde los tiempos de la independencia, pasando por los debates constitucionales fundacionales y sus sucesivas reformas, la región transita una tensión persistente: la imposibilidad práctica de conciliar conciliar de manera estable y armónica las dimensiones económica, económica, social e institucional del liberalismo dentro de un mismo proyecto político consistente, legítimo y duradero. Los primeros modelos republicanos del siglo XIX promovieron, en líneas generales, ideas liberales en el plano económico, pero lo hicieron bajo esquemas de democracias democracias restringidas y sistemas sociales marcadamente conservadores.
El sufragio censitario, las exclusiones sistemáticas sistemáticas por motivos étnicos y de género, junto con la débil débil separación entre los poderes civiles y el peso cultural, simbólico e institucional de la Iglesia limitaron profundamente profundamente el alcance y la aplicación efectiva del ideal liberal en los ámbitos civil, social e institucional.
El movimiento hacia la construcción de democracias más participativas, amplias e inclusivas, así como de órdenes órdenes sociales menos conservadores y más abiertos, estuvo acompañado, en muchos casos, por retrocesos significativos significativos en otras dimensiones del liberalismo.
El populismo y las pretensiones de una democracia sin límites claros ni contrapesos efectivos menoscabaron las libertades de las minorías y de los individuos, siendo muchas veces acompañadas acompañadas por esquemas fuertemente intervencionistas que comprometieron principios básicos del liberalismo en materia materia económica.
A su vez, los momentos de mayor liberalismo económico, económico, centrados en políticas de apertura, desregulación y promoción del mercado, han coincidido en numerosas ocasiones con contextos de autoritarismo, represión de derechos civiles o debilitamiento de los equilibrios institucionales. institucionales.
Esto no sólo ocurrió bajo dictaduras o regímenes de facto, sino también durante gobiernos democráticos que promovieron reformas para concentrar funciones en el Ejecutivo y debilitar la distribución de competencias competencias entre los distintos poderes del Estado, afectando los mecanismos de frenos y contrapesos entre el Ejecutivo, el Legislativo y el Poder Judicial. En un mundo contemporáneo sacudido por nuevas formas de polarización política, crisis de representación y aceleradas transformaciones culturales, el liberalismo en América Latina se enfrenta hoy a desafíos renovados y profundos. Las advertencias sobre tendencias autoritarias o conservadoras en algunas fuerzas políticas conviven con denuncias sobre el intervencionismo creciente y las restricciones restricciones a la libertad económica promovidas por otras. La tensión persistente entre sus distintas dimensiones -económica, -económica, social e institucionalsigue marcando, de forma silenciosa pero decisiva, el rumbo incierto del liberalismo regional.
La manera en que los distintos países de América Latina Latina -y, en paralelo, otras regiones del mundoconsigan procesar y eventualmente resolver estas tensiones internas determinará la posibilidad real de avanzar hacia un liberalismo liberalismo más integral.
Aunque hasta hoy la articulación plena plena entre libertad económica, reconocimiento de derechos sociales e institucionalidad republicana ha parecido una trinidad imposible, ese equilibrio pendiente sigue representando representando un horizonte deseable y una brtijula útil para las democracias de la región.. 3 miradas sobre el liberalismo Dado su origen en nuestro continente por las ideas provenientes de España, el liberalismo como pensamiento siguió aquí su propio camino. Uno que consideró el bienestar del pueblo su sensibilidad tomando distancia del “espíritu de sistema” impuesto desde Europa. MAI{(EL() SOMARRIVA 1)EPARTAMENTO 1)1 hISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES Apropósito Apropósito del liberalismo argentino, puede considerarse lo que alguna vez dijo el célebre historiador Tulio Halperín Donghi, para quien Buenos Aires había nacido liberal.
Ante una afirmación tan absurda como esta, que supone al liberalismo como una condición genética, parece necesario enfaf izar que éste es una opción política y que, siguiendo con esta retórica, retórica, se trata de algo que se hace y no con lo que se nace. Resulta Resulta pertinente reconstruir una genealogía del pensamiento liberal, no sólo en la liberal Buenos Aires, sino que en todo el sur de América haciendo una especie de arqueología conceptual. conceptual.
Este ejercicio sugiere que los orígenes del liberalismo en la región tuvieron una evolución particulai que comparte su genealogía con las ideas políticas provenientes de España, pero que siguió luego un camino propio y fue una verdadera innovación.
La génesis del liberalismo es muy larga, y, como observa Helena Rosenblatt, su primera acepción proviene de la expresión latina “liberalitas” que en el mundo romano designaba designaba una actitud moral y generosa que se considerara como indispensable para la cohesión y buen funcionamiento de la sociedad. Esta actitud se oponía al egoísmo que se asimilaba con una actitud propia de un esdavo, que, daro, no tenía la culpa de estar privado de libertad.
La expresión liberal se equiparaba equiparaba entonces con una magnanimidad patricia y este discurso discurso se mantuvo con pocas modificaciones a lo largo de los siglos hasta que la Ilustración democratizó este ideal y se empezó a designar como liberales a sentimientos, ideas y maneras de pensar que contribuían con el mejoramiento de la sociedad entera y no eran propios de la nobleza o debidas a la gentileza de un monarca.
En términos generales, puede decirse que esta acepción antigua tenía un sentido moral -vinculado con la generosidad yel bien comúny antecedió a lo que se entiende como liberal en el sentido pohtico, que surgió más tarde a consecuencias de la Revolución francesa en medio de las guerras napoleónicas. En el mundo hispano la expresión liberal en un sentido que podría llamarse moderno, surge hacia 1808 con el arresto de Femando VII por Napoleón.
Sin embargo, como observa observa Juan Francisco Fuentes en su biografia del controvertido José Marchena, éste habría sido uno de los primeros en aludir a las “ideas liberales” en su traducción del Contrato Social de Rousseau de 1799.
Más tarde la expresión liberal se usó en su sentido moderno en el contexto de las Cortes de Cádiz instaladas instaladas en 1810 y en particular en la asamblea constituyente de la cual surgió la Constitución Española de 1812.
Por esa misma época y a consecuencia del mismo vacío de poder ocasionado por la ocupación napoleónica de España, en América del Sur se comenzó a hablar de lo que se llamó un “sistema liberal” o un “sistema de la libertad de América”, tal como puede leerse en La Aurora de Chile y en el primer ensayo constitucional chileno, los dos de 1812.
En el caso de nuestro continente la primera enunciación que he encontrado de este “sistema liberal” está en los documentos documentos surgidos a partir del levantamiento revolucionario de La Plata o Chuquisaca de fines de mayo del año 1809 que podría podría atribuirse a la mano de los jóvenes Bernardo Monteagudo o Jaime Zudañes, dos estudiantes de derecho de la Universidad Mayor San Francisco Xavier.
En un documento de la Junta Tuitiva de los intereses del rey y del Pueblo, que se organizó para resguardar los derechos de Fernando VII y salvaguardar la voluntad popular, se dictó una proclama donde se aludió a la necesidad de establecer un sistema de gobierno americano conforme a los propios intereses del pueblo y que estableciera el estandarte de la libertad en América. Desde entonces y desde La Plata esta idea se propagó por otras ciudades del sur de este continente, como Santiago y Buenos Aires.
Para entender qué quiere decir esta fórmula de un “sistema “sistema de la libertad de América” u otras ideas afines es necesario entender el sentido que se le daba al concepto de sistema en el léxico ilustrado, que no debiera confttndirse con la acepción actual. Entonces este concepto aludía a lo que se conocía como el espíritu de sistema o a la reacción que existía en su contra.
Autores como Peter Hanns Reill en su obra sobre el vitalismo ilustrado plantean que al interior de la Ilustración se dio una fisura entre quienes denunciaban al mecanicismo cartesiano como un “sistema”, porque imponía una estructura rígida en exceso formal sobre el mundo natural que se presentaba como algo inerte y carente de sentido o visión de finalidad.
Jessica Riskin, por su parte, observa que entonces en la filosofia natural natural se dio un debate entre la actitud que denomina el empirismo empirismo sentimental y quienes postulaban sistemas mecanicistas, que se traspasó luego al ámbito político económico, como ocurrió con Denis Diderot, para quien la sensibilidad no sólo era la base del conocimiento de la naturaleza sino también del compromiso cívico. El calificativo “espíritu de sistema” se convirtió en un epíteto epíteto recurrente entre los filósofos naturales ylos pioneros de la economía política como Adam Smith.
Riskin observa que esta denuncia fue parte fundamental del nuevo lenguaje de la sensibilidad sensibilidad que se oponía a fórmulas emanadas de racionalizacioP58-61.3 miradas sobre el liberalismo nes abstractas o matemáticas y señala que hubo una querella de sistemas en la cual distintos autores se acusaban de manera recíproca, recíproca, en función de cuál visión se ajustaba más a la realidad.
En América del Sur esta denuncia del espíritu sistemático se encuentra en los primeros números del “Mercurio Peruano”, publicado a partir de enero de 1 79L En el artículo Idea gen eral del Perú se propuso que el principal objeto de esta publicación era “hacer más conocido el país que habitamos”, una tierra de la cual se habían “publicado tantos paralogismos”, es decir decir informaciones &lsas, que su imagen había sido deformada.
La información que se tenía en Europa sobre el Perú, según este texto, provenía de algunos pocos testimonios directos que se habían “combinado” con otros materiales produciendo la mayoría de las obras disponibles en París y Londres sobre d virreinato y que se atribuyeron a lo que se llamó el “espfritu de sistema” a sus “preocupaciones nacionales, la ignorancia a ces, y el capricho” trazando la imagen de “un país enteramente enteramente distinto del que nos demuestra el conocimiento práctico”. Algo similar se sostuvo en el primer número de las Primicias de ¿ 1 cultura de Quito publicado poco después por Francisco Javier Santa Cruz y Espejo. La naturaleza americana, se decía, era más rica y diversa de lo que planteaban estos esquemas dogmáticos impuestos desde la distancia.
Hacia 1808 se planteó que frente al sistema artificial y dogmático dogmático de la dominación española que ignoraba la realidad americana y no tomaba en cuenta el bienestar de su pueblo, se propuso en cambio otro sistema verdadero que sí conocía la naturaleza de sus habitantes, ya que era capaz no sólo de entender entender sino de sentir cuáles eran sus verdaderos intereses. Este fue e1 sistema liberal de los americanos, que supuso una actitud generosa generosa del término en su sentido arcaico, pero resaltando una dimensión patriótica que buscaba alcanzar el bienestar común. Milei: ¿ otro populista lot ¡ noam erica no? La figura de Javier Milei se ha convertido en centro de atención tanto para Latinoamérica como para el mundo entero. Su ascenso político ha marcado un punto de inflexión en la historia política del país, al ser el primer líder libertario en gobernar una nación. POR EZEQUIEL SIECTOR I)EPAWFAMENTO 1W FIIOM)FIA El El estilo disruptivo y las propuestas económicas del mandatario argentino han logrado capturar la atención de líderes y analistas políticos a nivel global. En el contexto latinoamericano, por su parte, la presidencia de Javier Milei ha abierto un panorama incierto, con posibles implicancias en la política regional y la integración económica.
Aunque muchos analistas lo colocan en la categoría de anti-establishment, junto a figuras como Donald Trump y Jair Bolsonaro, este enfoque simplista no logra capturar las particularidades del fenómeno Milei ni explicar por qué sigue siendo apoyado por una parte significativa de la población tras medidas de austeridad extremas. En términos términos simples, lo anti-establishment puede explicar por qué ganó, pero no por qué sigue conservando apoyo popular tras un ajuste sin precedentes en la historia argentina.
Es cierto que Milei comparte algunas características con otros líderes populistas de derecha, como Donald Trump, Jair Bolsonaro o Nayib Bukele: su estilo confrontacional, su rechazo rechazo al protocolo pohtico tradicional y su discurso contra el socialismo y el globalismo. Sin embargo, reducir el fenómeno al carácter de anti-establishment ignora aspectos fundamentales. fundamentales. Milei no es simplemente un pragmático que ajusta su discurso según las circunstancias; es un ideólogo comprometido comprometido con un proyecto filosófico libertario. Su propuesta política política no se basa en concesiones ni en adaptaciones tácticas, sino en principios económicos y éticos que buscan transformar profundamente la estructura del Estado argentino. La clave para entender el respaldo popular a Milei radica radica en un cambio significativo en la percepción cultural y económica. Durante décadas, “liberalismo” económico fue considerado una “mala palabra” en el país, asociado con crisis sociales y económicas. Sin embargo, en los últimos años, fundaciones libertarias, intelectuales e influencers en Argentina han impulsado una narrativa que destaca los beneficios de la austeridad fiscal y la reducción del gasto público. Este cambio cultural ha resonado especialmente entre los jóvenes, quienes han adoptado valores como la responsabilidad responsabilidad económica y la libertad individual. Milei ha capitalizado este ethos emergente al presentar sus políticas como una solución radical pero necesaria para los problemas problemas crónicos de Argentina: inflación descontrolada, déficit fiscal y corrupción estatal. Ciertamente, a pesar de su respaldo popular, Milei enfrenta enfrenta desafíos significativos. Su agenda reformista ha provocado provocado protestas violentas lideradas por sindicatos y otros grupos organizados. Esto recuerda patrones históricos en Argentina, donde gobiernos no peronistas han sido objeto objeto de intentos de desestabilización. Lo que parece claro, en todo caso, es que Milei no es simplemente otro outsider populista; populista; es un ideólogo que ha catalizado un cambio cultural en buena parte de la población. Su éxito desafia las explicaciones explicaciones tradicionales sobre política anti-establishment y abre nuevas preguntas sobre cómo los valores económicos pueden pueden reconfigurar el panorama político en América Latina..