Columnas de Opinión: “¿Tenemos que innovar en Chile?”
Columnas de Opinión: “¿ Tenemos que innovar en Chile?” Columna Omar Bascuñán Cabezas, vicepresidente gremial dela Cámara Chilena dela Construcción (OCHC) Regional Osomo ainnovación es el motor que permitirá aChile avanzar con empleos de alta calidad y aportar al desarrollo local. Sinembargo, las oportunidades estánal alcance dela mano. La minería inteligente-con sensores y análisis que predicen fallas-puedereducir costos y disminuir emisiones contaminantes. Enel campo, la agricultura de precisión permitiría aumentar los rendimientos por hectárea y el despliegue de redes de quinta generación de la adopción delas fábricas conecbandaancha fija y móvil facilitaría tadas dela llamada industria 4.0.
Para aprovechar estos avances, hacemos tres propuestas: Simplificar y acelerar los concursos de la Agencia Nacional de Invest gación y Desarrollo, y de la Corporación de Fomento de la Producción, reduciendo los plazos de evaluación a menos de dos meses. La segunda es ampliar los incentivos tributarios para gastos en investigación y desarrollo, elevando el crédito fiscal al 35% delo invertido. Y por último, crear espaciosregionales de colaboración público-privada, que reúnan laboratorios, parques de innovación y redes de emprendedores.
Silogramos unir esfuerzos entre académicos, empresas y gobierno, podremos elevar la inversión en innovaciónal 1% de nuestro PIB enlos próximos cinco años, generar más empleos especia: lizados y consolidar a Chile como un polo de desarrollo tecnológi'co en América Latina. Tenemos que innovar en Chile y el momento de actuar esahora y no mañana. fuerza hacia un futuro próspero.
Hoy destinamosmenos del 0,5% de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) a la investigación y el desarrollo, muy por debajo del promedio delos países dela Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Para cambiar estarealidad, debemos transformar el talento ylacreatividad de nuestros universitarios, emprendedores y pequeños empresarios, en soluciones concretas. En primer lugar, es vital mejorar la colaboración entre las universidades, el mundo empresarial y el Estado. Aunque contamos con centros de investigación destacados en minería, agricultura y energíasrenovables, muchas desus ideas nuncallegan al mercado. Sólo un pequeño porcentaje de los proyectos académicos logra convertirse en prototipos útiles en la industria, debido a procesos largos y a veces confusos a la hora de solicitar fondos de innovación regional. Porotra parte, elaccesoa financiamiento temprano sigue siendolimitado. Hay muy pocos fondos deinversiónriesgosos disponibles para apoyar a quienes apuestan por empresas tecnológicas, biotecnología forestal o nuevas plataformas de servicios. Esto frenael crecimiento delasstartups (empresa nueva quese basaentecnologías de la información y la comunicación -TICpara crear un modelo de negocioinnovador y escalable), que podrían generar.