"Los pampinos tenemos un sello único, un ADN propio ... Encontrarse con otro pedrino es sentirse con un hermano"
"Los pampinos tenemos un sello único, un ADN propio. .. Encontrarse con otro pedrino es sentirse con un hermano" le viene put perti acióen plena calle InN'aspendenda, bajo el tal. Mi padre, emocionado, me puso como segundo nombre Aurora.
Mi infancia la pasé en la calle Maria Elena N'71 y más tarde nos cambiamos a Angamos N'TIL 'Pedro' fue muchas cosas para mi: significo tener una infancia feliz, rodeada del cariño inmenso de mis padres, vivir juegos llenos de imaginación, ver amaneceres y noches estrelladas únicas. Fue ver el esfuerzo diario de mi podre por llevarel pana casay de mi madre por criarnos conamor. Fuecrecer con dignidad, aunque sin grandes lujos. ador cielo estrellado del desierto. Patricia Aurora Ormeño Olivares lleva 68 años atesorando sus recuerdos de la oficina salitrera Pedro de Valdivia.
Hija de una familia numerosa y criada entre calles polvorientas, juegos imaginarios y el esfuerzo inquebrantable de sus padres, Patricia Ormeño no solo creció en la pampa: vivió alli de manera continua durante 22 años y, luego, duranteocho veranos más, regresó como visitante con su familia, pasando dos meses al año en su terruño amado. Volvió después como profesora, formó generaciones de alumnos, lider de causas sociales y guardiana de una memoria que hoy resiste al olvido.
Suhistoria es la de miles de pampinos, pero también es única: una vida forjada en medio del desierto más árido del mundo, con los valores del compañerismo, vocación, dignidad y el amor por su tierra. ¿Dónde vivió especificamente y que significo para usted? -Vivi en Pedro de Valdivia desde que naci.
Soy pampina, naci un 18 de enero de 1957 de madrugada en plena calle Independencia, porque mi madre no alcanzó a llegar al hospi¿ Qué experiencias marcaron su paso por la pampa? Mi paso por la pampa fue tan profundo que incluso regresé como profesora, ya con esposoe hijos. Fueron 24 años en Pedro de Valdivia, ejerciendo mi profesión con vocación y entrega. Fundé la Academia de Teatro Arlequin, donde con mis estudiantes y colaboradores montamos obras como 'El Flautista de Hamelin', "Pinocho', 'La Isla del Tesoro', entre otras. Junto a mi esposo, trabajamos activamente en la campaña del No, un momento clave para nuestra historia democrática. Todo eso me marco: educar, luchar, crear, volver con mis hijos y ver cómo también se empapaban de esa esencia pampina. ¿Crecer en la pampa forjó su carácter? -Totalmente. La pampa me enseñó a ser fuerte, a luchar contra vientoy marea. Vivir en el desierto más árido del mundo no era fácil, pero todo lo que teníamos -electricidad, agua, viviendase valoraba profundamente. Aprendi la responsabilidad, el respeto por el esfuerzo ajeno y el amor por la tierra que me vio nacer.
Esa fortaleza la transmiti tambien a mis hijos y alumnos. ¿Cuáles son los recuerdos que tiene de esos años? -Recuerdo a mi madre llevándome al médico, los juegos en el patio, las calles Ilenas de infancia, las idas a la pulpería con ella. También los sacrificios familiares, como cuando tuvimos que venirnos a Antofagasta para estudiar, porque ya no podíamos costear pensiones para tantos hermanos. Mi padre quedo en la pampa y viajábamos cada semana para verlo.
Volver en vacaciones era lo mejor: compartir con otros adolescentes, las piscinas, las conversaciones, las fiestas por la tarde. ¿Qué lugares siguen en su memoria? -Recuerdo cada calle de Pedro de Valdivia, las piscinas (obreros, empleados, directivos), el hospital, el teatro, el cine con sus películas de vaqueros, la pulperla y su variedad de productos. También la oficina de tiempo y pago, donde acompañaba a mi madre a cobrar el 'suple', que era el pago del dinero del anticipo que recibian los trabajadores en forma quincenal. Recuerdo los bailes populares, las misas en la iglesia Santísima Trinidad, donde me case y donde dos de mis hijos hicieron su primera comunion. El rioLoa, las salidasconmi familia. ¿Algún pampino fue un ejemplo para usted? Si, mis padres fueron mis grandes ejemplos. Mi padre, Jorge Ormeno Mercado, trabajador incansable que dio su vida por la pampa. Jubilo en 1978 y falleció tres años después. Mi madre, Ana Olivares, mujer esforzada, tesonera y amorosa. De ellos heredé mis valores más profundos. ¿Qué gustaría comentar sobre lo especial de la pampa? Que los pampinos tenemos un sello único, un ADN propio. Que encontrarte con otro pedrino es como encontrar a un hermano. Compartimos olores, paisajes. La pampa era una forma de vida, irrepetible. Vivíamos en comunidad, todos se conocian, se saludaban. Las casas hoy muchas están destruidas, lo que duele. A quienes no vivieron ahi, les digo que fue un mundo aparte. A los que si, un saludo fraternal y un abrazo lleno de memoria. Gracias por compartir esta historia.. Patricia Ormeño Olivares: CURSO 2 B: FINALIZACIÓN AÑO ESCOLAR 1989 EN LA ESCUELA DE PEDRO DE VALDIVIA.