El invierno no perdona
El invierno no perdona Francisca Ortiz Matus Terapeuta Ocupacional CATIM Este invierno, en Concepción, se disponen apenas 200 camas para personas en situación de calle. Sin embargo, se estima que al menos 1.850 personas viven sin techo. Esta desproporción refleja una respuesta mínima frente frente a un problema estructural: el abandono de quienes habitan la calle. Más allá de las cifras, hay realidades profundamente humanas que siguen quedando fuera de toda política pública. Una de ellas es la de quienes viven en la calle junto a sus mascotas. Para muchas personas, los animales no son solo compañía, son familia. Ahora imaginemos lo que significa ese vínculo para alguien que no tiene a nadie más, que ha perdido sus redes, su hogar y su hist()ria. hist()ria. A diario, estas personas deben elegir, ya que los dispositivos no admiten animales, entre un techo o el Único ser que los acompaña incondicionalmente. Como terapeuta ocupacional, sé que esa decisión no es menor. ya que las mascotas brindan afecto, protección, sentido de pertenencia y, muchas veces, una razón para seguir. No pueden seguir siendo ignoradas en los modelos de atención. Mientras tanto, lejos de ofrecer alternativas, algunos espacios han optado porlevantar rejas o poner obstáculos en zonas techadas. La denominada arquitectura hostil no solo impide encontrar abrigo, también refuerza la aporofobia, esa forma de exclusión que castiga la pobreza visible. La calle se vuelve más dura para quienes ya lo han perdido todo. Aun así, siguen ahí. En plazas, esquinas y rincones de la ciudad, improvisan rucos con cartones y nylon. Resisten en silencio.
En la residencia Roberto Paz, un dispositivodel Ministerio Ministerio de Desarrollo Social y Familia ejecutado por Corporación Corporación CATIM que acompaña procesos de rehabilitación y reinserción de personas en situación de calle, hemos aprendido que no basta con ofrecer abrigo. Hay que construir construir sentido: es por eso que realizamos la Ruta Calle, una salida nocturna donde entregamos café y alimentos a personas que hoy viven en la calle. Lo más importante de esta acción es que la realizamos con nuestros propios participantes, personas en proceso de superación que alguna vez enfrentaron esa misma realidad. Al reencontrarse reencontrarse con ella desde otro lugar, resignifican su historia y fortalecen su proceso personal y, al mismo tiempo, motivan a otras a poder cambiar. Nadie elige nacer sin redes, sufrir una adicción, vivir un trastorno de salud mental sin tratamiento, o ser expulsado expulsado del sistema una y otra vez. Detrás de cada persona en situación de calle hay una historia. Una que muchas veces preferimos no ver. La calle no se resuelve solo en invierno. Se necesitan políticas públicas integrales, con enftque comunitario y de derechos. Dormir bajo la lluvia no es una elección, es la consecuencia de una sociedad que aún no mira a todos por igual. El frío es implacable, pero la indiftrencia lo es aún más..