EDITORIAL: Última cuenta y educación
EDITORIAL: Última cuenta y educación E n la Cuenta Pública del domingo hubo puntos altos y bajos. Entre estos últimos estuvo la educación. Al inicio de su discurso, el Presidente habló de cómo la revolución tecnológica, liderada por la inteligencia artificial, la está afectando. Sin embargo, en la parte en que se refirió específicamente a educación, no hubo ninguna referencia a cómo abordar este enorme desafío, que ocupa una parte relevante del debate educativo en el mundo.
Se prefirió, en cambio, resaltar las mejorías en el Simce de cuarto básico, lo que es una buena noticia, pero los pobres resultados en segundo medio, que denotan serios problemas para mejorar nuestros desempeños educativos, no fueron mencionados. Incluso, respecto de dicha prueba, se puso acento en la mejoría de los resultados de servicios locales de educación, olvidando que estos son indistinguibles de los observados en los municipios. No ha sido la transformación institucional, como se quiso sugerir, el detonante de tales avances. Y si se quiere sostener estos en el tiempo y extenderlos a otros niveles, es indispensable identificar sus causas más profundas. Este uso discutible de los datos también ocurre cuando se habla de una mayor representación femenina en carreras STEM.
Los datos del Sistema de Información de la Educación Superior sugieren que, entre 2021 y 2024 (las cifras de 2025 no son públicas), la participación de mujeres en la matrícula de pregrado de tecnología no subió, manteniéndose en 19%, y en ciencias básicas cayó de un 47 a un 43%. La formulación de buenas políticas exige información correcta. También es relevante tener claros los alcances de los cuerpos legislativos. La Ley de Modernización de la Educación Parvularia, más allá de sus bondades, no garantizará un mayor acceso a este nivel educativo, como señaló el discurso. Es más, la cobertura a los tres años ha bajado recientemente en Chile, mientras que en la gran mayoría de los países OCDE está subiendo con persistencia. Se requieren otras iniciativas --por ejemplo, extender la subvención escolar a esta edad-para aumentar el acceso y la cobertura. La mirada sobre la educación superior también fue pobre. Desde 2012 que se está intentando reemplazar el CAE. No prosperó en su momento por el deseo de la entonces oposición --inconveniente, como ha revelado el paso del tiempo-de instalar la gratuidad. Para complementarla se quiere ahora reemplazar el CAE por un esquema que, en algunos aspectos, es similar al de 2012, pero que en otros introduce distorsiones difíciles de justificar. En efecto, la obligación para un grupo importante de profesionales de devolver varias veces el monto que se les aportaría durante sus estudios es evidentemente expropiatoria de su esfuerzo. Al mismo tiempo, la propuesta impide que las universidades puedan cobrar un copago a los estudiantes que reciben ese aporte. Como para muchas instituciones el monto de tal aporte es inferior a su arancel efectivo, habría un desfinanciamiento relevante. La combinación de ambas medidas puede distorsionar severamente el funcionamiento de la educación superior y afectar la autonomía de sus instituciones.
Es curioso que se insista en un camino que aleja la posibilidad de aprobación del proyecto y no se privilegie avanzar en ámbitos donde sí hay acuerdos y que reducirían el peso fiscal que está teniendo el actual esquema de financiamiento. Al mismo tiempo, se propone una modernización integral del sistema de educación superior que parece más bien voluntarista, antes que el producto de una reflexión profunda. En efecto, se le quieren imponer nuevos objetivos a esta educación, pero al mismo tiempo se pretende restarle recursos. Por tanto, emerge una brecha de la que el discurso presidencial no se hizo cargo. Así, es difícil vislumbrar, a partir de la pasada Cuenta, un camino que en los tres niveles educativos --inicial, escolar y superior-logre proyectarse más allá de una gestión que ha exhibido enormes vacíos. Es difícil vislumbrar, a la luz del discurso, un camino que se haga cargo de los reales desafíos del sector y logre proyectarse. Última cuenta y educación.