Vertiginosos primeros días de Trump
Vertiginosos primeros días de Trump L os comienzos de este segundo período de Donald Trump en la Presidencia de Estados Unidos han destacado por su inagotable actividad y por el despliegue de una estrategia negociadora que no duda en recurrir a amenazas en su cometido.
Sus vertiginosas decisiones coinciden con las consignas "América primero y nuevamente grande", avaladas por su mayor experiencia en el cargo y superior poder, al disponer del control del Congreso, a lo que suma la premura impuesta por el límite de cuatro años para concretar sus planes. La profusión de medidas reafirma el propósito de disminuir la intervención del Estado en la economía, educación, salud y aspectos valóricos y ambientales.
Así se explican los despidos de empleados públicos, la congelación de desembolsos para programas que no coinciden con los planes del gobierno, la reducción de reparticiones regulatorias, y el cierre de departamentos encargados de políticas de género, equidad e inclusión.
En lo económico, sobresale el proteccionismo, con aranceles a las importaciones generalizados y también punitivos para empresas de países que graven "injustamente" a compañías norteamericanas, además de la denuncia del acuerdo de la OCDE sobre la tasa mínima impositiva. Y para aumentar la disponibilidad de recursos energéticos y disminuir el precio de los combustibles, ha adoptado medidas que favorecen la producción de gas y petróleo, al tiempo que presiona a la OPEP. Trump ha dado especial prioridad a su política migratoria, con el cierre de la frontera con México, deportaciones masivas y negación de la ciudadanía a los hijos de extranjeros indocumentados que nazcan en Estados Unidos. Su primera ley firmada es la denominada "Laken Riley", que le entrega atribuciones sin precedentes en materias migratorias. Ha sido aprobada por amplia mayoría a raíz del asesinato de una estudiante por un residente ilegal venezolano. En el campo internacional, resalta el uso del formidable poder de Estados Unidos para amenazar, presionar e intentar prontos resultados de sus políticas.
Lo sucedido con las negociaciones sobre el cese el fuego en Gaza, las deportaciones a Colombia, los anuncios de aranceles a países vecinos, las amenazas a Panamá sobre el Canal y a Dinamarca respecto de Groenlandia han sido elocuentes.
Mención aparte merece su menosprecio por el multilateralismo, con los retiros del Acuerdo de París, sobre cambio climático, y de la Organización Mundial de la Salud, y la formalización del condicionamiento del financiamiento de EE.UU. a la OTAN. La prudente y hasta silenciosa reacción europea podría provenir de la coincidencia en el problema migratorio, así como de la idea de dar oportunidad a sus capacidades negociadoras para resolver algunos conflictos internacionales en curso.
En este sentido, sorprende que por ahora el Presidente no haya aumentado las tensiones con China, lo que podría abrir un espacio que permita ir más allá de la relación bilateral, con alcances para resolver la guerra de Ucrania, conflictos con Irán y el Medio Oriente, zonas de influencia y otros focos de inseguridad. Enumerar las medidas adoptadas por Trump en menos de dos semanas sería una larga tarea. Desde ya resaltan los riesgos de desencadenar una guerra comercial y de que su unilateralismo genere contraproducentes resultados para la imagen internacional de Estados Unidos. Y, por cierto, los potenciales daños a países y regiones con escasa capacidad negociadora, como América Latina, la cual, en opinión de especialistas, podría sufrir un empobrecimiento y tender a acercarse hacia China.
De allí que, para contener los eventuales perjuicios de las medidas de Trump, los gobiernos revisen sus estrategias para el relacionamiento con EE.UU., considerando discretas acciones defensivas y de colaboración, así como explorando puentes de acceso a Washington, en un esfuerzo que incluye a la oposición, al sector privado y al castrense, e instituciones de la sociedad civil con posible influencia en el poder norteamericano. La mesa de trabajo que en este contexto ha constituido la Cancillería chilena debiera avanzar en esas líneas. El escenario desafía a los países a revisar sus estrategias, manejarse con discreción y explorar puentes de acceso..