Milei, Modi, Trump: una revolución contra la burocracia está en marcha
Milei, Modi, Trump: una revolución contra la burocracia está en marcha Milei, Modi, Trump: una revolución contra la burocracia está en marcha The Economist: Milei, Modi, Trump: una revolución contra la burocracia está en marcha Con su estilo inimitable, el presidente Donald Trump ha identificado algo que no le gusta y lo ha abordado con una bola de demolición. Privados de la financiación estadounidense por una orden ejecutiva, los programas de ayuda en todo el mundo están al borde del colapso. Si no fuera por la intervención de un juez a última hora el 28 de enero, grandes partes del gobierno federal de Estados Unidos podrían haber sufrido un destino similar. Sin embargo, cuando se trata de otro tipo de recorte (de reglas, en lugar de gasto), Trump es parte de una tendencia global. Desde Buenos Aires y Delhi hasta Bruselas y Londres, los políticos han prometido reducir la burocracia que enreda la economía. Javier Milei ha blandido u n a m o t o s i e r r a contra las regulaciones argentinas. Los asesores de Narendra Modi están enfrentándose discretamente a los burócratas amantes de los formularios triplicados en la India. Rachel Reeves, la canciller británica, planea reformar las normas de planificación y ampliar el aeropuerto londinense de Heathrow. Incluso los comunistas de Vietnam tienen un plan para reducir la burocracia. Si se hace bien, la revolución antiburocracia podría dar paso a una mayor libertad, un crecimiento económico más rápido, menores precios y nuevas tecnologías. Durante años, las reglas excesivas han ahogado la construcción de viviendas, la inversión y la innovación. Pero Trump corre el riesgo de dar mala fama a la desregulación. Su impulso de empezar por demoler funciones esenciales del gobierno antes de restablecer las que le gustan es una fórmula para la miseria humana y el daño económico. La cuestión es cómo hacer que la reforma sea lo suficientemente audaz como para marcar la diferencia, pero lo suficientemente coherente como para tener éxito. La ambición es necesaria debido a la gran cantidad de reglas actuales.
Los estadounidenses dedican un total de 12.000 millones de horas al año a cumplir las normas federales, incluidas las relativas a la comercialización y venta de miel, y a seguir las normas sobre la inflamabilidad de los pijamas de los niños. El código federal tiene 180.000 páginas, frente a las 20.000 de la década de 1960. En los últimos cinco años, el Parlamento Europeo ha promulgado más del doble de leyes que Estados Unidos.
Las empresas deben presentar minuciosas declaraciones de sostenibilidad, rellenando más de mil campos en un formulario online, una tarea que se calcula que cuesta a una empresa típica en Dinamarca 300.000 euros (US$ 310.000 ) al año. En Gran Bretaña, las normas bienintencionadas que protegen a los murciélagos, tritones y hongos raros se combinan para obstruir, retrasar y aumentar el costo de las nuevas infraestructuras. Esta proliferación de burocracia refleja cómo está cambiando el mundo. El auge de internet significa que los países necesitan códigos para proteger a la gente de las estafas online; el calentamiento del planeta exige normas para limitar las emisiones de carbono. A los gobiernos, a petición de los grupos de interés, a menudo les resulta conveniente cargar el costo del cumplimiento sobre otros. Después de que la crisis financiera mundial minara la fe en el capitalismo, confiar en el mercado para fomentar el buen comportamiento ha sonado ingenuo. Los votantes también han pedido más regulación. A medida que han envejecido y se han enriquecido, tienen más que perder y han pedido a los gobiernos que protejan sus patios traseros y sus ahorros. El problema es que, aunque grupos particulares se benefician de cada norma, la sociedad en general soporta sus costos. En gran parte del mundo rico, construir algo se ha convertido en una tarea abrumadora, lo que mantiene altos los precios de las viviendas. Los proyectos de autopistas sufren sobrecostos y demoras mientras se enfrentan a interminables revisiones judiciales. Las propuestas para excavar minas en Estados Unidos, incluso para los metales necesarios para la transición energética, pasan casi una década en un infierno de permisos. La sobrerregulación perjudica sobre todo a las pequeñas empresas, que carecen de departamentos de cumplimiento, lo que disuade a los recién llegados innovadores de establecerse. Mientras tanto, los incumbentes se sienten menos alentados a invertir, porque saben que están protegidos. Y las normas engendran normas, a medida que los reguladores encuentran nuevas cosas que regular. Agobiados por la regulación y el envejecimiento de las poblaciones, el crecimiento económico y la productividad en el mundo rico se han ralentizado hasta casi detenerse. Por eso la desregulación es tan importante. Basta con mirar la historia para ver que puede ser una poción mágica que aviva el espíritu animal.
La Gran Bretaña de Margaret Thatcher, la India a principios de los años 1990 y el sur de Europa en la década de 2020, todos ellos avanzaron a toda velocidad después de que sus líderes emprendieran reformas promercado.
Bajo Milei, Argentina está creciendo de nuevo; la desregulación ha reducido los precios de algunas importaciones en un 35%. Este es un raro momento en el que políticos de todos los sectores han adoptado la misma causa. En la derecha, el exceso de regulación ha provocado una reacción en favor de la libertad económica. En la izquierda, los políticos han comprendido que, con tasas de interés altas y una deuda pública abrumadora, el crecimiento rápido es la única forma de hacer sostenibles los Estados de bienestar. Sin embargo, el camino por delante está sembrado de escollos. El enigma es cómo ser audaz sin ser imprudente. Si Trump y sus asesores persisten en recortar indiscriminadamente el Estado, despidiendo a trabajadores y congelando préstamos y subvenciones federales con la creencia de que esto liberará la economía, están cometiendo un grave error. Las reglas y el gobierno son esenciales en cualquier sociedad. La redistribución hace que Estados Unidos sea más justo y, por lo tanto, más estable. Sin reglas sobre seguridad alimentaria, señalización vial o capital bancario, y sin burócratas que las hagan cumplir, la vida sería más corta y menos segura. En otros lugares, el peligro es la timidez, especialmente en la Europa de crecimiento lento, que necesita urgentemente su propio Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) para reducir la maleza burocrática. Eso requerirá coraje político.
Cada pieza de desregulación aporta pequeños beneficios a muchos, pero impone pérdidas mayores a unos pocos concentrados, por lo que las reformas a menudo se ven obstaculizadas por las empresas establecidas, los sindicatos o los ambientalistas.
No es de extrañar entonces que, según los cálculos del FMI, la mitad de todas las reformas de la electricidad y del mercado laboral para los trabajadores de más edad discutidas en el mundo rico durante los últimos 30 años nunca se implementaron. Cinta adhesiva Un ejemplo a seguir es Argentina. El equipo de Milei asumió el cargo después de pasar 18 meses trabajando en cómo sacar al gobierno de áreas donde no debía. Una vez en el poder, no perdieron tiempo en aplicar golpes audaces para restablecer las expectativas sobre la economía. Europa necesita una ambición del tipo de los DOGE, mientras que Estados Unidos necesita una preparación del tipo de la de Milei. El peligro es que ninguno de los dos lo haga bien. Artículo traducido desde el inglés por Economía y Negocios de "El Mercurio". Si se hace bien, la desregulación podría impulsar el crecimiento económico. D E R E C H O S E X C L U S I V O S Javier Milei, Presidente de Argentina. AP Narendra Modi, Primer Ministro de India. AFP Donald Trump, Presidente de EE.UU. EFE Sin Asignar.