Autor: GABRIEL ZEGERS MULLER, DIRECTOR INDAP MAGALLANES
Región segura y soberana
Región segura y soberana Es cada vez más común en Chile leer y escuchar la palabra seguridad, ligada principalmente a la prevención de delitos o hechos de violencia. La palabra soberanía por su parte, (quizá más pasada de moda) guarda aún cierto cariz preciado en esta región austral del continente.
Al oído y por sí solas, ambas invocan una memoria en torno a la defensa y la autoridad sobre algún territorio que, siendo conocido o desconocido, propio o ajeno, convoca a un sentido de unidad por el que podría eventualmente valer la pena luchar.
Cabe preguntarse ¿ Cuánto tiempo al día destinamos como sociedad a pensar en aquellas dos palabras? y siendo bien sinceros ¿ Cuánto menos o más las usamos para pensar en el agua que tomamos, la calidad de los alimentos que consumimos, o el origen de éstos? La Región de Magallanes, a pesar de su lejanía con los mayores centros de producción y distribución de alimentos, cuenta con un buen sistema de transportes, que permiten un flujo constante capaz de abastecer casi un 90% del consumo regional de frutas y hortalizas que viajan dos semanas o más para llegar a la frutería. Lo restante, es producido en los 6 meses de primavera-verano de manera local, por las casi mil manos campesinas que laburan en parcelas del cordón peri-urbano de las ciudades. Diríamos que vivimos en una región alimentariamente segura, si no fuera por eventos climáticos o internacionales, que retrasan el ingreso de alimentos algunas veces al año.
Sin embargo, ¿qué incidencia o autoridad tiene la población magallánica sobre ese 90% que ingresa desde el norte? Desde el Instituto de Desarrollo Agropecuario (Indap) y como parte del Ministerio de Agricultura, estamos trabajando arduamente por una seguridad alimentaria en Magallanes, capaz de transitar hacia una verdadera Soberanía Alimentaria, entendida por el MINAGRI como “el resguardo del derecho a la alimentación, a través del fortalecimiento de los patrimonios que conforman la base de nuestro sistema alimentario”. Desde nuestra perspectiva, los caminos hacia la soberanía alimentaria del territorio deben trazarse sobre los límites naturales del mismo, sobre una base ecológica de desarrollo del medio rural, capaz de intercambiar a precio justo y no meramente abastecer, al medio urbano.
Siendo el acceso a tierra fértil y fuentes de agua continua, algo muy limitado en esta vasta región, la labor del estado, sumada a las organizaciones de la sociedad civil y las productoras de alimentos, debemos poner hoy el foco en aumentar aún más la eficiencia productiva de los huertos existentes. Un enorme desafío por incrementar la producción de alimentos, en una superficie hortícola que no supera las 50 ha.
Desde el Indap nos tomamos muy en serio el llamado que hace el Presidente Gabriel Boric Font a proteger y fortalecer la agricultura familiar campesina e indígena y, en su tierra natal, de manera articulada con otras instituciones del Minagri, estamos impulsando mediante diversos programas de asesoría técnica y capacitación, la adopción de una agricultura intensiva y menos dependiente de insumos externos. El desafío tiene raíces en un sustrato que debe ser común a todos y todas.
En la ciudad y en el campo, en huertos y patios, nuestra seguridad y soberanía dependerá en el corto y mediano plazo, de cómo se usan los metros cuadrados que hoy disponemos, nuestras áreas verdes, cuantos deshechos estamos reciclando tres veces al día y cuando elegimos comprar alimentos a manos campesinas..