Autor: Hernán Ferreira
Chile y Estados Unidos
Chile y Estados Unidos Las elecciones en Estados Un idos del 05 de noviembre pasado, dejaron una estela de reacciones en el mundo. Líderes y presidentes de los países fueron tomando posiciones de cara a dichos comicios. De alguna manera, occidente se dividía en el apoyo a uno u otro candidato. En política, las lealtades y los apoyos se pagan y en la política internacional, los países no deben tener amigos o enemigos, sino simplemente, intereses. Así, la política exterior de un país debe siempre resguardar los intereses nacionales, cualquiera sea la ideología del mandatario con el que se deba tratar. Es evidente que en las relaciones internacionales los gobernantes de un país no están para darse gustitos personales. Tampoco para comprometer los intereses del país, porque fueron electos precisamente para poner a su propio país como prioridad. E l gobier no de nuest ro pa ís apostó por la opción perdedora. Nuestro embajador en el país del norte, don Juan Gabriel Valdés, abiertamente apoyó la candidatura demócrata, que representa la izquierda. Una imprudencia en toda regla, pues comprometer los intereses de Chile en una elección de la primera potencia mundial, no fue correcto. Especialmente si el presidente electo, Donald Trump, es un negociador duro y ve con especial simpatía, a quienes le apoyan y están en su misma sintonía ideológica. El Presidente Milei de Argentina, tiene una relación privilegiada con Trump, convirtiéndose en aliados. Por el contrario, la abierta antipatía que ha demostrado el presidente Boric hacia Trump, lo aleja de alguna consideración importante para nuestro país. Esto se podría traducir en el retiro de la visa Waiver para los chilenos, que es un privilegio que pocos países tienen. Otro inconveniente se podría producir en inversiones norteamericanas en Chile y en eventuales ayudas estatales. Esto de dárselas de paladín del mundo cuando ni siquiera se tiene la capacidad de tener nuestro país en orden, se termina pagando caro. Más aún, el abierto desprecio que hacia Israel ha demostrado el actual gobierno de Chile, es otra muestra de su desvarío ideológico. Lo graves es que estos arrestos de superioridad moral, ahora también en el ámbito internacional, pueden traer graves consecuencias para el país. Olvidar o menospreciar los históricos lazos de amistad entre Estados Unidos e Israel, es un acto de imprudencia temeraria. Y si le sumamos el apoyo franco y otras veces velado, a grupos terroristas del medio oriente, ponen a Chile en el lado equivocado. Insistimos, no se deben ganar amigos o enemigos por afinidad ideológica, sino de poner primero y ante todo, los intereses nacionales. No hacerlo, podría significar a la larga, una verdadera traición a la patria, en tanto se pongan en riesgo cierto las conveniencias e intereses patrios. Nuestro país no debe seguir perdiendo el norte en materias internacionales. Con Estados Unidos siempre ha existido una relación cercana y así lo han entendido todos los mandatarios del país. La salvedad fue Salvador Allende, quien puso al país del lado de las marxistas Unión Soviética y Cuba. Hoy, cincuenta años después, la historia se repite. Nuestras altas autoridades le hacen feos al presidente norteamericano electo, quien en menos de dos meses, volverá a ser la persona más poderosa del planeta. El sólo sentido común lleva a decir que se deben recomponer las relaciones con la primera potencia mundial, esa que maneja el mundo financiero global..