Autor: ELVIRA
10 Personajes entrañables de Mario Vargas Llosa
10 Personajes entrañables de Mario Vargas Llosa EL JAGUAR “La ciudad y los perros”, 1963.
“Creen que soy un soplón dijo el Jaguar. ¿Ve usted lo que le digo? Ni siquiera trataron de averiguar la verdad, nada, apenas les abrieron los roperos, los malagradecidos me dieron la espalda”. Ya avanzada la novela es cuando se descubre que uno de los personajes principales, quien hasta ese momento no había sido identificado, era el Jaguar.
El más bravo de los bravos del Colegio Militar Leoncio Prado había sido sistemáticamente humanizado, pero recién después el lector hace la conexión entre el ladronzuelo y el simulacro de justiciero, que es al mismo tiempo un bully. Protagonista del diálogo más complejo de la novela, un duelo verbal con el teniente Gamboa que pasará a la historia de las letras en español. ZAVALITA “Conversación en La Catedral”, 1969.
“Desde la puerta de La Crónica, Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris. ¿En qué momento se había jodido el Perú?”. Con esa frase arranca la tercera novela de Mario Vargas Llosa. Santiago Zavala “Zavalita”, es un periodista como tantos en una ciudad hostil en un país de marras, donde él mismo se pregunta en qué momento se jodió su vida. El autor responde por medio de una travesía de altibajos donde el personaje, teniendo oportunidades para ser un “ganador”, vive lejos de cualquier logro, en la intrascendencia. La explicación está en una novela de 700 páginas, triste tesis sobre cómo un hombre se hunde por su propia mano. ANTONIO CONSELHEIRO “La guerra del fin del mundo”, 1981. “El Hombre era alto y tan flaco que parecía siempre de perfil.
Su piel era oscura, sus huesos prominentes y sus ojos ardían con fuego perpetuo”. De todos los personajes memorables que aparecen en “La guerra del fin del mundo”, el santo de los sertones es uno de los que más honda caracterización recibió por el escritor.
Con la mente enfocada en una sola cosa, dirigió a una cantidad inmensa de desposeídos que, olvidados por el incipiente estado brasileño en el siglo XIX, se dejan arrastrar a lo que creen que será su tierra prometida. Conselheiro marca también el inicio de Vargas Llosa en la novela histórica, donde toma gente que existió y la inmortaliza con la ficción. Describir a un personaje como “vargasllosiano” es dotarlo de un aura que lo distingue. Desde su primera novela, el escritor convirtió en personajes a gente que conoció a sujetos históricos. Esta lista tiene un poco de ambas cosas.
ALFONSO RIVADENEYRA El Comercio / GDA “¡ Caramba, Mamaé, ya te hiciste pipí otra vez en la sala! ¿Por qué no pides, para llevarte al baño? Cuántas veces se te ha dicho. ¿Crees que no me da asco?” Para unos pocos es Elvira; para la mayoría, Mamaé, una mujer a la que la vejez ha convertido en una sombra plagada de todos los males imaginables, pero que en su juventud fue dueña de una fuerza de temer, decidida a no casarse en una sociedad donde la mujer solo era valiosa para parir y mantener una casa.
Protagonista de una obra de teatro que es en parte un ejercicio sobre cómo se crean las ficciones, en parte un retrato de la época, es también el rostro de las personas que hacen trabajo impago para criar hijos ajenos y que, aún al día de hoy, no son lo suficientemente reconocidas. PANTALEÓN PANTOJA “Pantaleón y las visitadoras”, 1973.
“El suscrito sabe bien, desde sus inolvidables tiempos de cadete, que no hay misión que no ofrezca dificultades y que no hay dificultad que no pueda ser vencida con energía, voluntad y trabajo”. Y esas tres últimas palabras son las que caracterizan a Pantaleón Pantoja, obediente milico comisionado a un trabajo imposible: establecer un servicio de prostitución para beneficio de la soldadesca en la selva que ha demostrado, en repetidas ocasiones, conductas violadoras.
Por medio de diálogos e informes militares, Vargas Llosa crea a un Pantoja que se toma en serio su trabajo hasta el mínimo detalle, en páginas cargadas de un humor inusual para su obra hasta ese momento. Un personaje recto que, progresivamente, se rinde a la dictadura de su entrepierna. LITUMA “¿ Quién mató a Palomino Molero?”, 1986; “Lituma en los andes”, 1993, y otros.
“Allá en el norte, en Piura y Talara, Lituma nunca creyó en brujas ni brujerías, pero aquí, en la sierra, ya no estaba tan seguro”. Presente en múltiples obras del Nobel, el sargento de la Guardia Civil Lituma es un criollo de aquellos al que, como buen protagonista, siempre le pasan cosas. O al menos conoce a gente a la que le pasan cosas. Es por medio de su mirada (es muy buen observador) que el espectador conoce detalles clave de las novelas. Siempre con un comentario gracioso en la punta de la lengua, Lituma vive al borde del abismo. Si no se cae, es por terco; y si cae, ya se levantará solo. Y el círculo así continúa. FLORA TRISTÁN “El paraíso en la otra esquina”, 2003.
“[Flora], tenías una noción muy clara de lo bueno y lo malo, sobre victimarios y víctimas, y sabías la receta para curar los vicios de la sociedad”. Una mujer comprometida con los oprimidos de la sociedad es lo que presenta Vargas Llosa con su versión de Flora Tristán, nacida de una profunda investigación (algo que sería una constante en su producción tardía) sobre la luchadora social, así como la vida en Francia en el siglo XIX.
La narración del libro actúa como una especie de conciencia del personaje, quien reflexiona sobre aspectos clave de la experiencia femenina (la maternidad, el trabajo no remunerado, el abuso por parte del hombre) en un mundo que no tiene intenciones de escucharla. LA TÍA JULIA “La tía Julia y el escribidor”, 1977. “[Ella] me aconsejó, con una perversidad que no descubría si era deliberada o inocente pero que igual me llegó al alma, que apenas pudiera me dejara crecer el bigote.
A los morenos les sentaba y eso me facilitaría las cosas con las chicas”. Dicen que en las historias de amor, el protagonismo y antagonismo son características de la pareja central; ambos se turnan los roles. Y al menos en esta novela, la Tía Julia arranca como un ser antagónico, ganándose la antipatía de Mario, ya después ambos sucumben al placer.
Que protagonista y escritor compartan nombre no es casual, al igual que tía, basada en la primera esposa del novelista, Julia Urquidi (su tía real). En una sociedad donde se confunde el silencio femenino con la buena educación, ella dice lo que piensa, con humor y desparpajo. EL CHIVO “La fiesta del Chivo”, 2000.
“Trujillo podía hacer que el agua se volviera vino y los panes se multiplicaran, si le daba en los cojones”. ¿Cómo escribir sobre un sátrapa, una persona con el poder y la voluntad de poner a un país de rodillas? La respuesta está en Rafael Leónidas Trujillo, alias “El Chivo”, dictador de República Dominicana que el Nobel convirtió en un personaje literario de escasa paciencia y mucho menor autocontrol, que mataba por puro capricho a opositores políticos o a gente común que, simplemente, le causaba antipatía. Un tipo con campo gravitatorio propio, que medía su valor como hombre por el kilometraje sexual, a cuyo alrededor prosperaron otros granujas. Un retrato del poder al desnudo. MARIO VARGAS LLOSA “El pez en el agua”, 1993.
“Y, cuando, sobreexcitado con su propia rabia, se lanzaba a veces contra mi madre, a golpearla, yo quería morirme de verdad, porque incluso la muerte me parecía preferible al miedo que sentía”. ¿Dónde acaba el personaje y dónde empieza la persona? Esa es una pregunta que los biógrafos de Mario Vargas Llosa se harán en los próximos años.
Lo que es indiscutible es que para formularla tendrán que considerar lo dicho por el autor en “El pez en el agua”, autobiografía que muestra un vistazo íntimo al escritor, desde su infancia hasta su candidatura a la Presidencia de la República. Todo escritor elige lo que quiere contar para crear un personaje, y cuando habla de sí mismo en primera persona la situación no es distinta. El Vargas Llosa del libro tiene mucho en común con la persona real, pero solo hasta donde él mismo lo permite. Un reflejo borroso, pero no por ello menos vívido. A Í J E M S E Y E R N H O J / E F E Los restos de Vargas Llosa fueron trasladados ayer desde su casa a la funeraria.
HONDO PESAR ZENAIDA SUÁREZ, académica U. de los Andes. .......................................................................................... Si bien “La ciudad y los perros”, “Conversación en La catedral”, “La fiesta del Chivo” y “El sueño del celta” son obras clave en la narrativa de Vargas Llosa, donde se patentan buena parte de los temas que van a recorrer casi toda su producción (crítica social y política, identidad y cultura latinoamericana, moral y cuestionamientos históricos), en mi opinión, es “La casa verde” la obra que da sentido a todo su entramado escritural y que, con su marcada esencia mítica, lo lleva, desde 1966, a entrar en el prestigioso grupo de los autores del boom, ahora vilipendiado, pero que el tiempo ha establecido como uno de los movimientos más afianzados de la literatura hispanoamericana.
Vargas Llosa ha sido y, creo, seguirá siendo un referente para entender la historia de Hispanoamérica desde una mirada contemporánea situada en la segunda mitad del siglo XX, y estoy segura de que el paso del tiempo va a resignificarla como un importante documento histórico.
ALFREDO BRYCE ECHENIQUE, escritor peruano, a RPP. .......................................................................................... “Una noticia tremendamente triste, es un duelo para el Perú, un duelo para cada uno de los peruanos. (... ) Yo creo que ha sido el peruano de todos los tiempos”. FERNANDO IWASAKI, escritor peruano, a EFE. .......................................................................................... “Era una figura tan compleja y poliédrica que habría que mirarla desde diferentes puntos de vista”. “Desde la lengua española, abordaba distintos problemas, distintos temas, y hablaba con personalidades equivalentes en otros países de estos temas”, dijo, con lo que “ha sido alguien en lengua española de importancia global, algo que no se ha repetido”. ARTURO PÉREZ REVERTE, escritor español, a EFE. ..................................................................................................... “Lo recuerdo un perfecto conversador, su buen humor y sobre todo esa especie de melancolía elegante”, subraya en su mensaje.
También destaca su “exquisita amabilidad, su caballerosidad permanente, su cordialidad y respeto por todo el mundo, grandes o pequeños, y una especie de modestia bien humorada”. EMMANUEL MACRON, presidente de Francia, a EFE. .......................................................................................... “Opuso la libertad al fanatismo, la ironía a los dogmas, un ideal férreo ante las tormentas del siglo”, dijo el mandatario francés.
ACADEMIA SUECA, a Europa Press. .......................................................................................... “Su obra refleja su profundo amor por la narrativa, caracterizada por la riqueza del lenguaje y la variedad de géneros, desde libros autobiográficos y novelas históricas hasta ficción erótica y thrillers”.. Los restos de Vargas Llosa