Autor: ROBERTO CAREAGA C.
“Hay capítulos perdidos en la narrativa sobre el colonialismo”
“Hay capítulos perdidos en la narrativa sobre el colonialismo” ENTREVISTA Premio Nobel de LiteraturaAbdulrazak Gurnah:mar y La vida, después, cuenta historiassobre la época colonial de su país como también del destino migrante de sus compatriotas. “La respuesta de muchos europeos ante la migración se ha convertidoen inhumana”, asegura. AELOREIVAJOCSICNARF“¿ U n escritor? ¿ Qué escuchó varias ve¿ Para qué sirve?”, hace un escritor? ces Abdulrazak Gurnah en su adolescencia en Zanzíbar. Corrían los 60 y el país estaba en medio de una preocupación enorme, en que la literatura parecía algo excéntrico: estaba intentando escapar del Imperio Británico, que los mantenía como colonia hacía casi un siglo. Él no conocía a ningún escritor y en sus planes no estaba en ningún caso llegar a serlo. Fue varios años después, cuando dejó su país en medio de las turbulencias de la independencia, cruzó África y llegó a Inglaterra a los 18 años, que empezó a escribir. También a leer sistemáticamente. Y después de varios textos personales que no pensaba mostrar a nadie, se dio cuenta de que estaba escribiendo ficciones y quizás una novela. Décadas más tarde, en Suecia le darían la razón: en 2021 Gurnah ganó el Premio Nobel de Literatura. Respetado por la crítica anglosajona y dos veces finalista del premio británico de novela Man Booker, el nombre de Gurnah fue una sorpresa de la Academia Sueca en 2021. Es el cuarto africano en ganar el Nobel en toda su historia. Ahora, eso sí, su obra ha salido de los círculos estrictamente literarios y se ha traducido al español.
Autor de una decena de novelas, Gurnah es uno de los cronistas más finos del drama íntimo que han arrastrado inmigrantes como él mismo: un hombre que no solo debe escapar de su país, sino que para contar su historia prescinde de su lengua materna, el swahili, y usa la de la nación a la que ha llegado como refugiado, el inglés. “Cuando yo llegué a Inglaterra no pensaba en ser escritor. Creo que la razón para eso es que ser un escritor no era una carrera para mí. Para alguien con la historia social que yo tenía, la literatura no tenía el estatus de una profesión. Yo no conocía a nadie que fuera un escritor. No era una opción que podría haber elegido”, cuenta Gurnah desde su casa en Canterbury, Inglaterra. “Crecí en un tiempo de descolonización y el mensaje constante que nos transmitían nuestros padres, nuestros profesores y toda la sociedad, era que teníamos que hacer algo útil. Teníamos que estudiar para convertirnos en ingenieros, doctores o algo parecido.
Creo que aún a la gente le enseñan eso, pero en ese tiempo la presión era mucho más fuerte, porque estaban a punto de lograr la independencia y necesitábamos aprender a hacernos cargo de nuestro país. ¿Pero un escritor? Un escritor no puede decirnos nada de cómo tenemos que vivir”, agrega.
Gurnah habló con “El Mercurio” poco antes de embarcarse en un viaje que antes del Nobel parecía muy lejano: la semana pasada estuvo en el Hay Festival en Arequipa y a fines de noviembre será uno de los invitados estelares en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Antes, pasará por Chile: el jueves 21 de noviembre participará en el ciclo “La Ciudad y las Palabras”, del doctorado de Arquitectura y Estudios Urbanos de la Universidad Católica. A las 18:00 horas, en el Campus Lo Contador (El Comendador 1916, Providencia), será entrevistado por Fernando Pérez, premio nacional de Arquitectura. La cita es gratuita, pero es necesario inscribirse al email lvillarr@uc.cl. Su conocimiento de Chile es general, conoce a algunos chilenos, dice. Y ha leído a Pablo Neruda. Las nacionalidades, eso sí, no le interesan en la literatura.
“Tuve queCrecí en un tiempo en un escritor?”. Convertirnos en hacer algo útil. de descolonización y el mensaje constante que nos transmitían era que teníamos que ingenieros, doctores o algo parecido. ¿Pero La forma de representar a los inmigrantes es lo de lo malo, lo criminal. Se trata de una amnesia absoluta pensando en que millones de europeos se fueron de sus países buscando mejores vidas en otras partes, a veces desplazando a gente, a veces matándola para encontrar ese lugar. Y también olvidan que la historia humana está llena de estos movimientos”. La literatura es reunirse y ese tipo de crucial en la forma en que vivimos, para la sociedad humana. Contar historias, la música, el baile, todo actividades, enfatizan que en la sociedad humana es clave entenderse”. pensar si Neruda era chileno, pero quizás no es importante. En mi caso, si alguien me dice que soy un escritor británico, está bien, yo vivo en Inglaterra. Si me dicen que no lo soy, también está bien. Un escritor africano, también. Sé quién soy. Más que la nacionalidad, me interesa qué tipo de escritor soy. Los temas y asuntos que trabajo”, cuenta el novelista que, pese a la inédita agenda a la que lo ha sometido ganar el Nobel de Literatura, terminó una novela y la publicará en 2025.
Lo inhumano“Cuerpos africanos eran colgados en horcas al borde de las carreteras en un paisaje que había sido quemado y aterrorizado”, escribe Gurnah en un pasaje de su última novela, La vida, después (2020), en la que describe pueblos de Zanzíbar arrasados por las fuerzas alemanas a inicios de siglo XX. Indaga en la herida del colonialismo en África y retrocede a 1907, cuando no era el Imperio Británico, sino Alemania, quien dominaba la zona donde hoy está Burundí, Ruanda y Tanzania.
En medio de las sublevaciones de los pueblos locales contra la Schutztruppe imperialista, la novela sigue a Ilyas y Hamza, dos jóvenes que han crecido lejos de sus pueblos y sus familias, han conocido el tráfico de hombres y buscado sin suerte un lugar seguro.
Antes, Gurnah había abordado un tema similar: en Paraíso (1997) cuenta el viaje por África de Yusuf, un niño de doce años que es entregado por su padre a un comerciante a modo de pago por una vieja deuda. El Zanzíbar y la África colonial están en varios libros de Gurnah, pero también está la experiencia de los migrantes. “Soy un refugiado, un solicitante de asilo.
No son palabras huecas, aunque el hábito de oírlas haga que lo parezca”, dice Saleh Omar en la novela A orillas del mar, cuando cuenta su situación en Inglaterra: con 65 años, llegó a buscar una nueva vida aparentemente bastante tarde. Viene de Zanzíbar, lleva una maleta con unas pocas prendas de ropa, un pasaporte que terminará por probarse falsificado y una caja de caoba llena de incienso. Viene arrancando de una guerra civil en su país y trae una instrucción que sigue al pie de la letra: jamás hablar inglés, aunque lo sepa. En parte, pero solo en parte, esa experiencia es la del mismo Gurnah. Cuando empezó a escribir en Inglaterra, ¿tenía como motivación la de contar la historia que había vivido, primero como ciudadano en un país colonizado y luego como migrante?No tenía ningún plan. Muchos encontramos útil escribir sobre los que nos pasa, para entender otro ángulo de nuestras vidas o simplemente para aliviarnos. Muchas veces lo que escribimos no pretende llegar a ninguna otra persona, solo es para nosotros. Nos hace sentir bien. Pero en algún momento me di cuenta de que estaba escribiendo historias, estaba ficcionalizando, imaginando vidas de otros, no la mía. Y eso también lo disfrutaba mucho. Fue creciendo así. Pero aun así era algo que hacíapara mí solamente, no pretendía mostrarlo. Y quizás la razón es porque pensaba que la escritura era algo demasiado enorme como para aspirar a ella. Pero también estaba leyendo mucho. Una de las grandes cosas para mí al llegar a Inglaterra fue que había libros en todas partes, no era algo que yo había experimentado. Leía mucho, leía sobre experiencias que no eran tan distintas a las mías, aprendía de ellas. Eventualmente, decidí mostrarlo. Más allá de que imagina vidas de otros, ¿su obra viene de sus experiencias?, ¿es autobiográfica?Todo lo que escribo es algo que viene de la experiencia. Y la experiencia es algo complicado, no es solo lo que has vivido, pueden ser historias que has leído, pueden ser cosas que imaginas extrapolando desde tu vida. Hay muchas fuentes para lo que un escritor trabaja al utilizar su biografía. No son las cosas que pasaron, también son aquellas de las aprendes, con las que conectas. Por ejemplo, en la no-vela A orillas de mar, sobre unhombre silencioso que llega a un aeropuerto. Estaba viendo las noticias en la televisión el caso de un avión secuestrado en Afganistán. Cuando negociaron la liberación de los pasajeros en Inglaterra, la gente estaba vestida como naturalmente lo hacía cuando viajaba dentro de su país.
Había un hombre mayor, de barba larga, que al día siguiente, como casi todos los pasajeros, pidió asilo. ¿Quién era ese hombre? ¿ Qué hacía pidiendo asilo dejando su vida atrás, probablemente a una mujer e hijos, o nietos? Tú no sabes nada de lo que viene en un país nuevo cuando empiezas desde cero. De ahí saqué la historia para la novela, pero luego tuve que imaginar cómo sería para un hombre de esa edad llegar a un país nuevo y empezar algo nuevo. Eso también es parte de mi experiencia.
En sus novelas aparece un retrato de la vida en Zanzíbar y África como colonias europeas, ¿le parece que aún no se ha contado totalmente los abusos que se vivieron ahí?Por cierto que se han contado, o al menos algunos de estos episodios. Y de ahí se dice que esta historia es conocida, pero en realidad no completamente. Hay otras dimensiones que están ausentes, que no se han contado. Porque quienes lo han hecho no pueden, no tienen la perspectiva, no tienen la experiencia, no llegan a imaginar cómo fue, porque no estuvieron ahí. Y esa es la razón por la cual hay que seguir contándolo. No tanto para insistir en lo horrible que fueron los alemanes o los ingleses, sino para decir que la historia no está completa. Hay más. Hay capítulos perdidos en la narrativa que hemos construido sobre el colonialismo. Y la gente olvida, a veces es necesario recordar. Por ejemplo, novelas como “Paraíso” y “La vida, después” abordan las experiencias de niños y jóvenes arrojados a dimensiones como la brutalidad de las colonias, pero también a la aventura.
Estaba muy interesado en la forma en que los niños fueron mercantilizados, objetos de trueques: “Me debes dinero, te puedo pagar con un niño”. Pero también estaba interesado en la forma en que las comunidades negociaban entre ellas: era necesario viajar. Se movían por un continente que apenas conocían y al que le tenían miedo. Es una forma de decir que el mundo es mucho más grande y amplio de lo que parece cuando estás en tu casa. Estaba tratando de entenderme a mí mismo y a la vez cómo estos pueblos que hablaban diferentes lenguas creían en diferentes religiones, lograban encontrarse.
Buena parte de su obra aborda la situación de los migrantes que llegan a Europa, lo que en los últimos años ha tomado una urgencia especial. ¿Cómo ve la situación?Parece ser un nuevo problema para Estados Unidos y Europa, y es un problema que ha vuelto, pero por una suerte de pánico. La forma de representar a los inmigrantes es lo de lo malo, lo criminal. Se trata de una amnesia absoluta pensando en que millones de europeos se fueron de sus países buscando mejores vidas en otras partes, a veces desplazando a gente, a veces matándola para encontrar ese lugar. Y también olvidan que la historia humana está llena de estos movimientos de personas buscando nuevos destinos. Hay una dimensión no muy realista en la respuesta de pánico ante las migraciones. Cuando se incluyen en esta respuesta a los refugiados, es decir, a gente que está en peligro vital, pareciera que hay algo mayor que la justicia y la hospitalidad. Cuando alguien golpea tu puerta muriéndose de sed, no se la cierras, le das agua. La respuesta de muchos europeos ante la migración se ha convertido en inhumana.
A más de 50 años de escuchar la pregunta sobre de qué podían servir los escritores, ¿hoy tiene una respuesta?Siempre que me hacen esa pregunta, sé que todo el que la hace nunca estará satisfecho con la respuesta que le voy a dar. Pero, por supuesto, la literatura es crucial en la forma en que vivimos, para la sociedad humana.
Contar historias, la música, el baile, todo ese tipo de actividades, enfatizan que en la sociedad humana es clave reunirse y entenderse.. El escritor, nacido en Zanzíbar y asentado en Inglaterra desde los 60, el jueves participará en el ciclo “La Ciudad y las Palabras” de la UC. Autor de novelas como Paraíso, A orillas del