Autor: Marisol Valdés Riffo Editora
COLUMNAS DE OPINIÓN: ¿Modernizar a costa de nuestros mayores?
COLUMNAS DE OPINIÓN: ¿ Modernizar a costa de nuestros mayores? apreMIRADAS ¿ Modernizar a costa de nuestros mayores? La Comisión para el Mercado Financiero (CMF) anunció ayer la postergación por un año de la eliminación de las tarjetas de coordenadas, una medida que, si bien busca mejorar la seguridad de las transacciones electrónicas, ha generado una ola de críticas, especialmente por el impacto que tendría en los adultos mayores.
El argumento de la CMF es razonable en su origen: avanzar hacia métodos de autenticación más robustos, como la biometría o los códigos dinámicos, nos almea con estándares internacionales internacionales y permite reducir los fraudes bancarios. Nadie discute la necesidad de mayor seguridad en un mundo donde el delito digital crece a pasos agigantados.
Sin embargo, el problema no está en el “qué”, sino en el “cómo” y el “a quién”. La transición digital debe ser inclusiva, y no puede -ni debedejar atrás a quienes ya viven con dificultades para adaptarse a la tecnología: los adultos mayores.
Muchos de ellos aún utilizan celulares básicos, dependen de la ayuda de familiares para operar en línea o, simplemente, viven en zonas donde ni siquiera hay buena buena señal de internet. ¿Es justo pedirles ahora que se enfrenten a sistemas complejos de autenticación facial o aplicaciones móviles que apenas comprenden? Postergar la medida un año no soluciona el problema: solo lo patea hacia adelante.
Como bien señaló un usuario en redes sociales: sociales: “En un año, los ancianos seremos un año más viejos”. El paso del tiempo no hará mágicamente más expertos a quienes hoy tienen más de 70 años y se sienten seguros con su tarjeta de coordenadas. Tampoco habilitará mágicamente una buena conexión en los rincones rurales de Chile donde ni siquiera llega una señal estable.
Además, hay una pregunta incómoda que ronda esta decisión: ¿ a quién beneficia realmente? Imponer métodos que dependen del uso constante de celulares y datos móviles suena más a un gran negocio para las compañías de telecomunicaciones que a una mejora genuina para los usuarios. ¿Cuánto costará en la práctica esta “seguridad mejorada” para quienes deben contratar planes, cambiar de equipo y aprender a usar nuevas herramientas? Por eso, más que posponer la eliminación de las tarjetas de coordenadas, lo correcto sería mantener un sistema paralelo. Una opción pensada para quienes no pueden -ni quierencambiar una forma de operar que les da tranquilidad. Un modelo híbrido no solo sería más justo, sino también también más humano. Porque en esta cruzada por la modernización, lo que no podemos perder es el respeto.
La CMFy los bancos harían bien en salir de sus oficinas en Santiago y recorrer los pueblos, caseríos y zonas rurales donde aún se usa Caja Vecina y donde una tarjeta sigue siendo la única forma de controlar el dinero. Si de verdad quieren proteger a los usuarios, que empiecen por escuchar a quienes más necesitan ser escuchados. ¿Seguridad digital? Sí. Pero no a costa de marginar a nuestros mayores. Marisol Valdés Riffo Editora.