Autor: CRISTOBAL VALENCIA M.
“El año pasado entré en depresión, no tenía ganas de levantarme de la cama”
“El año pasado entré en depresión, no tenía ganas de levantarme de la cama” ARCHIVO PERSONAL Nicolás Jarry (29 años) acostumbra a recorrer el circuito ATP en compañía de su familia: su esposa Laura Urruticoechea y sus hijos Juan y Santiago. Pronto llegará Celeste, su primera hija.
E l sábado, Nicolás Jarry aterrizó en Cincinnati, donde fue invitado a competir en el Masters 1.000 de la ciudad, dando inicio a su participación en la gira en cemento. -¿Esperaba recibir esta wild card? "Fue inesperado y estoy súper contento, porque no tenía pensado jugar acá. Mi plan era hacer una buena preparación física con calma, orden, rutina y un entrenamiento duro para fortalecer la cabeza y el cuerpo.
Pero Dios me dio esta oportunidad y corté ese plan una semanita antes". -¿Cómo se siente para la temporada de cemento? "Bien, tranquilo e intentando acomodarme a la cancha dura, donde no juego hace tiempo, desde Australia.
Tuve una semana de mucho entrenamiento en Barcelona y ahora tengo que ir de a poco acomodando eso a los partidos". -¿Con qué sensaciones quedó después de llegar a octavos de final en Wimbledon? ¿ Puede hacer algo similar en el US Open? "Con mucha felicidad y tranquilidad a nivel personal, de corroborar que estoy por un buen camino. Lo disfruté a fondo y demostré el nivel que puedo alcanzar cuando todo está bien. Ese es el trabajo más difícil: que todo esté bien y encajado todas las semanas en lugares y condiciones diferentes. Fue importante tener esas victorias y ser competitivo. Respecto del US Open, cada Grand Slam es distinto, no es una prueba donde mides tu nivel o capacidad y mantienes un resultado.
En el tenis, uno nunca sabe bien". -¿Fue un golpe anímico lo que vivió en Londres, después de haber sido diagnosticado con neuritis vestibular el año pasado? "Como dije, fue la satisfacción de saber que estoy en el camino correcto.
Fueron seis partidos muy buenos y eso no ocurre solo por suerte". -¿Cómo está de salud? ¿ Tiene que convivir con la enfermedad o ya la superó? "Todavía no se ha ido, pero creo que estoy en una recta final donde ya no siento que me afecte en el día a día.
Trabajé con una chica francesa experta en neurociencia ocular vestibular, hice cuatro horas de pruebas de aspectos de visión, balance y percepción y estoy esperando los resultados para saber en detalle lo que necesito trabajar para dejar atrás esta lesión". -Fue hace casi un año: tras llegar a la final del Masters 1.000 de Roma, vino la enfermedad y una racha de meses sin triunfos. ¿Cómo recuerda esa época? "Fue muy difícil, el peor semestre de mi vida. Había doctores que decían que esto sería rápido y en tres semanas estaría listo. Después decían un mes, tres meses, cuatro, y siempre con una incertidumbre falsa. El peak fue en el US Open, donde muchos doctores decían que ya iba a estar bien, pero llegó el partido y seguía muy mal. Cuando volví a Chile entré en depresión, no tenía ganas de salir de la cama y tuve que hablar con mi psiquiatra para empezar a tomar algo que me ayudara. Igual fui a la Copa Davis, en China, y tuve el apoyo de (Nicolás) Massú, quien entendió que no estaba en un buen momento. El doctor (Alejandro) Orizola entendía muy bien el tema y fue de los pocos que me dijo desde el principio que tuviera paciencia y que podía ser largo y así ha sido. Desde ahí empecé a tomarme ese último cuarto del año de otra forma, tratando de pasarlo bien pese a saber que podía estar todo ese tiempo sin ganar un partido. Aprendí a disfrutar más el tenis, fue un aprendizaje que valoro mucho y me acompaña hoy en día". -¿Pensó en retirarse? "No, jamás.
Pero en esos minutos oscuros pensé que quizás no iba a volver a jugar al nivel que yo quería". -¿Qué importancia tuvo su familia? Usted es de los pocos tenistas del circuito que viaja acompañado por esposa e hijos. "Como te decía, no tenía ganas de salir de la cama y menos de ir al gimnasio y mejorar y sentirme fuerte. Fue una pelea constante, diaria, y Laura (Urruticoechea, su esposa) me ayudó a aceptarla y a descargarme con ella.
Me ayudó a pasarlo bien en los viajes, a hacer cosas entretenidas con la familia y a disfrutar ver cómo crecen mis hijos, llevarlos al parque y pasar tiempo con ellos cuando internamente sentía todo ese dolor. Sin ellos no habría salido adelante.
Es un esfuerzo viajar juntos, pero hay pocos momentos difíciles, la mayoría son muy llenadores y me ayudan a tener otra perspectiva más allá del tenis y ganar". ENTREVISTA A FONDO CON NICOLÁS JARRY: "El año pasado entré en depresión, no tenía ganas de levantarme de la cama" El tenista chileno relata su momento más difícil: la neuritis vestibular que lo aqueja, el brusco descenso que sufrió en el ranking ATP, el apoyo de su familia, la recuperación y el regreso a la primera línea en octavos de final de Wimbledon. También palpita el inicio de la gira en cemento y analiza su momento actual: "Aprendí a disfrutar más el tenis", reflexiona. CRISTÓBAL VALENCIA M. Más detalles en www.elmercurio.com/deportes En abril de 2020, Jarry fue suspendido por once meses tras dar positivo por dos sustancias prohibidas en un control de dopaje. El tenista chileno ha reconocido varias veces su molestia por la sanción que recibió en febrero Jannik Sinner, quien fue suspendido por apenas tres meses por un caso similar. "Lo he comentado siempre. Al final, me habría gustado tener el mismo trato porque la situación de Jannik fue muy parecida y los resultados, totalmente diferentes. El tiempo y la rapidez con la que se tomaron las decisiones y el apoyo que tuvo del ATP y otros medios no fueron los mismos que tuve yo", comenta la primera raqueta nacional. Ahora, Jarry está a la espera de la programación en Cincinnati, su primera estación en la temporada de cemento. Luego jugará en el ATP 250 de WinstonSalem y el US Open. "Estoy en un buen momento, en ascenso. Ha sido un año de mucha progresión y tengo que seguir por ese camino de sentirme mejor. Cada vez estoy más contento y feliz, con más energía y sé que juntando todo eso, poco a poco los resultados van a llegar. En Cincinnati no tengo un objetivo, voy a tratar de sentirme lo mejor posible para ir subiendo esa confianza que es muy necesaria", dice Jarry. El dopaje: "Me habría gustado tener el trato de Sinner".