Autor: CRISTIÁN RODRÍGUEZ
Crecimiento “con una perspectiva más amplia”
Crecimiento “con una perspectiva más amplia” La economía chilena tuvo en septiembre un mes para el olvido: no solo no creció (0% de variación), sino que además completó el peor registro mensual de 2024, hiriendo de muerte las perspectivas del Gobierno de lograr una ya alicaída expansión de 2,6% durante este año.
Frente a los sinceros lamentos del ministro de Hacienda, Mario Marcel, quien admitió que la cifra de septiembre fue “muy decepcionante”, el ministro de Economía, Nicolás Grau, instó a la ciudadanía a no quedarse con este único dato.
“Siempre es importante tener una perspectiva más amplia”, dijo la autoridad, recordando que el crecimiento promedio del tercer trimestre llegó al 2,2%. Para no defraudar al ministro Grau, quizás valga la pena ampliar incluso más la mirada y revisar qué ha pasado con la economía chilena en un plazo algo más extenso.
Al revisar los 24 últimos Imacec, 14 de ellos han sido positivos, nueve negativos y uno neutro (precisamente el de septiembre pasado). Y de los 14 meses en que la economía chilena ha crecido, ocho han sido expansiones inferiores al 1,3%. El país se apresta a crecer por tercer año consecutivo a un ritmo cansino y muy por debajo del compás global. En 2022 el PIB nacional avanzó 2,4%, frente al 3,3% del mundo y el 4,5% de los países emergentes. El año pasado fue incluso peor: Chile creció 0,2%, comparándose negativamente con el 3,4% mundial y el 3,8% de los emergentes.
Y este 2024 el parangón será igualmente desfavorable: el mundo crecerá 3,2%, los emergentes 4,2% y nuestro país cerca del 2,5%. En todo caso, la negativa comparación de Chile con el mundo no es responsabilidad exclusiva del actual gobierno.
En los últimos 10 años, salvo 2018 y 2021, Chile ha crecido siempre por debajo del promedio mundial, aunque en la década precedente (20052014) ocurrió a la inversa (con la única excepción de 2014). La comparación con los países emergentes es mucho más dura.
En las últimas dos décadas (salvo 2012 y 2021), Chile suma 18 años creciendo por debajo de este grupo de economías, entre las que están turbinas como Tailandia, Corea, Singapur o China, pero también lastres como Argentina, Bolivia o Venezuela.
En enero pasado, en este mismo espacio, publiqué unacolumna titulada “Los emergentes nos ponen en estado de emergencia”, en la que ahondaba precisamente en cómo los países emergentes avanzan a una velocidad cada vez más inalcanzable para Chile. Y daba un dato que sigue siendo muy ilustrativo: la brecha de expansión con las economías emergentes es crecientemente mayor. Entre 2004 y 2013, la diferencia de dinamismo entre Chile y los emergentes fue de 2,1 puntos porcentuales promedio. Entre 2014 y 2023, esta brecha promedió los 2,8 puntos. Y en el último lustro ya se empina por sobre los 3,2 puntos.
Por eso resulta tan irritante escuchar a autoridades como la vocera de gobierno, Camila Vallejo, quien hábilmente desvía la atención y el foco del problema, endilgando tapabocas a presuntos agoreros que han planteado que la economía chilena decrecería. “Ellos se equivocaron rotundamente y siguen estando equivocados”, aseguró la ministra. Es probable que la sólida formación comunista de la ministra la confunda al momento de distinguir entre un crecimiento negativo y una desaceleración económica. Porque ningún agente económico serio de los cerca de 50 analistas que consulta mensualmente el Banco Central en su Encuesta de Expectativas Económicas ha proyectado una contracción de la economía para este 2024. A nivel estadístico, es casi imposible que la economía chilena se contraiga, incluso enfrentando caídas sostenidas de inversión, como ocurrió durante el cuatrienio del segundo mandato de la Presidenta Michelle Bachelet.
Desde el regreso de la democracia ha ocurrido solo en tres oportunidades y siempre se ha vinculado a un descalabro internacional: en 1999 con la crisis asiática, en 2009 con la crisis subprime, y en 2020 con la pandemia de covid19. Por eso congraciarse por simplemente crecer, pero sin atender al ritmo de este movimiento, parece un consuelo tan mezquino como errado a nivel político.
Porque si las cosas siguen como las han anticipado acertadamente los presuntos agoreros y uno que otro economista de apellido compuesto, es muy probable que este gobierno termine con el indeseado honor de ser la administración que más ha estancado a Chile desde 1990 a la fecha..