Autor: Jessica M. Igor Chacano
El centralismo cruel
El centralismo cruel OpiniónPeriodista y Licenciada en Comunicación Social Mg. en RRII (Universidad del Salvador)Hace unos días inicié un trámite para la legalización de un documento, en una dependencia del Gobierno de Chile en el exterior, con la esperanza de que esa gestión me permitiría continuar con las diligencias en Coyhaique. Grande fue mi sorpresa, cuando desde esa dependenciame informan que, después de firmado el documento, debíaser legalizado en el Ministerio de Relaciones Exteriores, en Santiago. Luego de explicarle, que la idea de la diligencia era ahorrarme un viaje, y en vista y considerando que el papeltenía que ser firmado en Santiago, prefería desistir de ello. Tras un largo epistolario digital, finalmente me señalaronque el documento se podía tramitar en la Gobernación Regional, pero que, desde allí, igual tenía que ser enviadoa Santiago para su firma.
No sabía si reír o llorar, y pensé“si no puedes contra el sistema, únete a él”. Esta anécdota personal, me hizo pensar que este tipo de situación la viven a diario los habitantes de las “ciudades periféricas”, entiéndase esta idea en el contextogeográfico. En lo personal, y como oriunda de una regiónalejada de las grandes urbes, percibo el centralismo como un fenómeno perverso. Estamos a fin de año y es época de licenciaturas.
En laregión Aysén más de mil estudiantes egresan completando su ciclo de enseñanza media, y muchos de estos jóvenes con apenas 17 o 18 años se ven en la encrucijada de decidir si quedarse a estudiar en la región, con la escasa oferta educacional que existe que mención aparte las carreras ofrecidas cada día saturan más el mercado laboral localo irse a estudiar afuera, esto último, si el bolsillo y el temple se lo permiten. Siempre me he preguntado, cuántos talentos se perderán por no tener la oportunidad de “salir” y otros cuántos proyectos personales se verán frustrados, porque el desarraigo no es para todos.
De cinco estudiantes que se van de la región, dos vuelven, ya sea por insolvencia económica, desorientación de problemas vocacional, mal desempeño académico o, simplemente, porque extrañaban su casa. salud, Por otra parte, muchos jóvenes profesionales que se formaron afuera de la región no vuelven, porque el centralismo de las grandes urbes seduce, con más y mejores ofertas infraestructura, laborales, con mejor además de la oportunidad de continuar con la formación académica o seguir actualizando sus conocimientos.
Esto a su vez va desamparando cada vez más a las ciudades periféricas que tienen que “pedir prestados” profesionalesforáneos, que sólo son población flotante, por no tener másvínculo que el económico, con estas “zonas extremas”. El caso del personal de salud, en las zonas extremas, es un claro ejemplo de población flotante.
Todos los añosse renueva parte del personal con profesionales que llegan por primera vez a la región, pero que son ajenos a la idiosincrasia de la Patagonia, a su parsimonia, al silencio y a los inviernos complicados.
La falta de especialistas idóneos en el sistema de salud aisenino nos duele, porque cada año tenemos que llorar a nuestros amigos o familiares, por un diagnóstico tardío o en el peor de los casos errado; y si aún queda alguna luz de esperanza, otra vez el centralismo les obliga a continuar sus tratamientos fuera de la región, lejos de su hogar, arrastrando el costo emocional y económico que conlleva salir por una enfermedad.
Pero este problema no es nuevo, son décadas deilusiones y promesas rotas, y no es sólo una dificultadexclusiva de esta región, son muchos los territorios olvidados que dependen de las grandes urbes y que ven con impotencia como los recursos y las decisiones se escapan de sus manos.
El auge tecnológico y la digitalización de los serviciospúblicos, en parte ha podido paliar la brecha geográficaentre los centros político administrativos de las capitales y las ciudades periféricas, sin embargo, aún es urgente la búsqueda de soluciones al centralismo exacerbado y arraigado en los estados nacionales..