Museo del Inmigrante abre sus puertas y se convierte en un nuevo atractivo de Valparaíso
Museo del Inmigrante abre sus puertas y se convierte en un nuevo atractivo de Valparaíso De pronto, el teatro de la Casa Germana --desde cuyo techo águilas imperiales germanas parecen observar al visitante-queda a oscuras. Las cortinas de sus ventanales bajan automáticamente y un despliegue de luces preludia una sorpresa. L a i m a g e n e n movimiento de un barco que enfrenta olas amenazantes inunda de improviso la pared sobre el escenario.
El espectador vive así la ilusión de estar a bordo y queda capturado en una sucesión vertiginosa de escenas y de sonidos: el navío es sacudido por la espuma destellante, enfrenta hielos, lluvia y el naufragio de un barco vecino. En cubierta, las maletas llevan las banderas británica, francesa, del Líbano y de otras naciones de sus pasajeros. Hacia la proa, una imagen emerge marcando el fin de la travesía: el inconfundible perfil urbano de Valparaíso. La película dura cinco minutos y es el epílogo del recorrido del Museo del Inmigrante, el principal atractivo de "Destino Valparaíso", el proyecto del empresario descendiente de libaneses Eduardo Dib. El martes, la iniciativa comenzó a dar una nueva vida al Colegio Alemán, que la colonia germana levantó desde mediados del siglo XIX en cerro Concepción.
Los pasillos, aulas y salones del vetusto edificio fueron convertidos en una secuencia espaciotemporal de 22 estaciones que, con apoyo de un audio guía, recrean como u n a e p o p e y a e l aporte extranjero al auge del que disfrutó el puerto.
La primera etapa es el "zarpe", luego la "ruta por el mar", "el viaje: destino y esperanza" y "la llegada". Triunfos y derrotas Las secuencias siguientes ya no se centran en el inmigrante, sino en el desarrollo de Valparaíso al que las colonias extranjeras contribuyeron en forma decisiva: "De Aldea, a Emporio del Pacífico" y "Puerto Industrial". "Es el proyecto más importante que, como familia, hemos hecho en la vida", dice, con una gran sonrisa, Eduardo Dib, cuyos abuelos paterno y materno Felipe Dib y Juan Maluk arribaron con el nacimiento del siglo XX a Valparaíso, escapando en Libia y Siria del reclutamiento forzado que el Imperio Otomano imponía a los jóvenes para obligarlos a combatir en la guerra turco-macedónica.
Lo conforma una vasta colección de objetos donados por las colonias árabe, alemana, británica, croata, española, francesa, suiza, italiana, griega e israelita --que forman parte del Consejo de Inmigrantes Históricos de Valparaíso-o rescatados de la Feria Persa.
Documentos, enseres, muebles, herramientas, frascos y mercancías permiten evocar las experiencias de los inmigrantes, como los propios Dib o Maluk, que llegaron como vendedores de tejidos a domicilio, luego como importadores de hojas de afeitar alemanas hasta convertirse en prósperos industriales textiles.
Hay elementos audiovisuales (murmullos marineros y chillidos de gaviotas ambientan un salón) e interactivos (los visitantes son invitados a percibir los aromas de las especias de los frascos de las tiendas italianas) que contribuyen, al decir de la directora del museo, Ayleen Silva, "a que sea una experiencia inmersiva: la historia no se lee, sino se vive". También hay tecnología: en un cuarto, la inteligencia artificial permite que el cuadro que adorna sus muros revele en forma de secuencia distintas pinturas de Thomas Somerscales.
Los primeros visitantes fueron amigos y familiares de los Dib que, concluido el recorrido, abrazaron los pimientos del patio, tan centenarios como el lugar. "La historia que relevamos acá es de triunfos y derrotas, como todo en la vida. Es la historia de gente que, al igual que hoy, sigue inmigrando", sentencia.
Edificio del viejo Colegio Alemán en cerro Concepción cobra nueva vida con experiencia que "invita a los sentidos": Museo del Inmigrante abre sus puertas y se convierte en un nuevo atractivo de Valparaíso MAURICIO SILVA Pasillos, salones y aulas del recinto del siglo XIX fueron convertidos en una secuencia espacio-temporal que recrea el aporte extranjero al auge del puerto. Gran Teatro. El teatro de la Casa Alemana, diseñado por los hermanos Bliederhauser, fue rehabilitado por el restaurador italiano Walter Bee. JONATHAN MANCILLA FILMACIÓN. -En dos muros del Teatro Germano se despliega una película que resume, en un tono emotivo, el contenido de la exposición. JONATHAN MANCILLA INGENIO PORTEÑO. -Una réplica del submarino Flach es un símbolo en el salón dedicado a la industria. JONATHAN MANCILLA DETALLES. -La réplica de una vivienda italiana muestra su gastronomía, especializada en pastas. JONATHAN MANCILLA MÚSICA PROPIA El músico Ricardo Santander es el autor de las composiciones que ambientan la muestra. EL IMPULSOR. -Eduardo Dib busca brindar un tributo al aporte de las colectividades foráneas al auge que vivió el puerto entre 1820 y 1920. JONATHAN MANCILLA.