Una luz entre los cerros
Una luz entre los cerros S in Valparaíso, Mena no hubiera sido el mismo. Se complementaban, entendían, se aceptaban con cariño. Por eso, a tres años de la muerte del pintor, la Ciudad Puerto le rinde un homenaje en su Museo de Bellas Artes, el Palacio Baburizza, con una merecida retrospectiva. Retratista de paisajes y personas, plasmó su pobreza y humanidad, la complejidad de su geografía y arquitectura; los niños jugando, la ropa tendida, sus escaleras, bares, oficios y la oscuridad de sus callejones. Todo desde su mirada poética y libre. Aunque nació en Santiago, en 1964, Eduardo Mena Concha fue un auténtico artista porteño.
Llegó a estudiar Arquitectura en la Universidad Católica de Valparaíso, pero al poco tiempo vio que su talento era otro, uno que incluso logró quitarle su tartamudez. "Autodidacta, llevo más de 21 años caminando así como un pintor. He pintado más de 500 pinturas de muchos tipos y lugares, buenas y malas y buenísimas también, lo reconozco con pésima humildad", dejó en un escrito autobiográfico. También hacía poesía y le gustaba transcribir sus sueños.
Hacia 2010 hizo un genial análisis de su trabajo, dividiendo su trayectoria en períodos, desde sus inicios en 1986; así definió las épocas prehistórica, Goya, impresionista, Gauguin, romántica, Van Gogh y, la última y más extensa, la nocturna.
Contó, por ejemplo, que un día no encontró pinceles y le dio por pintar con los dedos; de su viaje a México "buscando nuevas luces"; su matrimonio y el nacimiento de su hijo Jerónimo, quien lo motivó a "pintar con la mirada de un niño"; su regreso a San Miguel de Allende, donde hizo más de 100 cuadros "bajo un sombrero y un sol gigante mexicano"; su separación, la llegada de su segundo hijo, Jairo, y el inicio de las creaciones que lo convirtieron en uno de los artistas más reconocidos en Valparaíso: "Quizás para descansar del sol comencé a pintar la noche". Un libro íntimo sobre su vida y obra, realizado por su familia y amigos, recoge estas memorias, con la producción de Matías Cardone.
Mena, pinturas 1985-2021 se lanzará el 13 de julio en el mismo museo donde se exhibe "Mena City Blues" (Paseo Yugoslavo 176). Al saber de esta publicación, no pude pensar en otra cosa que organizar una retrospectiva dice Nancy Arancibia, socia de Bahía Utópica, la que fue su galería los últimos 15 años. La huella de Mena es muy potente en Valparaíso; todo el mundo lo conocía y sus exposiciones acá se llenaban. Era muy gracioso, histriónico y un gran contador de historias; un artista completo, amante de la poesía y de la música.
En sus piezas nocturnas, Mena iba más allá de un simple paisaje, sus obras tenían luz, algo Una luz entre los cerros El artista Eduardo Mena dedicó gran parte de sus 57 años a la pintura, "una vida plena, rica, pobre y libre", antes de morir de cáncer. Valparaíso fue su casa por mucho tiempo e inspiró sus famosos cuadros nocturnos, pero su obra abarca diversos estilos; en todos, los niños, la humanidad y una belleza oculta se asoman. Una retrospectiva reúne parte de ella en el Museo de Bellas Artes Palacio Baburizza. Texto, María Cecilia de Frutos D. Fotografías, Carolina Vásquez y Gonzalo Donoso. Además de la pintura, Mena gozaba con el fútbol, el ajedrez y el pimpón. Su última muestra, "La aldea del hombre", la montó en Bahía Utópica en 2018. Nocturno "Valparaíso desde el Barón", de 2010. PERFIL De sus primeros cuadros, "Flautista haiku" es un acrílico que pintó hacia 1986. MAX DONOSO. Una luz entre los cerros de inocencia y una belleza que solo él podía ver. “Pintaba en caballete, lo dejaban entrar a las casas, a los patios y se subía a los techos.
Iba a los lugares más lúgubres y pobres, él conocía conocía el poder que tenía su caja de pintura y sus pinceles”, agrega Nancy, quien junto con Gonzalo llabaca, gran amigo de Mena, realizaron realizaron la curaduría de la muestra a partir de colecciones colecciones privadas. Conocí a Mena en un paradero de la Alameda Alameda con Vicuña Mackenna una noche, más o menos en 1987. Yo era amigo y fui compañero compañero de su hermano Beltrán; luego lo incité a compartir taller en la Vega Central recuerda llabaca, otro gran artista radicado en la Ciudad Ciudad Puerto. Lejos de recoger los cánones de belleza tradicionales, Mena iba por lo tosco y [.. ,. 1 -. 114. popular. “En sus imágenes buscaba siempre lo más antiguo, lo ancestral, lo mágico, lo originario”, originario”, dice. Por otra parte, tenía elegancia y cultura, y una particular preocupación por los niños; en cada lugar al que iba, ellos eran parte de sus pinturas.
“La elegancia de Mena radicaba en el humor humor y en permanecer en lo simple, lo autóctono, autóctono, lo más cercano a la tierra donde el ser humano humano pudiera ser auténtico, sin muchos artilugios. artilugios. Por eso le gustó tanto Valparaíso; incluso, cuando llegó aquí, dijo que se sintió por prime“El match de ajedrez”, 1996. La retrospectiva “Mena City Blues” se exhibe hasta el 11 de agosto en el Palacio Baburizza. Maison Doree y Doris”, 2015. Decía conocer Valparaíso al revés y al derecho. En 1992 se fue a vivir a Horcón; allí comenzó a pintar al aire libre. ra vez viviendo en Chile, que este era su país. Poco a poco fue quedando atrapado en sus cuadros nocturnos de los cerros, como una polilla polilla en la luz de una ampolleta. Para Valparaíso fue una suerte encontrar un pintor que lo retratara retratara en su forma más empática de aceptar la pobreza”, escribió llabaca para despedirlo en el funeral.
Hoy el Puerto lo honra mostrando obras que pertenecen a distintas épocas creativas, creativas, que dan a conocer la riqueza de este artista artista libre y nocturno, y que también dejó su huella en varios muros de la ciudad. VD “Los luninos”, 1987. A los 21 años decidió ser pintor, hizo cuadros coloridos y de todos los estilos..