"A los 70 ya no me pondría el traje de Batman"
"A los 70 ya no me pondría el traje de Batman" --Fue subsecretario del Interior del Presidente Ricardo Lagos. ¿Qué aprendió con Lagos que le sirve hasta hoy? A no improvisar. Lagos tenía enorme conciencia de su responsabilidad como jefe de Estado, eso lo hacía ser muy exigente consigo mismo. Su inteligencia, cultura y responsabilidad pública lo convirtió en un jefe escuchador, pero no de chamullos. Generaba una atmósfera que no te dejaba otra que empeñarte para no defraudar su confianza.
En medio de tanta frivolidad y chapucería, echo de menos la seriedad y el rigor con que habitó el cargo. --¿ En qué se pareció y diferenció trabajar con Ricardo Lagos y con Patricio Aylwin?, ¿con cuál fue más yunta? Para hacer yunta, los dos bueyes deben estar a la misma altura. Soy agrandado, pero no tanto. A las yuntas de esos gigantes yo no llego. Aylwin era paternal y sus emociones quedaban al descubierto. Nadie ha entendido mejor que Aylwin la función que el país le demandaba. No ejerció la presidencia para hacer su voluntad, sino para hacer lo que entendió que Chile necesitaba... y entendió bien lo que Chile entonces necesitaba. Tuvo un enorme sentido de misión y no se apartó de ella. Se sometió enteramente (y con éxito) a la ética de la responsabilidad.
Hay que tener grandeza y humildad para eso, y Aylwin las tuvo. --¿ Con qué ánimo se levantaba y acostaba cuando fue secretario de la Comisión Rettig? ¿ Fue la misión más difícil de su vida? La más relevante. Sabíamos que el país entero iba a escuchar lo que dijéramos y que los familiares de quienes habían sufrido lo indecible esperaban que rescatáramos la verdad. Los muertos estaban muertos; los desaparecidos, desaparecidos, solo quedaba el consuelo de rescatar la palabra, y eso era precondición para retomar el diálogo en un país escindido. Tenía conciencia de aquello y todos la compartían.
Eso me permitía dormir, después de largas jornadas de escuchar del dolor y del horror y, no pocas veces, de la grandeza. --¿ Para qué sirve ser miembro de la Academia de Ciencias Sociales, Políticas y Morales?, ¿cuál es el desafío? Sirve para escuchar a gente inteligente y culta acerca de temas relevantes. Eso lo "inteligencia" a uno, lo que debiera servirle cuando participa en el debate público. Mi desafío es devolver la mano en el mismo sentido. Tú me inteligencias, él me inteligencia, nosotros nos inteligenciamos. Yo trato de inteligenciarte. Debiéramos incorporar ese verbo. --En 2024 renunció al PDC, después de una vida como militante. ¿Se siente raro sin partido? Claro que siento orfandad. Se hace política en medio de un piño. A falta de piño, buenos son los grupos de amigos. --En 2021 intentó ser elegido convencional constituyente por la Lista del Apruebo. A la luz de los hechos, ¿se arrepiente de haber postulado? ¿ Por qué sí o no? No me arrepiento. Aprendí mucho "haciendo calle". Tampoco lamento haber perdido. No habría influido en nada y lo habría pasado pésimo. --Es abogado, pero ha coqueteado con la política siempre. ¿Cómo se puede tener una pata en cada lado? Y falta la pata académica. Cuando yo era joven estaba plagado de políticos que además eran grandes abogados en el foro y, a la vez, enseñaban en la universidad. Aylwin es un buen ejemplo de eso. Ahora esos tres oficios se han especializado mucho. Creo ser uno de los últimos dinosaurios que se han paseado alternadamente por las tres profesiones. Agradezco enormemente el privilegio. En cada círculo de la espiral me enriquezco para la siguiente tarea. La especialización tiene ventajas, pero limita mucho. --¿ Qué lo irrita? Los lateros que se quejan. Incurro en ese pecado y me aburro a mí mismo. Debiéramos ponernos un chip que hiciera sonar una alarma cuando lateamos poniéndonos plañideros y quejándonos de la vida que nos ha tocado. La quejumbre debiera ser pecado capital. --¿ Tiene deudas? --De gratitud, muchas. Algunos de mis acreedores ya se fueron pa'l cielo. A esos les prendo una vela. Soy un privilegiado, he recibido mucho cariño. No estoy seguro de haberlo devuelto. --¿ Qué le significa a Chile que Baquedano vuelva a su plaza? La razón restablece lo que la fuerza sacó de cuajo. En democracia, la deliberación y el voto tienen el privilegio de subir y bajar figuras desde los pedestales; la violencia nunca tiene ese derecho.
Es bueno el final, más si lo impulsa el presidente del Frente Amplio. --Cumplió 70 en 2024. ¿Cómo cambia la vida en las siete décadas? A los 70 ya no me pondría el traje de Batman.
Todavía, creo, me entra, pero ya no tengo la agilidad para enfrentarme al Guasón, ni la resistencia para ser el Caballero de la Noche. n Distancia social POR MARÍA CRISTINA JURADO JORGE CORREA SUTIL Abogado, exsubsecretario del Interior. Exministro del Tribunal Constitucional. LUIS VALDÉS.