Autor: Sebastián Roa Echeverría Académico Pedagogía en Educación Media Universidad Andrés Bello
COLUMNAS DE OPINIÓN: Desde el hacinamiento en el aula
COLUMNAS DE OPINIÓN: Desde el hacinamiento en el aula Columna Sebastián Roa Echeverría Académico Pedagogía en Educación Media Universidad Andrés Bello Desde el hacinamiento en el aula lenas ha generado preocupación en toda la sociedad, pero las soluciones propuestas hasta ahora han estado centradas enel castigo yla criminalización del estudiantado, sin abordar las condiciones estructurales que propi cian este problema. Entre ellas, una de las más críticas y largamente ignoradas es el hacinamiento en las salas de clases, donde el espacio disponible por estudiante muchas veces no supera el metro cuadrado. Estudios han demostrado que la cantidad de estudiantes por aula influye directamente en el bienestar y rendimiento académico. Laevidencia es clara: cuando el número dealumnos supera los 20-25 por sala, el desempeño académico disminuye yla convivenciase vuelvemás difícil. Sinembargo, en Chile, es común ver cursos con 40 o más estudiantes, lo que genera ambientes caóticos, aumenta la contaminación acústica y limitala capacidad del docente para atender lasnecesidades individuales desu alumnado. Al comparar nuestrarealidad con otros países, queda en evidencia la severidad del problema: Mientras quela legislación chilena exige unasuperficiemínima de 1,1m2 por estudiante en aula, países como Canadá y Estados Unidos superan los 3m2. Otros países como Corea del Sur llegan asuperar los 5m2. Respecto ala cantidad total de estudiantes. mientras que en Chile el promedio por aula es de 30, los países de la OECD promedian 24. Este problemase profundiza en colegios dondese concentranaltos porcentajes de estudiantes connecesidadeseducativasespeciales, sin losapoyosadecuados para garantizar procesos de aprendizaje inclusivos.
Enestas condiciones, los docentesno solo debenenfrentarseal reto de manejar ungrupo E: aumento de la violencia dentro de las escuelas chiE: aumento de la violencia dentro de las escuelas chinumeroso, sino que además carecen delas condiciones y los apoyos necesarios para ofrecer una enseñanza diversificada y equitativa. Así, se crean espacios de frustración tanto para estudiantes como para profesores, aumentando la probabilidad de conflictos y situaciones de violencia. Es evidente que una menor cantidad de estudiantes en aula nosolo facilitaría una mejor gestión del aprendizaje, sino que también permitiría fortalecer el vínculo docente-estudiante. La literatura ha demostrado quela calidad delarelación entre profesor y alumno es un factor crucial en lareducción de incidentes violentos en la escuela, incluso más que la relación entre el estudiante y su familia. Cuando un docente tienela posibilidad de conocer mejor asu estudiantado, atender sus inquietudes y acompañarlos en su desarrollo socioemocional, se generan ambientes que promueven un comportamiento prosocial menos agresivo, basado enla confianza y la empatía. A pesar de que este problema ha sido ampliamente estudiado y documentado, las soluciones desde la política educativa han sido nulas. Se insiste en medidas reactivas y punitivas que solo buscan contener los episodios de violencia y sancionar a los victimarios, sin abordar las causas profundas que los generan.
La pregunta es inevitable: el Estado reconocerá que el abordaje criminaliz violencia escolar no es una solución, sino una prueba de la ineficacia del sistema educativo en la promoción dela sana convivencia? ¿ Qué hace falta para que las autoridades comiencen a generar los cambios necesarios para reducir la cantidad de estudiantes por sala y mejorar las condiciones ambientales de las escuelas?.