CARTAS: Curarla inequidad: Solidaridad en tiempos de cáncer
Curarlainequidad: Solidaridad en tiempos de cáncer persisten profundas desigualdades en la forma en que el cáncer impactaa las personas. Mientras algunos acceden a diagnósticos y tratamientos oportunos, otros—porel lugar dondeviven, su situación económica o lasaturación del sistema de salud—sevenobligadosaesperar. Y en. Cáncer, sabemos que el tiempo puede marcar la diferencia entrela vida y la muerte. Esta inequidad no solo se refleja en cifras, sino en historias realesde personas y familias que enfrentan la enfermedad en condiciones muy diferentes.
Noes casual que la salud se haya instalado como una preocupación transversalennuestro país, Asilo refleja la Encuesta CEP de julio, que posiciona este tema, después dela delincuencia, como el segundo problema másimportante a abordar por el gobierno, sin distinción de género, territorio onivel socioeconómico. A esto un deterioro en la percepción desalud individual, especialmente en sectores más vulnerables. La sensación de abandono es evidente y la urgencia de respuestas, también. Unodelos mayores déficits en oncología hoy es la latencia: 15.000 personas enlista de espera con sospecha o diagnóstico de cáncer —según datos del Minsal a diciembre del 2024— y con sus garantías GES vencidas. Que no han podido ser absorbidos por el sistemadesalud: padres, hermanos, hijos, familias enteras que esperan y merecen una solución. Una dolorosa realidad que, pesealos esfuerzos de laautoridad, está lejos de cambiar. La desigualdad más evidente al mirarlo queocurreen regiones, donde la falta de equipos, especialistas e infraestructura limita gravemente el acceso. La escasez de oncólogos y la concentración de profesionales en algunas zonas del país generan demorasenel nóstico y tratamiento, prolongando las listas de espera.
En regiones extremas como Arica, Tarapacá, Magallanes, la situación es crítica: cada una cuenta con un solo oncólogo para toda su población, muy lejos de los 21 listaspor cada millón de habitantes que tienen, en promedio, los países de la OCDE. En Fundación Arturo López Pérez (FALP) trabajamos desde hace más de siete décadas para ampliar el acceso oportunoa diagnósticos y tratamientos de calidad, con un modelo de salud social que acoge al paciente en suvulnerabilidad. Para contribuir a reducir esta brecha, FALP administra un Fondo de Tratamientos Solidarios que, gracias al aporte de nuestros socios, sedestina íntegramente al cuidado de los pacientes. Así, a la fecha, hemos podido apoyar a más de 2.000 personas con diagnósticos, cirugías y terapias oncológicas, Hoy, más que nunca, la solidaridad es parte del tratamiento.
Recordando el legado de San Alberto Hurtado, quien nos interpeló a no quedar indiferentes ante el sufrimiento del otro, en el Día de la Solidaridad que conmemoramos cada 18 de agosto, hacemosun llamado no solo sino a actuar. Laser presas también están llamadas a seguir un propósito que trascienda: ser parte activa de la solución a los grandes desafiossociales, como el cáncer, es también una forma de liderar con sentido. Por sí sola, quizá ninguna pueda cambiar el mundo, pero unidas y coordinadas desdesu liderazgo, sí pueden salvar vidas. Poreso, nuestra invitación es a sumar esfuerzos. Porque cada aporte, cada gesto, cada compromiso con estacausa —desde elmundo público y privado— puede cambiar la biografía de una persona y su familia. Y porque, en tiempos decáncer, curar la inequidad tambiénes una forma de sanar. Soledad Neumann, gerente de Fundraising Fundación Arturo López Pérez (FALP)