Ambiciones, decepciones y pulsos: la difícil renovación de la cúpula de la UE
Ambiciones, decepciones y pulsos: la difícil renovación de la cúpula de la UE Conformar el nuevo liderazgo político de la Unión Europea (UE) parecía este año un mero trámite que poco tenía que ver con los tortuosos procesos del pasado: los nombres estaban claros y los consensos parecían firmes. Pero la cena informal que los 27 jefes de Estado y de Gobierno celebraron el lunes en Bruselas concluyó sin acuerdo y a medida que pasan los días, el ambiente se va complicando.
El Partido Popular Europeo (PPE, centroderecha), que con 190 escaños es la bancada más grande, elevó la apuesta y está exigiendo más cargos a sus socios: el grupo de los socialdemócratas y al de los liberales, es decir, la alianza de fuerzas europeístas.
Mientras, la premier italiana, Giorgia Meloni, ganadora absoluta en los comicios en su país, percibe que no se ha hecho justicia con los resultados de las elecciones europeas y también el Este se siente infrarrepresentado y reclama su porción del pastel. Meloni incluso criticó ayer "las prisas" en las negociaciones, achacándolas a la "debilidad" del acuerdo entre los populares, socialdemócratas y liberales, y vaticinó "sorpresas" en la Eurocámara. Nada más lejos de lo que habían pensado los partidos que dominarán el próximo parlamento europeo. Los líderes europeos aterrizaron en Bruselas el lunes con optimismo. Estaba llamada a ser una cita para tomar la temperatura hacia la configuración de la cúpula de poder de la UE.
Los nombres estaban tan encaminados que incluso emergió la posibilidad de cerrar un preacuerdo con Ursula von der Leyen (Alemania, PPE) repitiendo al frente de la Comisión Europea; Roberta Metsola (Malta, PPE) de nuevo con las riendas del Parlamento Europeo; el portugués António Costa (Socialistas y Demócratas) como presidente del Consejo Europeo; y Kaja Kallas (del liberal Renew) como sustituta de Josep Borrell con la batuta de la diplomacia europea. Parecía una misión cumplida. Los populares, victoriosos, se llevaban el mejor reparto, socialdemócratas (136 bancas) consolidaban a Costa y los liberales (80 escaños) se blindaban con un puesto pese a su caída en las urnas. Los equilibrios de género y geografía también parecían compensados. Pero algo se torció. Las negociaciones para el reparto de cargos nunca son fáciles. El ejercicio de funambulismo necesario para cerrar la cuadratura del círculo es tedioso. Emergen los recelos, los pulsos y los anhelos nacionales. Y el PPE subió ahora su precio. No se contenta con los sillones de la Comisión y el Parlamento. Reclama medio mandato del Consejo. Algo inaceptable para los socialdemócratas, que ven una humillación que la formación azul se quede con casi el 75% de los puestos. Otra arista que se abre es la sensación de los países del Este de estar infravalorados.
Uno de los cambios que deja la guerra de Ucrania en la correlación de fuerzas en la UE es que ha pivotado más hacia los países vecinos de Rusia, que han marcado el tono de la respuesta a la agresión rusa. Lo advertía el Presidente eslovaco, Peter Pellegrini, a su llegada a la cita: "Para nosotros es importante ver cómo Europa Central y Oriental estarán representados. Hemos estado infrarrepresentados en los últimos años". Los países orientales no solo se sienten ninguneados en los altos puestos de la UE, también en la OTAN. El Presidente rumano, Klaus Ihoannis, ha presentado su candidatura para ser el próximo secretario general de la OTAN. Un movimiento que no entienden en los cuarteles generales, ya que ha sacudido la sustitución de Jens Stoltenberg poniendo la zancadilla al favorito Mark Rutte. Hungría apoyaba al rumano (hasta el martes, cuando Orban decidió cambiar de opinión) y Eslovaquia no se ha pronunciado. El resto de países secundan al neerlandés. Pellegrini dejó otro mensaje más velado: "Tenemos que tener mucho cuidado con quién representará a la UE en la esfera internacional.
Debemos evitar más tensiones de las que ya hay y colocar a una persona que sea capaz de relajar los ánimos". Lo que entre líneas se ve como una oposición a la designación de la halcón Kaja Kallas como alta representante de la UE para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. La Primera Ministra estonia cuenta con una orden de busca y captura decretada por Moscú. Algunos recelan de si su mano dura es la más idónea cuando se comienza a hablar de paz en Ucrania. El punto fuerte y flojo de Kallas es su firmeza con Putin. Para algunos, es la "dama de hierro" perfecta; otros temen que no esté a la altura con los desafíos en otras regiones como Medio Oriente o el Sahel. La otra X a despejar la representa Italia. Giorgia Meloni arrasó en las europeas, siendo uno de los más votados de todo el bloque con 24 eurodiputados. Su cara seria en la cumbre europea contrastaba con la felicidad que desprendía en la reciente reunión del G7. La Primera Ministra italiana ha sido desplazada de las reuniones bilaterales comandadas por los mandatarios de Grecia y Polonia (PPE); España y Alemania (socialdemócratas); y los liberales en Francia y Países Bajos. Y puede guardarse todavía un as en la manga.
Tras las elecciones europarlamentarias Ambiciones, decepciones y pulsos: la difícil renovación de la cúpula de la UE En las negociaciones que empiezan, el Partido Popular Europeo subió su precio frente a sus aliados socialdemócratas y liberales, a quienes exige el 75% de los sillones a repartir, mientras Giorgia Meloni reclama que no se ha hecho justicia con los resultados y critica "las prisas" en las conversaciones. MARÍA G. ZORNOZA EL MUNDO Desde Bruselas URSULA VON DER LEYEN espera volver a ser presidenta de la Comisión EFE/EPA GIORGIA MELONI cree que habrá "sorpresas" en la Eurocámara. FRANCE PRESSE.