Autor: JEAN PALOU EGOAGUIRRE
Nicolás Maduro proyecta su nuevo mandato con un reforzamiento del “modelo cubano”
Nicolás Maduro proyecta su nuevo mandato con un reforzamiento del “modelo cubano” El 10 de enero buscará juramentarse por otros seis años en el poder en Venezuela:Cuando Nicolás Maduro asumió el poder en 2013, muchos en Venezuela pensaron que sería un presidente de transición que no duraría mucho en el cargo. Y en varias ocasiones pareció que tenía los días contados.
Pero el próximo 10 de enero pretende juramentarse por un tercer mandato de seis años, hasta 2031, con lo que superaría el período de 14 años de Hugo Chávez y solo quedará detrás de los 27 años que duró la dictadura de Juan Vicente Gómez en los años 30. El mensaje de Maduro es explícito: si de él depende, no existirá jamás una alternancia política en Venezuela.
“¡Juro que la oligarquía no volverá, juro que la victoria nos pertenecerá por siempre y el 10-E saldremos por millones a las calles a jurar por Venezuela! ”, dice el dirigente, quien enfrenta este nuevo período con serios cuestionamientos a su legitimidad democrática, tras las acusaciones de fraude electoral en los comicios del 28 de julio.
Según expertos, al desconocer su derrota ante el opositor Edmundo González, Maduro pasa de liderar un régimen híbrido con tintes autoritarios, pero con la legitimidad de su origen en el voto a uno abiertamente represivo y dictatorial, basado en lo que él mismo denomina la “perfecta fusión popular-militar-policial”. Y en su nuevo período buscará consolidar esa deriva, con una clara inspiración en el “modelo cubano” y el castrismo, que rige sin contrapesos en la isla hace 65 años.
Control total de las instituciones como en el castrismo“Ahora el chavismo ya es una autocracia total”, opina Javier Corrales, académico del Amherst College y autor de “Autocracy Rising: How Venezuela Transitioned to Full-Fledged Authoritarianism in the 21st century”, quien identifica el quiebre en 2016, cuando el régimen “hizo todo para desconocer y desactivar el Congreso electo” de mayoría opositora, usurpando sus funciones con una polémica Asamblea Constituyente. Desde entonces, remarca Corrales, Maduro ha avanzado hacia un sistema muy similar al de Cuba, que ha asesorado en terreno al régimen venezolano en temas de seguridad interna. “El chavismo tiene control total de todas las instituciones que importan, como en el castrismo. Tiene un sistema de seguridad interna y tortura muy am-SSERPDETAICOSSA“La vandalización y derrumbe de nueve estatuas de Chávez reflejan la ruptura emocional y política de los sectores populares con el imaginario bolivariano.
Luego de su decisión de desconocer la voluntad popular, a pesar del margen del resultado, el chavismo deja de ser un movimiento político y a partir del 10 de enero se transforma en una fuerza de ocupación del territorio venezolano, con el uso de la violencia”, opina el excoordinador de la ONG Provea, quien señala que ya “queda atrás la discusión estéril sobre qué tipo de régimen” es y ya es claro que “Maduro es un dictador y su gobierno, una dictadura”. Las FF.
AA, dice Corrales, serán la clave de la sobrevivencia de Maduro: “El modelo de alianza cívicomilitar que fundó Chávez ha sido elevado bajo Maduro de manera tal que ahora los militares son los que tienen la última palabra”, destaca. “En un régimen tan impopular no queda otra opción que sostenerse a través de la fuerza. En ese sentido, las FF.AA. son esenciales para desalentar la articulación ciudadana y mantener la hegemonía del PSUV. Es un régimen cívicomilitar, como el cubano, donde una parte no puede sostenerse sin la otra”, coincide Delgado.
Uzcátegui advierte que en esta nueva etapa el régimen buscará reforzar su “importante nivel de control dentro del aparato militar y represivo venezolano”, fortalecido por el rol de un miembro del ala dura chavista como Diosdado Cabello, quien asumió como ministro de Interior.
Pero señala que “ningún gobierno autoritario puede basar su dominación exclusivamente en la represión, por lo que también intentará mantener la persuasión en su actual base de apoyo, calculada en 3 millones de personas, y gobernar a partir de esa minoría” en un esquema similar al del castrismo en Cuba. “Considero que a partir del 10 de enero se acaba la oposición en Venezuela, cuya génesis es la posibilidad de acceder al poder, y al igual que Cuba y Nicaragua, lo que habrá será disidencias. El PSUV intentará mantener la simulación de formas democráticas, con el apoyo de una oposición leal y servil al gobierno.
La gran incógnita en esta ecuación es el descontento popular”, señala el sociólogo, quien si bien se reconoce “escéptico” sobre una caída inminente del régimen, ya vislumbra sus etapas finales: “Estoy convencido que estamos en presencia de la fase terminal del chavismo.
El detalle es que esa fase terminal puede durar semanas o años”. n Al Assad y el chavismoLa caída del régimen de Bashar al Assad en Siria en una ofensiva armada de solo 10 días, que puso fin a 50 años de dictadura, puso en debate si Nicolás Maduro podría o no correr el mismo destino. La asociación tiene que ver con el vínculo común de ambos gobiernos autocráticos con Rusia e Irán. “Si Siria no contó con Rusia, Irán y Hezbolá, ¿qué te hace pensar que Maduro sí?”, planteó la opositora María Corina Machado. Pero los expertos sostienen que la situación es distinta porque en Venezuela no existe un conflicto armado y, si bien es notorio el aislamiento internacional del chavismo, todavía cuenta con aliados importantes. “Lamentablemente Maduro ha aprendido a sobrevivir el aislamiento”, señala Jesús Delgado. “Hoy existe una red sofisticada de regímenes autocráticos que han desarrollado mecanismos de intercambio de bienes, servicios, tecnología e inteligencia. Gracias a estos, Maduro ha podido seguir vendiendo petróleo. En la región contarán con el apoyo no solo de Cuba, Nicaragua y Bolivia, sino también con la tibieza de México, Colombia, Honduras y hasta un punto, Brasil. A eso habría que sumarle las alianzas de Rusia, China, Irán, más allá de que no se transformen en apoyo económico. Es cierto que la caída de Al Assad debe haber sido un golpe, pero estamos viendo a nivel mundial un fortalecimiento de los autoritarismos”. plio, como el castrismo. Tiene FF.AA. haciendo negocios lícitos e ilícitos, como el castrismo. Usa a civiles para reprimir a civiles, como el castrismo. Se invierte poco, por no decir nada, en actividades productivas o infraestructura, con un Estado depredador en vez de desarrollista, como el castrismo. Se disfraza de antiimperialista para justificar la represión, como el castrismo”, enumera. “La única diferencia es que Maduro todavía le permite a cierto sector privado operar y generar lucro.
Pero es unsector totalmente coartado y dependiente del Estado”. La sospecha es que el próximo paso de Maduro quien en 1986 estudió en la “Escuela de Formación Política” de La Habana podría ser profundizar en la imitación del sistema político castrista, donde el Partido Comunista Cubano es el único legal y si bien hay elecciones periódicas, no son competitivas y es imposible que llegue a la Asamblea Nacional alguien que no tiene su apoyo, mientras que el jefe de Estado se elige indi-rectamente.
En el caso del chavismo, ya viene avanzando en una serie de leyes “contra el fascismo” y las ONG, y ya se habla de una reforma constitucional para modificar los vestigios “burgueses” de la democracia venezolana, aunque se desconoce su alcance.
Jesús Delgado Valery, director ejecutivo de Transparencia Electoral y coautor de “Así se vota en Venezuela”, señala que si bien el chavismo ya se había convertido en un “autoritarismo cerrado” tras las legislativas de 2015, y ya había cometido fraudes electorales en los comicios de 2017 para la Asamblea Constituyente y para las regionales, lo ocurrido en las pasadas presidenciales “lo dejaron en evidencia” y está forzando un giro. “El fraude documentado y la reacción popular generó algunos cambios importantes en la cúpula chavista, quitándoles poder a los hermanos Rodríguez y dándoselo a Diosdado Cabello. En Venezuela hay un régimen cívico-militar, como en Cuba, pero hasta ahora no habían necesitado ir a un sistema de partido único porque habían tomado medidas para que los candidatos verdaderamente opositores no consigan competir.
A través de inhabilitaciones, intervenciones judiciales a los partidos, persecución, y a veces medidas sin ningu-na justificación”, explica, recordando el veto a la candidatura de Corina Yoris en sustitución de la inhabilitada líder opositora María Corina Machado. “Estas medidas permitían que el gobierno de Maduro pudiera decirle al mundo que había elecciones pluripartidistas, y que incluso había gobernadores, alcaldes y diputados opositores. Sin embargo, en las presidenciales esta fórmula no funciona, porque se pone en juego el poder real. Creo que de momento no vamos a un sistema de partido único, sino de partido hegemónico, con partidos que cohabitan para legitimar las elecciones y obtener alguna cuota de poder”, comenta Delgado. “Una fuerza de ocupación”Según Rafael Uzcátegui, presidente del Laboratorio de Paz, el régimen de Maduro enfrenta un cambio tectónico.
“El 28 de julio ocurrió algo extraordinario para un fenómeno populista como el bolivariano: la evidencia incontrovertible de la pérdida del apoyo popular, lo que se ratificó en las masivas protestas del 29 y 30 de julio, protagonizadas por los sectores que antes habían sido el bastión electoral del oficialismo”, señala.. Según expertos, tras el presunto fraude electoral del 28 de julio, el régimen chavista ya no simula su autoritarismo, avanzará en sus ataques a la democracia liberal y pretende que la oposición —como en Cuba o Nicaragua— se convierta en “disidencias”. El 10 de enero buscará juramentarse por otros seis años en el poder en Venezuela: del ALBA, en Caracas, Maduro se reunió con el Presidente cubano, Miguel Díaz-Canel y prometieron “una nueva ofensiva política”.