Fracasos en transmisión eléctrica
Fracasos en transmisión eléctrica Ante este escenario es clave preguntarse qué han hecho las autoridades y legisladores de la región para superar este problema.
Se calcula que tanto Copelec como CGE han debido rechazar la factibilidad de más de 1.300 solicitudes de conexión a la red, por falta de potencia, principalmente proyectos agrícolas, agroindustriales y habitacionales, situación que resuena como una bofetada frente a las bajas tasas de inversión y al elevado desempleo que exhibe la región.
E l fracaso de la sexta licitación de la ampliación de la línea de transmisión Charrúa-Chillán, declarada desierta este viernes por el Coordinador Eléctrico Nacional, volvió a encender las alarmas del mundo público y privado sobre el evidente rezago de la infraestructura de transmisión eléctrica en la región, situación que está frenando el crecimiento de las inversiones, porque muchas de las empresas interesadas en desarrollar proyectos se enfrentan al obstáculo de que en vastas zonas no hay factibilidad de suministro eléctrico. La línea Charrúa-Chillán -propiedad de CGErequiere con urgencia la ejecución del proyecto de ampliación que triplicará su capacidad.
De hecho, dicha obra fue decretada en 2018 por la Comisión Nacional de Energía, pero no se ha podido materializar hasta ahora, principalmente, porque el valor de referencia calculado por la autoridad estaba muy alejado de las estimaciones del mercado.
En la práctica, concretar esta obra, cuya ejecución podría tardar tres años, permitirá descongestionar la red eléctrica en la zona sur de Ñuble, que hoy está al límite de su capacidad, aunque la puesta en servicio de la subestación Montenegro, en San Ignacio, ha contribuido, en parte, a aliviar ese estrés.
Se calcula que tanto Copelec como CGE han debido rechazar la factibilidad de más de 1.300 solicitudes de conexión a la red, por falta de potencia, principalmente proyectos agrícolas, agroindustriales y habitacionales, situación que resuena como una bofetada frente a las bajas tasas de inversión y al elevado desempleo que exhibe la región.
Un problema similar enfrenta la obra de ampliación de la línea Monterrico-Cocharcas -propiedad de CGE-, que permitirá robustecer la red en la zona norte de la región, dado que en esta licitación no se presentó ninguna oferta.
En medio de la crisis, la expectativa de los actores del mercado está puesta en el proyecto de ley de Transición Energética, que el gobierno ingresó al congreso en julio del año pasado, y que se espera concluya su tramitación legislativa en las próximas semanas.
Esta futura ley y su reglamento respectivo facilitarán la ejecución de obras urgentes, como las ya mencionadas, ya que facultará a la autoridad para acordar con el propietario de la línea una adjudicación directa de las obras, cuando se trate de licitaciones declaradas desiertas.
Además, contiene un artículo transitorio que permitirá, durante cinco años, considerar un monto adicional de un 5% por sobre el 10% que ya está considerado para el resto del país para ejecutar obras de transmisión necesarias y urgentes para Ñuble.
Ante este escenario es clave preguntarse qué han hecho las autoridades y legisladores de la región para superar este problema. ¿El gobernador regional y el delegado presidencial han hecho todos los esfuerzos necesarios para poner esta crisis en el radar del nivel central? ¿ El ministro de Economía le ha tomado el real peso al rezago de Ñuble y ha explorado medidas de corto plazo para reducir algunas brechas? ¿ Los parlamentarios de la región han actuado con la celeridad que requiere la tramitación del proyecto de ley de Transición Energética? Asimismo, es fundamental saber qué nuevos proyectos se están proponiendo para robustecer la transmisión en la región, particularmente en la Provincia de Itata, donde sigue en duda la concreción de las subestaciones Las Delicias y Coiquén, así como la línea Mataquito-Hualqui, que no superó la evaluación ambiental..