Autor: NATALIE KITROEFF Y PAULINA VILLEGAS
Sinaloa, zona de guerra tras una traición en el Cartel
Sinaloa, zona de guerra tras una traición en el Cartel Un engaño ha desgarrado a uno de los grupos delictivos más poderosos de México y ha desatado una guerra entre las facciones rivales. Cuerpos tirados a la orilla del camino. Tiroteos en barrios de lujo. Camiones incendiados en la autopista. Personas sustraídas de sus autos por hombres armados a plena luz del día.
Así es como luce la guerra cuando estalla en el interior de una de las mafias criminales más poderosas del mundo, el cartel de Sinaloa, un conflicto en el que se enfrentan dos facciones rivales en una sangrienta lucha por controlar un narcoimperio multimillonario.
Los últimos años habían sido relativamente calmados en el estado de Sinaloa, en el noroeste de México, donde el dominio de una organización criminal única y cohesionada mantenía las guerras territoriales al mínimo y las tasas oficiales de homicidios se mantenían más bajas que en muchas grandes ciudades de Estados Unidos.
Entonces, a finales de julio, se produjo una traición impensable: Ismael “el Mayo” Zambada García, padrino del cartel, fue engañado por el hijo de su antiguo aliado, secuestrado, obligado a tomar u n v u e l o a EE.UU. y detenido por agentes estadounidenses, según funcionarios de ese país.
Z a m b a d a d e s c r i b i ó l a traición en una carta difundidapor su abogado, en la que el narcotraficante decía que el día que fue detenido había sido atraído a una reunión supuestamente amistosa y luego “emboscado” y “secuestrado” por uno de los hijos de su compañero cofundador del cartel, Joaquín Guzmán Loera, conocido como el “Chapo”. No era la primera vez que lasOla de violencia en el noroeste de MéxicoSEMITKRO Y WENEHT / TUHOKHTIDIREMpequeña casa de bloques de concreto, apagaban las luces y se encerraban, a veces durante días. “No nos acercábamos ni a la ventana”, dijo. Los distribuidores de alimentos dejaron de llegar al pueblo. Los vecinos apagaban la luz a las 20:00 horas, Salazar cerró su tienda y empezó a racionar la comida.
“Siempre hemos sido pobres, sabemos adaptarnos y vivir con poquito”, dijo, “pero el miedo es más difícil de sobrellevar”. Otros estallidos de violencia han sacudido Sinaloa antes, pero los residentes dicen que la ola actual es más intensa que cualquier otra que hayan vivido.
En 2019, las fuerzas de seguridad mexicanas detuvieron brevemente a Ovidio Guzmán López, uno de los hijos del “Chapo”, en Culiacán y luego se vier o n o b l i g a d a s a l i b e r a r l o después de que hombres armados del cartel sitiaran la ciudad. Cuando Guzmán López fue capturado otra vez el año pasado, sus secuaces volvieron a sembrar el caos en las calles, lo que obligó a cerrar el aeropuerto y los edificios gubernamentales. Pero esos episodios terminaron en pocos días. En el sur de Sinaloa, muchos habitantes siguen atrapados en sus casas un mes después del inicio del conflicto. “¿Cómo les voy a dar de comer a estas niñas?”, dijo Luis Sapiens, un peón agrícola de Elota. Sapiens, de 37 años, trabaja normalmente siete días a la semana en un invernadero para mantener a su mujer y a sus dos hijas, de 5 y 7 años. Ahora solo acude cada pocos días, cuando su jefe dice que es suficientemente seguro. El gobierno local distribuyó alimentos en su barrio hace un par de semanas, pero, aparte de eso, los residentes se las arreglan solos. La escuela local sigue cerrada, dijo Esmeralda, la mujer de Sapiens, porque los profesores tienen demasiado miedo para venir al municipio.
“Se están retrasando”, dijo, mientras las dos niñas veían dibujos animados, “y no hay nada que pueda hacer”. CONFLICTO La Presidenta Sheinbaum dijo recientemente que “entrar con poder de fuego (en Sinaloa) generaría una guerra”. familias de los capos se traicionaban entre sí.
Las tensiones han estado latentes entre las dos partes desde que el “Chapo” fue capturado y juzgado en un tribunal federal de EE.UU., donde uno de los hijos del “Mayo” ofreció un testimonio condenatorio contra el capo de la droga en 2019 que ayudó a ponerlo en prisión perpetua.
D e s p u é s d e l s e c u e s t r o y arresto del “Mayo”, el estado de Sinaloa estuvoen vilo durante aproximadamente un mes, esperando a ver si los herederos del cartel podían llegar a una resolución. A principios de septiembre llegó una respuesta: una oleada de asesinatos marcó el inicio de una guerra civil total.
“Todavía no tenemos el fin de un largo período de violenciaque nos está abrumando mucho”, dijo en una entrevista el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, y añadió: “No está rebasado para nada el gobierno, sino al contrario: estamos cada vez teniendo mejores posicionamientos en el enfrentamiento de la violencia”. Pero los habitantes de Sinaloa no parecen confiar en que alguien controle la brutalidad. Medidas extremas contra la violenciaLos habitantes siguen ahora un toque de queda autoimpuesto, refugiándose en interiores cuando oscurece. Los padres se niegan a enviar a sus hijos a la escuela por miedo a que queden atrapados en un tiroteo. El lunes, hombres armados bajaron a la fuerza de sus vehículos a dos alcaldes de la localidad y robaron los autos, según un portavoz del fiscal general del estado. La parálisis se ha apoderado de la economía local, ya que mu-chos empleados han dejado de ir a trabajar y las empresas han reducido sus horarios o suspendido por completo sus operaciones. La capital, Culiacán, ya ha sufrido pérdidas de cientos de millones de dólares, según los líderes empresariales.
Con más de 140 muertos en tan solo un mes, funcionarios temen que la violencia se extienda pronto por todo el país, lo que pone en juego los intereses de la nueva Presidenta de México, Claudia Sheinbaum. “Estamos en un momento crítico”, dijo Eduardo Guerrero, un analista de seguridad afincado en Ciudad de México.
“Si no intentan parar lo que está pasando en Sinaloa, la violencia se va a volver inmanejable”. El gobierno federal envió 1.100 soldados a patrullar las calles y el ejército confiscó las armas de la policía municipal de Culiacán, una medida que, según los expertos, refleja una preocupación de que haya connivencia entre el cartel y losagentes locales. La guerra “apenas va empezando”Un viernes reciente, la policía de Sinaloa encontró una camioneta blanca pintada con aerosol con la leyenda “Bienvenidos a Culiacán” frente a una taquería de la capital. En su interior yacían los cadáveres de al menos cinco hombres que debieron ser asesinados días antes, según un agente de policía, a juzgar por el olor a descomposición humana que llenaba el aire.
Cuando se le preguntó si la violencia estaba disminuyendo, el agente exhaló bruscamente: “¡ De ninguna manera! ”, dijo, “esto apenas va empezando”. En Elota, a una hora al sur de Culiacán, Rosario Salazar, de 70 años, se dispuso a guarecerse en cuanto las caravanas de hombres armados empezaron a atravesar el pueblo. Al oír el ruido de las camionetas pesadas, ella y su marido corrían al interior de su. Ola de violencia en el noroeste de México ” decía una pintada en una camioneta en la que la policía encontró seis cadáveres. En la foto, el lugar del hallazgo.