Autor: Monseñor Jorge Vega Velasco, SVD Obispo de Valparaíso
Columnas de Opinión: El deber con el Hospital de Niños
Columnas de Opinión: El deber con el Hospital de Niños ntiemposmarcadpoorsla transformación acelerdae dnuaes trasinstituciones, es urgente detena meirarr anquoellsoqu e constituyeelalma de nuestras ciudades:su historia viva, sus gestos de humanidad, sus signos de esperanza. Entreesos signos, el Hospital de Niños de Viña del Mar ocupa un lugar privilegiado enla memoria colectiva de nuestra región. Además deser un importante centro de salud, fue por más de un siglo una encarnación concreta delamor al prójimo, del cuidado alos más vulnerables, del servicio generoso inspirado en la fe y en la solidaridad.
Suorigen se encuentraen lagenerosidad de doña María Teresa Broen wsu sennsib, ilid ad porla DoctrinaSocial de la Iglesia (Encíclica Rerum Novarum del PapaLeón XII) y en la vocación de tantas personas que, sin buscar reconocimiento, dieron su vidaal servicio de la infancia. Médicos, religiosas, voluntarios y trabajadores convirtieron ese lugaren un espay también se acariciaba el alma. origenaestanobleobra. Desde el Obispado de Valparaíso hemos asumido con seriedad y compromiso la responsabilidad de proteger el espíritu de estelegado. Hemos buscado caminos -nosiempre fácilesnivisiblesparaque voluntad de los donantes, y lo seguiremos haciendo, porserespetela queasínosimpone el canon 1300 del Código de Derecho Canónico. La memoria de quienes entregaron su vida y sus bienes debe ser oíday respetada. No estamos defendiendo los bienes: estamos defendiendo unsímbolo de nuestra historia regional y un testimonio del Evangelio. Estellamado se vuelve aún más significativo al vivir como. el Jubileo dela EsIglesia el Centenario de la Diócesis de Valparaíso y peranza convocado porla Iglesia universal.
En tiempos en que tantas instituciones se enfrentan al riesgo de la deshumanización, el Hospital de Niños de Viña del Marnos recuerdaquehay bienes que no tienen precio porquetienen valor: La infancia, lasalud, la caridad y la memoria nose negocian. Hacemos un llaautoridades, alasinstituciones y a todoslosciudadanos de madoalas buena voluntad anoolvidar. Porque olvidar estaobra es apagar una luz de esperanza, un signo concreto de misericordia y justicia que construyeron tantas generaciones. la entrega de quienes allí Quelagenerosidad desus fundadores y sirvieronnossigan interpelando con fuerza y humildad. Que elEvangelio dela vida y del servicio inspire nuestras decisiones, especialmen:yal serteentiempos decambio. Y queninguna obranacidadelamor vicio deladignidad humana sedesvie porintereses que leson ajenos. cio dondese curaba el cuerpo Porello, quierollamar laatención sobreel rumbo quehatomado estaobra tan significativa.
El Hospital, que nació como un signo de compasión y entrega, atraviesa hoy un procesoen el que parece haberse desdibujado el fin que inspiró; motivo por el cualel Obispado de Valparaíso, a quien doña María Teresale confió velar por el cumplimiento desu última voluntad, está trabajando porque las decisionessobresu futuro reconozcan y respeten su identidad original, poel sentido de misión que niendo enel centro el servicio al prójimo y porsobreotros intereses. Confiamosen estar frentea una lovionacer, oportunidad que permita renovar el compromiso cristiano que dio Columna.