¿Ahora qué ?: Lo que viene tras la tragedia en El Teniente
¿ Ahora qué ?: Lo que viene tras la tragedia en El Teniente La reciente tragedia en la mina El Teniente ha golpeado con fuerza a Rancagua y al país entero.
Seis trabajadores -Paulo Marin Tapia, Moisés Pávez Armijo, Gonzalo Núñez Caroca, Alex Araya Acevedo, Jean Miranda Ibaceta y Carlos Arancibia Valenzuelaperdieron la vida tras un derrumbe que, según expertos, fue de una magnitud imposible de prever. La consternación es profunda.
Pero en medio del duelo, surgen preguntas urgentes: ¿ qué viene ahora? ¿ Cómo se avanza en una operación minera que sostiene miles de empleos y que es clave para la economia nacional, sin sacrificar jamás la seguridad de sus trabajadores? El impacto es evidente. El Teniente, la mina subterránea de cobre más grande del mundo y una de las operaciones más relevantes de Codelco, permanece paralizada. Solo un 10% de su capacidad está activa, principalmente para labores de mantenimiento. Cada día sin producción significa pérdidas de entre 8 y 10 millones de dólares. Esto ha influido en el precio del cobre a nivel mundial, pero más aún, ha generado preocupación entre las familias que dependen directa o indirectamente de la faena. La ministra de Minería, Aurora Williams, ha sido clara: la reapertura dependerá exclusivamente de que existan condiciones seguras. Y es que no se trata solo de cifras o mercados. Lo más relevante aquí son las vidas humanas. La minería es vital para Chile, representando cerca del 10% de su fuerza laboral directa e indirecta. Pero esa relevancia no puede, bajo ningún punto de vista, anteponerse al bienestar de quienes día a día trabajan en condiciones complejas y riesgosas. Así lo ha reconocido el propio presidente del directorio de Codelco, Máximo Pacheco, quien anunció una auditoria internacional para entender qué ocurrió y qué se hizo mal. Además, la Fiscalía Regional de O'Higgins investiga el caso como cuasidelito de homicidio, junto a peritajes de la PDI. Desde el accidente de los 33 mineros en 2010, la seguridad en la minería chilena ha mejorado de forma significativa. Según la ministra Williams, en 14 años los accidentes fatales han disminuido más del 80%. Se ha invertido en tecnología predictiva, telecomando y automatización. Sin embargo, esta tragedia nos recuerda que los riesgos siguen presentes. El académico Pablo Vargas, de la USACH, enfatizó que el evento sísmico que provocó el derrumbe fue excepcionalmente violento y difícil de anticipar, pese a los avances tecnológicos. En este complejo escenario, la gran pregunta persiste: ¿ ahora qué? Primero, justicia. Las investigaciones deben llegar hasta las últimas consecuencias. La ciudadanía y, sobre todo, las familias de las víctimas merecen saber con certeza que ocurrió y si hubo responsabilidades. Segundo, seguridad. La reanudación de las operaciones en El Teniente debe darse solo cuando existan garantias totales para los trabajadores. Ni la presión económica ni la urgencia productiva pueden justificar un retorno prematuro. Tercero, aprendizaje. Cada tragedia en la historia minera ha dejado lecciones. Esta no puede ser la excepción. Se deben revisar protocolos, fiscalizaciones y estándares. La minería, aunque sea la actividad industrial con menor accidentalidad del país, no puede dar nada por sentado. Chile necesita su minería. Pero la minería necesita, ante todo, cuidar a quienes hacen posible que esa riqueza emerja desde las profundidades de la tierra. El equilibrio entre producción y seguridad no es negociable.
Y el verdadero homenaje a los seis mineros fallecidos sera no repetir los errores, si los hubo, y reforzar una cultura de prevención que esté a la altura de una industria que, por su naturaleza, siempre convive con el riesgo.. Editorial