Autor: Michel Junod médico veterinario
Columnas de Opinión: El dinero alcanza cuando no selo roban
Columnas de Opinión: El dinero alcanza cuando no selo roban Columnap oraños, los chilenos nos sentíamos distintos. Nos percibíamoscaside otrocontinente, comparados conlos niveles de violencia, extorsión y robos de algunos países de América. Pero estonos duró mientras éramos pobres, y tanpronto como exhibimos mejores indicadores, nos hicimosatractivos para el crimenorganizado y losnarcotraficantes.
Lamentablemente, “nos pillósin perros”. Estábamos acostumbrados alosrobos de gallinas y, y extorsiones. delanoche ala mañana, llegaron los secuestros Mientras todos nos escandalizábamos por este tsunami devioy criminales, se fue desarrollando una cultura nacional de Jentistas fraudemássilenciosa, que está minando nuestrainstitucionalidad.
Así, transitamos del robo menor de herramientas agrícolas, el hurto deartículos de oficina, herramientas y artículos dela construcción, a prácticas fraudulentas más graves, como el uso de licencias médicas falsas; el cobro de horas extras no trabajadas; la contrata ción de ineptos en puestos clave o la cobertura de ausencias injustificadas eneltrabajo. ¡continuó la escalada de robos, pasando por la corrupción y colusión a gran escala, comola defraudación de impuestos, la asignación desueldos por trabajos inexistentes, la contratación deasesorías falsas y el uso de fundaciones para desviar fondos públicos.
“Siotros Enmuchoscasos, elrobose justifica desde lacomparación: lo hacen y noson castigados, ¿por qué no hacerlo?”. Esta mentali-dadhasidoreforzada porla percepción de impunidad hacialos “larones de cuello y corbata”, o losartistas urbanos que exhiben su opulencia, muchas veces mal habida. Estos suelen evadir responsabilidades legalesa de gran magnitud, lo que pesar de sus crímenes genera un debilitamiento deltejido moral y ético en ciertos segmenos dela población.
Así, el robo se ha transformado en una institución americana ytiene a muchos países de rodillas, con las manos atadas frente ala suscripción de convenios internacionales a favor del delincuente, el uso proporcional de la fuerza, la migración como un derecho y cuanta patraña más. Hoy, contanta permisividad y diálogo, se ven preocupantesindicadores en Colombia, conelrecrudecimiento de la guerrilla, o en México, donde cuatro carteles narcos se repartieron. el país. Elrobo, en cualquiera de susformas, es un cáncer que debilita el progreso y la cohesión social. Enfrentar esta problemática requiere de gobiernos más fuertes y decididos, leyes más estrictasy, sobre todo, un cambio cultural que rechace la corrupción y fomente valoreséticosen todos losniveles de lasociedad. Es fundamental que los responsables sean juzgados sin distinción de clase o posición, y que en los colegios se hable de valores. Solo asíserá posible revertir esta tendencia y construir una sociedad másjusta y equitativa, donde nossintamos orgullosos de vivir..