La niña ÁMBAR
La niña ÁMBAR Bustamante solo le dio a Toro los nombres y, luego, se arrepintió y quiso cerrar el asunto. Pero era demasiado tarde: tras meses de investigación, ella logró dar con familiares y con una denuncia por presunta desgracia donde el psicópata figuraba como la última persona que los vio con vida.
Con esos antecedentes, lo confrontó a fines de enero de este año con una certeza que quedó plasmada en un video de esa entrevista: "Ellos nunca salieron de Covadonga 641", le dijo a la periodista, aludiendo a la dirección de su casa. Bustamante, ofuscado, no confirmó la información. En junio de este año, un oficial de gendarmería de Rancagua contactó a la periodista "por el tema Bustamante": "Me dijo que te había confesado que había matado a dos personas más", le dijo. Ahora estaba dispuesto a dar la ubicación de los cadáveres de Eduardo e Isabel: era la misma casa en Covadonga donde había asesinado a Ámbar. La historia completa de los nuevos crímenes y de su revelación también forman parte de este libro. Acá, un adelanto del capítulo "No sé qué pasó por mi mente", donde se relatan los hechos ocurridos durante los primeros meses de 2020, cuando Ámbar asistía a un programa del entonces Sename.
La trabajadora social a cargo de su caso, Uberlinda Castillo, sus dos abuelas, una de sus tías y sus homicidas retratan los días en que Ámbar había decidido cambiar su vida, y cómo Llanos y Bustamante comenzaron a urdir su asesinato. No sé lo que pasó por mi mente El 3 de marzo del año 2020 fue notificado el primer caso de covid-19 en Chile. La pandemia ya era una preocupación mundial y el gobierno implementó con rapidez medidas para frenar los contactos sociales que favorecían los contagios.
Hubo, junto con las gestiones para importar respiradores y vacunas, órdenes de confinamiento con tránsitos esenciales que debían ser autorizados por Carabineros, adecuación de planes educacionales y laborales para estudiar y trabajar desde casa, y ayudas socioeconómicas en dinero como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que se entregó a las familias para aguantar la crisis. Uberlinda Castillo cuenta que fue un periodo muy complejo en su trabajo. Los programas colapsaron por un aumento de problemas de los grupos familiares que atendían, asociados al estrés del encierro y al alcoholismo. De forma simultánea al caso de Ámbar, su "tripleta" un grupo de intervención de tres profesionales tenía a cargo a otros veinticuatro niños, varios con problemas terribles.
Uno de ellos, por ejemplo, estaba siendo buscado por narcotraficantes para "ajusticiarlo", por lo que en vez de internarlo en un establecimiento estatal, donde podrían encontrarlo con facilidad, idearon un plan para pagarle una residencial y turnos para llevarle alimentos.
Nataly, que tenía el rol de tutora, renunció y la misma carga laboral quedó radicada en dos profesionales, que ahora, además, debían intentar que la distancia no interfiriera en que personas como Ámbar, a quien el sistema no había logrado rescatar, confiara y diera alertas para ayudarla. La vacante de Nataly estuvo libre por semanas. Ámbar asistió los primeros días de marzo al Liceo Comercial Alejandro Lubet Vergara, donde se matriculó después de la denuncia del director del Liceo Técnico Profesional Obispo Rafael Lira Infante.
El domingo 15 de marzo mantuvo una conversación por Instagram con una amiga que vive en el sur, a quien le transparentó su soledad: "Se me cuida, por favor. ¿El lunes irás a clases?". "Sí, mi amor, gracias. ¡Qué linda! Obvio que sí me voy a cuidar. Voy a tomar tequila, pero voy a estar en la casa de una amiga, así es que no voy a ir a carretear, no voy a ir a discos hoy día, creo. En volá me da la hueá y voy a discos, pero no sé, creo que no, pero sí, mi amorcito, gracias igual. Tú también cuídate, amiga, y te deseo lo mejor. Qué linda.
Cachái que eres la única mina que se preocupa de mí y estás a la mierda del mundo, ¿sabís? Voy a ir el lunes, tengo que ir sí o sí, así es que eso, a puro estudiar". "Acá estoy, poh, nena, pa lo que sea". "Gracias, bebé. Toy vola, snzk. Te amo y sé que cuento contigo". Esa misma jornada, el gobierno de Sebastián Piñera anunció la suspensión de las clases en jardines infantiles, colegios municipales, subvencionados y particulares por dos semanas. Posteriormente se adoptó la medida de realizar lecciones online, se decretó toque de queda en distintas ciudades del país y se restringieron las salidas.
El 24 de marzo, el PIE envió al tribunal un avance del caso en que detallaba las acciones realizadas, la resistencia de Denise, la fragilidad de Ámbar y la "baja adhesión" de ambas a la intervención. Ámbar siempre se contactó con la Sarita, la psicóloga, por teléfono dice Uberlinda. Tampoco le contaba mucho. Siempre todo estaba bien y encubría mucho a la mamá. De hecho, nunca nos enteramos de que la pareja de la mamá era esta persona. Se mostraba, según quedó registro en los documentos oficiales del PIE Gabriela Mistral, ilusionada: "Yo sé, tía, que si me esfuerzo mucho más tendría mejores notas. Repetí primero medio, estaba desmotivada en el área escolar. Tía, no me quiero perder, no quiero hacer más hueás". También era leal con Denise: "No me cae bien la pareja de mi mamá, no me interesa saber de él. No me gusta tener contacto con él. Él no vive con nosotras. Mi fuga fue porque él estaba viviendo con nosotras.
Como ya no vive con nosotras, la comunicación con mi mamá ha mejorado", dijo, ocultando que su mamá la había abandonado. "Me remeció su muerte, sí, pero sobre todo me conmovió su infancia vulnerada, su desesperado afán por sobrevivir, la desidia del Estado frente a esa niña maltratada, el tormento que padeció por dieciséis años", escribe la periodista Ivonne Toro en la nota de autora de su libro recién publicado y que "Sábado" adelanta en esta edición. "Creí hoy estoy convencida que su dolor debía ser retratado, que el trayecto que hizo el último miércoles de julio de 2020 hacia el lugar donde fue abusada, violada, asesinada y descuartizada estaba plagado de negligencias, y que asomaban nítidas las grietas del sistema chileno de protección de la infancia y del Poder Judicial. Me propuse reconstruir ese camino, escudriñar en todos los rincones, detenerme en las encrucijadas que pudieron evitar que Ámbar estuviera indefensa ante sus verdugos", agrega.
Toro investigó durante cuatro años la historia de Ámbar Cornejo, la adolescente de 16 años que el 29 de julio de 2020 fue asesinada por su madre, Denise Llanos, y la pareja de la mujer, el psicópata Hugo Bustamante, en Villa Alemana. Durante ese tiempo, la autora desarrolló un trabajo que la llevó, como ella reconoce en las primeras páginas del libro, a enfrentar el horror y la miseria humana y a indagar también en otros crímenes.
Una historia que, en sus 304 páginas, recoge a través de expedientes judiciales y entrevistas con familiares, amigos, profesoras, fiscales, policías, profesionales de la red de protección de la infancia y los dos homicidas de Ámbar, la vida fracturada de una niña que una y otra vez alertó al Estado sobre los abusos de los que fue víctima. "Para escribir este libro sobre Ámbar escribí también sobre sus asesinos", consigna Toro, que, entre junio de 2023 y enero de 2024, entrevistó en seis ocasiones a Hugo Bustamante en la Cárcel de Rancagua; y en dos a la madre, Denise Llanos, en Rancagua y Arica.
Para conversar con ambos, la periodista se preparó por meses consultando a psiquiatras expertos en psicopatía Nathan Arenas e Iris Boisier y revisando, entre otros textos, dos que le permitieron elaborar una especie de manual sobre cómo dirigir los diálogos: Con el asesino enfrente, de John Douglas y Mark Olshaker y Sin conciencia. El inquietante mundo de los psicópatas que nos rodean, de Robert D.
Hare. "Estudié y aprendí a conversar con un psicópata y a ganarme su esquiva confianza; a amordazar mis miedos frente al vacío de empatía y piedad, y a hablar su idioma descarnado y a ratos absurdo para que revelara secretos ocultos por años", detalla la periodista sobre los diálogos con Bustamante en los que él le confesó, como un "regalo" tras una pregunta de la autora sobre si ocultaba otros crímenes, dos homicidios que eran desconocidos: los de Eduardo Páez y su madre, Elena Isabel Hinojosa, desaparecidos desde junio de 1996.
Cuatro años de investigación, más de cien entrevistas y la revisión de ocho mil páginas de documentos judiciales, construyen el libro La niña Ámbar, crónica del horror de un psicópata y las fallas del Estado, de la periodista Ivonne Toro, publicado por CIP UDP y editorial Catalonia.
En él, Toro se sumerge con rigor y minuciosidad en la corta y trágica vida de la adolescente de 16 años, asesinada el 29 de julio de 2020, para intentar responder a una pregunta estremecedora: ¿ era posible evitar su crimen? La niña ÁMBAR RO BER T O CA NDIA "Abuela, yo cambié el switch, mi mamá es tóxica. Ya sé que tengo que seguir adelante sola", le contó Ámbar a su abuela paterna en los meses previos a su asesinato.
La niña Ámbar, crónica del horror de un psicópata y las fallas del Estado, escrito por Ivonne Toro, es un libro editado por el CIP UDP y Catalonia.. La niña ÁMBAR Sara, la psicóloga del programa, señala en su testimonio que "nunca mencionó situaciones de riesgo. Mencionaba que la relación con su madre había mejorado, que estaba bien en el colegio, haciendo sus guías. Es una lealtad afectiva y emocional hacia la figura agresiva que sería su madre". Por lo demás, solo contaban con la versión de la adolescente: Denise había dejado de contestar el teléfono. En aquellos días, Ámbar confidenciaba a sus amigas su miedo a Bustamante. Lo que ignoraba es que debía temerle también a Denise. Hugo había reconocido en ella a su complemento perfecto: Yo encontré, como dicen, la horma de mi zapato. Si estábamos bien... Por eso le digo, si yo pudiera volver el tiempo atrás, volvería a estar con ella. Yo le dije: "¿ Qué pasaría?... ". Y ella me dijo: "Sí, yo estaría de acuerdo, pero después yo estaría enojada contigo". Me dice que estaría contenta por un lado pero después también estaría enojada.
Yo le dije: "¿ Cómo, aceptas una cosa primero y después la rechazas?". La "cosa" que Denise había aceptado, tal como reconoció Bustamante en nuestra penúltima entrevista, era matar a su hija. ¿Por qué tú dices que ella acepta, entiendo que es matar a Ámbar, y luego se arrepiente? Eso tiene que preguntárselo a ella. No. Lo dijiste tú, no ella. Eso lo sabe ella, yo puedo decir lo que yo veo, lo que yo presencié. Por qué actuó así, lo sabe ella. Después de que insisto, retrocede: Yo di a entender que algunas cosas las conversamos y las hablamos.
Abiertamente yo no he dicho: "Nos pusimos de acuerdo e íbamos a hacer tal cosa". No, no, no. ¿Presentía Ámbar la profundidad del mal que la rodeaba y la negligencia de un sistema que no la protegía? En los meses previos a su muerte, Ámbar volvió a hablar con regularidad con Ulises, una o dos veces por semana, sin reproches y sin profundizar en dolores. Él le transfería directamente dinero para zapatillas y ropa. La pensión debía enviársela a Denise. También retomó las visitas a su abuela Gilda. Para el Día de la Madre del año 2020 le regaló unas pantuflas, para que descansara cuando viera televisión, y unos zapatos marca 16 Horas: "Y te los tenís que poner nomás", le dijo. Me quedaron a la pinta, porque yo tengo el pie grande. Ella llegó con ese regalo. Y no los he querido usar, los tengo guardaditos. ¡Ay, Dios bendito, tantos recuerdos! A veces me pongo a pensar en cuando venía también. Yo llegaba a almorzar tarde, almorzaba Ámbar también y "ya, te tengo esto" y qué sé yo. Siempre era buena pa' comer, de todo. A veces yo tenía pantrucas y a ella le fascinaban. Después nos acostábamos en la pieza mía, allá en la tele, y se tiraba y "ya, mami, háceme cariño", me decía. "Háceme cariño". Le encantaba que yo le hiciera cariño en el pelo. Aquel día en que le regaló a Gilda los zapatos que no usa, Ámbar se encontró en la calle con Susana, su otra abuela, la mamá de Ulises, y su tía María Teresa. Se había sacado las trenzas, estaba distinta. "Abuela, yo cambié el switch, mi mamá es tóxica. Ya sé que tengo que seguir adelante sola". "¿Y qué estái haciendo?". "Estoy estudiando.
Ahora, con el asunto de la pandemia, me pongo lentes y estudio, me pongo a hacer gimnasia". "¿Y qué querís estudiar después?". "Yo quiero ser de la PDI". María Teresa cuenta que le comentó a su hermano su impresión: "Oye, habla hasta con una papa en la boca. Está súper bien, alta, hueón, súper alta, debe estar de tu porte, bien arreglada. Y a mí me sorprendió que no había dejado de estudiar. Me dijo: `Estoy full pruebas, full estudiando'". Mientras Ámbar imaginaba un futuro distinto, Hugo había comenzado a acumular resentimiento hacia ella. Llegó y dijo que ya no quería a la Ámbar porque le traía muchos problemas admite Denise. Supuestamente Ámbar lo había funado por Facebook, que había subido toda su historia y por eso le tenía bronca.
Nosotros salíamos a comprar y lo reconocían, le gritaban cosas, "asesino". Disociado como es, conmigo Bustamante se quejó de haber perdido clientes en su negocio de almuerzos. "Me demoré más de cuatro años en construir todo eso, ¿para qué? Para que después me ponga en Facebook". Comenzaron entonces, según Denise, a planificar su asesinato.
Me dijo que se tenía que vengar de Ámbar porque ella lo había funado. ¿Y por qué tú accedes a ayudarlo en eso? No sé, la verdad, qué pasó por mi mente en ese entonces, porque yo, por más que ahora trato de encontrarle razonamiento a todo, no lo encuentro.
Porque yo, de ser una persona trabajadora, responsable, que tengo mi departamento en Limache, que me costó un montón sacarlo por el Serviu, que se va a perder, porque hay que pagar unas cuotas... ¿Qué sentías por Ámbar en ese momento? De tanto que me había dicho, me enseñó como a odiarla. De tanto que me dijo, me puso a Ámbar como un problema, como conflictiva.
Ámbar nunca pasaba los fines de semana en la casa, a Ámbar le gustaba carretear los fines de semana. ¿Era un problema para que tú fueras feliz con él? No. ¿Para qué era un problema? Sí, en parte sí. "De tanto que me había dicho, me enseñó como a odiarla. De tanto que me dijo, me puso a Ámbar como un problema, como conflictiva", le contó Denise Llanos a la periodista.
En las cientos de páginas en que distintos programas dependientes del entonces Servicio Nacional de Menores (Sename) abordaron las negligencias y abusos que sufrió Ámbar Cornejo Llanos durante toda su vida, ella era tratada como "la niña Ámbar". Sin embargo, el título del libro tiene su origen en un relato que la periodista Ivonne Toro encontró en la carpeta de investigación sobre su asesinato. Se trata de un archivo que estaba en el notebook de la adolescente y que fue revisado por la Policía de Investigaciones. El documento fue creado el 7 de junio de 2020 y modificado por última vez once días después, en el periodo en que Ámbar vivía con Maritza García y su hija. El cuento es breve y aunque su contenido es desolador, refleja también la esperanza de Ámbar de ser amada. "La niña Ámbar" Había una vez una niña que se llamaba Ámbar. A su mamá, ella no le importaba. A su hermano Rafael, su mamá lo amaba más. A la niña la llevaron a un orfanato. La niña le rogaba, "no, mamá, por favor". Pasaron años y pudo salir a los 9 del orfanato. Fueron pasando los años, 9,10 y el día de hoy tiene 16. La quiero mucho. Es cariñosa, alegre, pero su mamá pololea con un asesino. Mató y robó muchas veces. A la Ámbar todavía la odia y la mamá está con su hermano, viven acá arriba. La dejó sola. Tiene pena y se vino a vivir aquí con nosotras. La amamos y la cuidamos. Es mi hermana. La amo con todo mi corazón. Pasó por muchas cosas, pero con el tiempo se le van olvidando. Ella está contenta viviendo aquí. Es loca y por eso la amo. Nos gustan casi las mismas cosas. Nacimos para estar juntas para siempre. La amo. La adoro. UN CUENTO INÉDITO "No me cae bien la pareja de mi mamá, no me interesa saber de él. No me gusta tener contacto con él", decía Ámbar sobre Hugo Bustamante. LA SE GUND A.