“Historias bajo la escarcha”: Libro rescata testimonios de funcionarios del Servido de Salud Magallanes”
“Historias bajo la escarcha”: Libro rescata testimonios de funcionarios del Servido de Salud Magallanes” Los relatos de los exfuncionarios se integran a la memoria coLectiva a través de la obra “Historias bajo la escarcha”: Libro rescata testimonios de funcionarios del Servido de Salud Magallanes” Las hermanas Blanca y Juana Gálvez Rivera relatan sus inicios, la vocación por el servicio púbLico y las huellas que dejó la dictadura.
Dejar elteslimoniodelaspersenas elteslimoniodelaspersenas que por ahis trabajaron en el Servicio de Salud Magallanes fue elprincipal objetivo del libro Historias bajo la escarcho”. La idea íue relevar los aspectos hun, ams de los ftnidonañosque estén próximos aacogersea retiro, retiro, los que fueron compartidos en jornadasde conversación íntima y recopilados en esta segunda edición de relatos. El hbro fue presentado en dependencias del Set-vicio de Salud y conté con la participación de varias de las asistentes que compartieron sus historias.
Algunos de ellos ingresaron terminando la enoellanza media, utrosinclusosinhaberegresado, e iniciaron sus trabajes ea hospitales hospitales de regionea Como dieta el pról ogo del libro, !a gracia de los relatos es que, al compartirse, verbaliasrse y escribiese, estos se van materializando, se “tnantienen “tnantienen en el tiempo y sobreviven, no se olvidan, pasando a formar parte de una memoria colectiva”. colectiva”. Fueron 30 participantes que comparteron sus historias, la mayoría con 31] y 41] tos de servinio, nurtque algunos incluso alcanzaron los 56. Las hermanas Gálvez Rivera Una de las asistentes fue Blanca Gálvez Rivera, quien re cuerda que como exfuncionaria la invitaron a participar en el proyectopara rememorar vivencina vivencina dentro del mundo laboral.
Ella tn bajó en la direccitin del Servicio de Salud Magallanes (SSM). Primero en el Compin y luego en el departamento de Recursos Humanos y se jubilé coniofuncionaria delSami. hay gentepreciosa, con una vocación tremenda ahí”, recuerda Blanca Repardenqueestuvo iÑailosen elservicio, peseaqueenellibro le apuntaron 16. Blanca es una acérrima escritora escritora y plantea que su trabajo en Salud también influyó en su obra, principalmente por las relaciones humanas.
Cuando ingresó no habla computación, todo se hacía a nutno, “A mí me tocaba recibir a la gente nueva porque todos tenían que pasar porelescritorio deta Blanca Inés, porque era la que escribla los tarjetones”, rentemora Recordó que en su escritorio recibió a la actual sererni de Salus) Francisca Sanfuentes, cuando llegóatrabajaral llegóatrabajaral servicio y se la presentó a Jorge Flies, porentoncesdirector del 552v!. “Así recibí a mucha gente1 desde empleados hasta los grandes directiros del servkio y del hospital”, puntualizó. La hermana de Blanca. Juana GátvezRivera, también dedicósu vida al Servicio de. Salud Magallanes) Magallanes) donde trabajó durante 42 ailo&aunque su camino haclaesa Labor fue muy distinta En su juventud, recuerda, desde la cárcel péblica hicieron hicieron un llamado para postular a la Escuela de Gendarmería. Juana tenía entonces 17 aPios y su hermana SofIa, 16 Ambas se inscribieron y fueron aceptadas, aunque el proceso implicaba trasladante a Santiago. Su padre, quien trabajaba como marino mercante en Coquimbo, regresó justo a tiempo parapregtíntar si sus hijas estaban listas. La madre confirmé que si, aunque Sulla se negó a viajar.
“Mi papá me preguntó si yo Iba, y le dije que sí” relata Juana Una vezen la capital, se alojé con una tía materna originariad. e Valdivia y se dirigió ala Escuela de Gendarmería Sin embargo, al llegar fue rechazada por su bajaestatura “?eia aniñas muy altas y yo mido solo 1, $6.
Cuando llegué al mesón niepreguntaron:. iusted?n4ldecirquevenfade Punta Arenas, me dijeron que tertíaque regresara mi tierra y me echaron”, recuerda Fue entonces cuando una prima que estudiaba en la Universidad Universidad Católica intervino paraevitar paraevitar su regreso inmediato a Magallanes. La inscribid en un curso de auxiliar de enreratería enreratería en el Hospital Clínico de la Católica, que por entonces requerlapersonal. Ahíestudié. Luego comencé a trabajar en la Clínica Santa María, la lloica cifaicaquehabia en Santiagoen ese tiempo, rememora Juana. Más tarde intentó acceder a un intercambio a Alemania, pero no resulté. Finalmente, regresó a Punta Arenas junto a su familia con dos carpetas en mano: una destinada al Hospital Naval y otra a] Hospital Regional. Regional. “Todavía estoy esperando que me llamen del Navar, comenta comenta entre risas. Su ingreso al Hospital Regional se concretóel 18 de noviembre de 1971. La dittatura en Salud “Nosotros vivimos coda la dictadura Fue terrible, porque un ilía hacías turno con una compañera y al siguiente ya no estaba”, recuerda Juana Gálvez Rivera. Evoca el caso de una funcionaria del ósea de Medicina que caminaba por los pasillos del antiguohospitalconunalistaen mano. “Ella decía y apuntaba: Ella es del Partido Socialista, ella es detPartido Comunista. Se llevaron a muchos compañeros y compañeras, colegas”, aPiade.
Juana rememora especialmente especialmente lo ocurrido el 14 de septiembre septiembre de 1973, mientras trabajaba trabajaba en el centro asistencial de Mirafiores “La enfermera flias cartas que me mandaba, con los ¡ colores típicos de la bandera italiana, venían de broncopu]naonares me mandó a buscar. venían en un jeep de los milicos, con lentes oscuros y abrigos largos. Me dijeron Juana, la vienen a buscar. Tiene que irte con estas personas. Me cambié de ropa y me fui con ellos, hasta el edificio donde hoy está la intendencia, que en ese tiempo era el correo”, cuenta. Explica que las autoridades militares sospechaban de su esposo, un marino mercante que transportaba animales hacía hacía Europa, y creían que estaba involucrado en actividades de propaganda contra el régisnen. “Las cartas que me mandaba venían decoradas con los colores de la bandera italiana y estaban marcadas con roja Encima del escritorio del militar había un montón de esas cartas. En ese tiempo existía elTopo Gigioen Italia, y Francisco me mandaba peluches, porqueya teníamos un hijo. Los militares pensaban que eran bomba s, y en realidad eran solo juguetes infantiles” Por Lucas Ulloa InSisten marcadas con rojo. Total, que encima de la mesa del escritorio del militar había un monión de cartas. En ese tiempo etstía el Topo Gigio en Italia, y Francisco me mandaba, porque teníamos un hijo ya. Los militares pensaban que eran bombas, y eran solo un pelache infantf. Las hermanas Blanca y Juana Gálvez reciben ejemplares donde Imprimieron sus historias, it-r rrrrs;1] AH. w d. W,.. ;0] Pe, F,1n y FbI. & IN%, tIIvCbj I4oaflaara;1] IU4JÇ. II 1 IS, iIa4IP,d. M;0].