Autor: JOSÉ FRANCISCO YURASZECK KREBS, S.J. Capellán General del Hogar de Cristo
COLUMNAS DE OPINIÓN: Paz
COLUMNAS DE OPINIÓN: Paz L as primeras palabras pronunciadas por el Papa León XIV al salir a saludar en el balcón ante la plaza san Pedro en El Vaticano, y ante cientos de millones de personas de todo el mundo, quienes expectantes esperaban su nombramiento --tras el humo blanco que había salido de la chimenea de la Capilla Sixtina un poco más de una hora antes--, han sido las del mismo Jesús resucitado a sus discípulos: "La paz esté con ustedes". Hoy nos encontramos ya en el sexto domingo de Pascua, y en el evangelio según san Juan se nos presenta a Jesús que, en el marco de la Última Cena con sus discípulos, les vuelve a ofrecer paz, con un deseo de superar toda inquietud o temor.
Quizás anticipando el desenlace fatal de su vida terrenal, señala que tras su encuentro con el Padre, él mismo enviará un Defensor, el Espíritu Santo, como ayuda para recordar sus enseñanzas y actualizarlas en cada contexto. Con razón se ha dicho que tras la muerte y resurrección de Jesús comienza el tiempo de la Iglesia y del Espíritu Santo. En cada momento y circunstancia particular, animado por la pertenencia a la comunidad cristiana, cada bautizado ha de recordar las palabras y testimonio de Jesús para seguirlas en su vida.
La paz es un don esquivo en nuestro tiempo, en los distintos niveles de la existencia: en las relaciones entre los países y al interior de cada país; entre familias y comunidades y al interior de ellas; en las relaciones interpersonales y de cada cuál consigo mismo. Es quizás por lo mismo --por lo esquiva y escasa que es-que es el don más precioso que nos puede ofrecer Jesús presente y actuante en el mundo.
Paz queremos y anhelamos en cada barrio tomado por narcotraficantes; en la Araucanía que mantiene un conflicto centenario; en Venezuela, Gaza o en Ucrania; en el corazón de quienes han perdido un ser querido tras un accidente; o en el de quienes se han enterado que sufren una enfermedad incurable; y un largo etcétera de lugares, situaciones y relaciones. "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él". Con estas palabras, Jesús no solo nos revela la profundidad del amor divino, sino también una promesa que transforma la vida: Dios no se queda lejos, sino que habita en el corazón de quien lo ama. Este fragmento del Evangelio nos conduce al centro de nuestra fe: La presencia viva de Dios entre nosotros a través del don del Espíritu Santo y la Paz que solo Cristo puede dar. Mientras acogemos al Papa León XIV como hermano y pastor, renovemos también nuestra responsabilidad personal como discípulos-misioneros. El Espíritu Santo actúa en la Iglesia entera, en cada comunidad, en cada persona que realiza un gesto de reconciliación o una obra de misericordia, en cada palabra que edifica. Seamos activos constructores de la paz creando espacios de encuentro y fraternidad, tendiendo puentes. Abramos nuestras vidas a su acción, y dejemos que la paz de Cristo, que no es como la del mundo, transforme nuestra vida y la de quienes nos rodean. Paz JOSÉ FRANCISCO YURASZECK KREBS, S.J.
Capellán General del Hogar de Cristo "Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman!". (Jn. 14,27). "El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará; iremos a él y habitaremos en él". Con estas palabras, Jesús no solo nos revela la profundidad del amor divino, sino también una promesa que transforma la vida: Dios no se queda lejos, sino que habita en el corazón de quien lo ama. EL EVANGELIO HOY San Juan (14,23-29).