Autor: Mariana Enrí-
Premio a la “ficción oscura” de Mariana Enríquez
Premio a la “ficción oscura” de Mariana Enríquez MARÍA TERESA CÁRDENAS M. “Cuando era chica en mi casa tenía su nombre presente”, ese momento no lo leí, pero había libros de Donoso; en recuerda Mariana Enríquez (Buenos Aires, 1973) sobre el escritor chileno nacido hace cien años. Volvió a encontrarse con sus libros en la adolescencia. “Y todo ese universo del encierro, de las grandes familias derrumbadas, lo marginal, la decadencia, me resonó muchísimo, sobre todo El lugar sin límites y El obsceno pájaro de la noche”, afirma.
Autora de cuatro novelas y de tres volúmenes de cuentos, el más reciente publicado este año, “Un lugar soleado para gente sombría” (Anagrama), la escritora y periodista argentina subeditora del suplemento Radar, de Página 12 recibió ayer, en una ceremonia en el GAM, el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, creado en 2001 por la U. de Talca para distinguir el conjunto de una obra. “Es súper raro. Yo me siento una escritora joven literariamente, ya no tanto de edad.
Pero el oficio de escritor es, para mí, algo relativamente tardío”. ¡Pero su primer libro lo publicó a los 22 años! “Sí, fue una circunstancia, pero en general me parece que el escritor debería empezar más tarde. No es que reniegue de esa novela (Bajar es lo peor), pero la verdad es que cuando la escribí y la publiqué yo no tenía ninguna noción acerca de ser una escritora, una intelectual, nada. Estaba en la secundaria; iba a estudiar Periodismo, eso lo tenía muy claro, porque me gustaba el rock, quería hacer entrevistas a músicos y ese era mi mundo. Y en eso, años 88-89, plena crisis de la hiperinflación, un momento bastante deprimente, en general, porque venía después de la euforia de la democracia. Entonces creo que todos los que éramos adolescentes salimos a la vida adulta muy desesperan-zados, muy rebeldes, con poca contención de los padres.
Tuve la suerte, entre comillas, de estar en un ambiente muy creativo, muy underground, con amigos que estaban enTFFORCSSEROLFROTCÉHLa escritora argentinarecibió ayer el Premio Iberoamericano José Donoso, que otorga la Universidad de Talca al conjunto de una obra literaria. La suya incluye novelas y volúmenes de cuentos, el tercero de ellos publicado este año. bandas, que eran artistas.
Yo era muy mala para la música y me daba cuenta de que lo único que podía hacer era escribir”. En ese momento, recuerda, la literaturaquez también ha publicado libros de crónicas y perfiles. contemporánea en español “no hablaba de nosotros; no digo específicamente de la gente de mi edad, pero de la experiencia urbana, juvenil, de la experiencia del límite”. Sí los estadounidenses y en cierta medida los franceses, “eso tiene que ver con la literatura que se empieza a producir alrededor de la crisis del sida; entonces yo leía a Hervé Guibert, a Cyril Collard, a Bret Easton Ellis, Menos que cero, que era un montón de jóvenes drogándose en Los Angeles. O Kathy Acker, en Nueva York, hablando de su aborto y de ser una chica rara en la secundaria. Y dije ah, es por acá, entonces escribí eso como para mis amigos, como un fanzine”. Fue una novela realista, como la segunda.
Era, dice, “lo que podía escribir en ese momento”. Antes de convertirse en “la reina del terror”, como la han llamado, particularmente por los cuentos de “Lo que perdimos en el fuego” (2016) y por su cuarta novela, “Nuestra parte de noche” (Premio Herralde 2019). “El género es técnicamente complicado, tampoco uno tiene tantos referentes en nuestro idioma. La literatura argentina tiene fantásticos, pero no tiene a Poe señala, sin desmerecer la rica tradición literaria de su país.
Tenía que hacer una especie de traducción, de cómo iba a escribir terror y fantástico, y creo que lo descubrí leyendo, pensando qué hacen los escritores de terror: escriben sobre fantasmas; y de dónde sacan esos fantasmas: de su folclor. Hablan de relaciones filiales y de instituciones que se derrumban, las cosas ocurren en los castillos porque los reyes pierden poder y eso se transforma en una rémora del pasado que vuelve. Las abadías, todo el gótico, los cementerios.
Dónde encontraba yo ese poder que ya no estaba: en los campos de concentración, en las iglesias, en las grandes mansiones de la aristocracia argentina, y también en las fábricas abandonadas”. Así llegó a Stephen King, “que es contemporáneo-contemporáneo. Él ubica el horroren la escuela.
Carrie es una chica que mata a sus compañeros con la mente, pero si uno le saca el efecto de que lo hace con la mente y le pone un arma en la mano, es lo que pasa todo el tiempo en Estados Unidos. Me di cuenta, claro, este es un escritor social, pero no es realista”. ¿Es lo que también se ha propuesto?“Sí.
Yo escribo un terror que toma del realismo sus elementos disparadores de lo sobrenatural”. Y que ella prefiere llamar “ficción oscura”, porque “no todo da miedo y no todo es sobrenatural”. En “Un lugar soleado para gente sombría”, Enríquez reúne doce cuentos poblados de fantasmas, donde hay distintas violencias y en los que también surge el abandono de la provincia.
“En nuestros países el tema de la memoria es algo muy central, y a mí una parte que me interesa, más allá de la memoria histórica, que tiene que ver con la dictadura, es la memoria oral de las provincias.
No sé en cuánto puede ser equiparable con Chile, pero Argentina es un país con una cabeza enorme, que es Buenos Aires, y con otras cabezas más o menos grandes, que son Córdoba y Rosario, y quizás Mendoza.
La mayoría de esa gente que vive en las capitales emigró del interior, porque no tenía trabajo en sus provincias; vienen con sus historias, y rescatarlas para mí fue importante, muy central, pero nunca quise que fuera algo turístico”. A pesar del horror, en sus últimos cuentos también hay ternura, incluso humor. ¿Hubo una intención en ese sentido?“Yo creo que este es el menos duro de mis libros, eso es bastante intencional y está desde el título, esa contradicción luz y sombra. Creo que los cuentos anteriores a veces tienen una visión más dura y más cínica del mundo, más rabiosa, quizás. Tienen humor también, pero es más sarcástico. Este fue a conciencia, elegí los cuentos que tuviesen un tono más amable, incluso los que son muy terroríficos, como el último, Ojos negros”..