EN KAYAK DE CHILE HASTA ARGENTINA
EN KAYAK DE CHILE HASTA ARGENTINA C uando ya venía de vuelta y vio que lo que le había demandado cuatro días de intensa remada en kayak y varios meses de planificación, ahora podía hacerlo en solo unas horas de viaje en auto, Ricardo Valerio no se echó a morir. Al contrario, por dentro sintió una enorme satisfacción. "Desde mi perspectiva es más cansador ir en vehículo que fluyendo en el agua, donde te atrapas con la vista y los reflejos que se producen.
Y es que... aparte, no sé manejar", dice entre risas desde su casa en Valdivia, a unas semanas de haber concluido una travesía inédita: junto a tres amigos, entre el 3 y el 6 de enero recién pasados, realizaron el primer cruce binacional en kayak desde Puerto Fuy, en la Región de Los Ríos, hasta San Martín de los Andes.
Es decir, hicieron un viaje que significó remar tres lagos sureños --el Pirehueico en Chile, el Nonthué y el Lácar en Argentina--, más algunos cruces por tierra, para llegar al otro lado de los Andes, emulando de alguna manera antiguas rutas que transitaron los pueblos originarios y más tarde los inmigrantes transfronterizos de la zona de Hua Hum que se dedicaron a la explotación forestal.
Inaugurado como tal en 1948, el Paso Hua Hum es hoy uno de los cruces internacionales más fotogénicos de la Patagonia por su belleza natural --para atravesarlo hay que navegar en barcaza el lago Pirehueico, que está rodeado de frondosos bosques nativos que parecen caer desde las laderas de los cerros hacia el agua--, pero también uno de los más fáciles de transitar: está abierto todo el año, incluso en invierno, pues debido a su baja altura --solo 685 metros-no es afectado por nevazones, como sí suele suceder con otros pasos fronterizos.
Claro que, como buenos aventureros y amantes de los deportes outdoor, Ricardo Valerio y sus compañeros --Erwin Martínez, Ronald Gómez y Andrés Contreras, más el apoyo logístico en tierra de Cristóbal Coronado, todos miembros de la ONG Entrelengas, que lleva varios años impulsando el desarrollo turístico en la zona a través de distintas actividades al aire libre-prefirieron "complicarse la vida", pero por un objetivo mayor: su sueño es que este corredor binacional se convierta, ojalá en un futuro no muy lejano, en un nuevo gran destino para este tipo de disciplinas y viajes de naturaleza, tanto para los turistas chilenos como los extranjeros. "En nuestro caso, este tipo de lugares y aventuras es donde más nos gusta estar", dice Erwin Martínez, entusiasta kayakista, trekkero y esquiador, que ha hecho decenas de expediciones de este tipo en la Patagonia. "Mientras íbamos remando lo comentábamos con los chicos: no sé por qué en otras expediciones siempre íbamos tan rápido, como que siempre estábamos pensando: `Mientras antes lleguemos, mucho mejor'. Aunque todos tenemos compromisos y familia, esta vez quisimos hacer un alto y nos dijimos: `Oye, aquí démonos este momento de poder tomar fuerzas y reconectar con la naturaleza también.
Es en estos instantes donde realmente puedes hacer un break y recibir esa energía que solo se descubre en este tipo de lugares". Sin fronteras Este proyecto no tiene que ver precisamente con el sueño bolivariano de una América sin fronteras, sino más bien con un largo anhelo que es común escuchar sobre todo entre quienes se dedican al turismo y ven en esta actividad una auténtica posibilidad de desarrollo sustentable y sostenible en el tiempo.
Instaurar rutas binacionales expeditas entre Chile y Argentina, y promocionarlas a nivel internacional por el gran atractivo que significa cruzar la cordillera de los Andes, es una idea que se suele repetir en distintos lugares de la Patagonia (como Villa O'Higgins, que hace años busca consolidar una ruta turística que una esta localidad con El Chaltén, en Argentina, a través de la histórica laguna del Desierto), pero también en zonas centrales, como Santiago mismo: si el acceso al volcán Maipo estuviera abierto, dicen algunos, quizás se podría desarrollar todo un circuito turístico transfronterizo con esa cumbre como hito principal, pues desde Argentina se puede llegar en auto prácticamente hasta el cráter (y ese paso es uno de los más bajos de los Andes: los pueblos originarios lo utilizaron constantemente, como demuestra la gran cantidad de restos arqueológicos que se han encontrado allí). En Valdivia y la Región de Los Ríos este anhelo no es la excepción.
Es más, desde 1968 existe el llamado Comité Hua Hum, un organismo creado por el entonEn kayak de CHILE HASTA ARGENTINA Un grupo de kayakistas chilenos se propone ir desde Puerto Fuy hasta San Martín de los Andes siguiendo antiguas rutas que usaron los pueblos originarios, y luego los colonos e inmigrantes. Una travesía inédita a través de tres lagos emblemáticos que, esperan, se convierta en un nuevo hito para la integración de esta zona. POR Sebastián Montalva Wainer. FOTOS: Andrés Contreras. HITO. Al llegar a San Martín de los Andes, los kayakistas izaron las banderas de Chile y de la Región de Los Ríos. EN RUTA. Arriba, el vehículo de apoyo en el cámping del lago Nonthué. Abajo, una noche estrellada en Pirehueico. FRONTERA. Vista hacia el sector donde acamparon en el lago Pirehueico, que está rodeado de bosque nativo. El Paso Internacional Hua Hum es uno de los más bonitos del sur y está abierto todo el año. ALTO. La ruta duró 4 días e implicó navegar 60,5 kilómetros en total. JOR GE MARAMBIO AMISTAD. Autoridades locales argentinas recibieron a la expedición.
Para ellos, la integración también es importante.. - - - EN KAYAK DE CHILE HASTA ARGENTINA ces intendente de San Martín de los Andes, Antonio Creide, que busca sostener la integración cultural y económica entre estas dos zonas vecinas.
De hecho, para definir el sentido de esta ruta fue fundamental el consejo de Felipe Hernández, encargado de Relaciones Internacionales de la Corporación Regional de Desarrollo Productivo de Los Ríos. "Nosotros queríamos partir en Argentina y de ahí cruzar hasta Chile, pero Felipe nos sugirió hacerlo a la inversa, argumentando lo emblemáticamente más atractivo que sería finalizar la expedición en la costanera de San Martín", dice Erwin Martínez sobre este tipo de gestos que, tratándose del objetivo que buscan, van más allá de un mero simbolismo.
El consejo de Hernández fue más que positivo: a su llegada, los kayakistas chilenos --que llevaban banderas flameantes de Chile y la Región de Los Ríos en sus embarcaciones-fueron recibidos con vítores y honores por las autoridades argentinas, que los estaban esperando.
El inevitable bife de chorizo en el país de la carne vino después. "El recibimiento de los argentinos fue fenomenal", cuenta Cristóbal Coronado, quien venía por tierra como apoyo logístico y fue testigo de la llegada de los kayakistas. "Nos recibieron con regalos y diplomas, y luego lo publicaron en todas sus redes". Erwin Martínez complementa: "San Martín es una ciudad netamente turística, entonces para ellos mostrar algo de ese tipo es un plus.
Decir que se pueden hacer estas actividades más grandes en su territorio, navegar dos lagos que están pegaditos como el Nonthué y el Lácar, con una llegada en la postal de la ciudad, también es un atractivo turístico para ellos.
Entonces es muy importante ayudar a potenciar eso". El lago estaba sereno Durante su reciente expedición, las condiciones meteorológicas fueron mucho más favorables de lo que esperaban los propios kayakistas. "Nosotros decidimos hacer la navegación en verano, cuando el tiempo suele estar mejor, pero nunca esperamos lo bueno que nos tocó: hubo días en que el lago estaba como una taza de leche, con cero viento, e incluso remamos en short y polera", dice Erwin Martínez.
De hecho, apenas llegaron a Puerto Fuy, se dieron cuenta de que el traje seco que llevaban para la remada, y que está diseñado para mantener el cuerpo totalmente impermeable en caso de caída a las aguas frías de estos lagos, sería prácticamente innecesario. "Con ese traje íbamos a llegar con hipertermia al otro lado, así que decidimos guardarlo", explica Ricardo Valerio.
Ahora bien, por más experiencia que tienen remando y el buen tiempo que les tocó, los kayakistas dicen que esta no es una navegación sencilla. "Yo diría que hacer esta ruta completa es una actividad de nivel medio-alto, sobre todo por la extensión de algunos tramos: hubo días en que tuvimos que remar 20 kilómetros.
También siempre partíamos remando temprano en la mañana, porque sabíamos que el viento se levanta a partir de las dos de la tarde y a este tipo de lagos, como el Lácar, hay que tenerles respeto", agrega.
La otra dificultad tenía que ver con los papeles necesarios para ir de un país a otro: además de la documentación básica, los kayakistas debían contar con un permiso de Sernapesca para poder pasar con sus kayaks hacia Argentina: es un certificado que avala la desinfección de las embarcaciones y del equipamiento básico, para evitar que se transmita algún alga o patógeno que pueda proliferar en otras aguas. La desinfección se hace con amonio cuaternario, el mismo que se hizo tristemente célebre durante la pandemia. Con todos los papeles en regla, el trámite aduanero les resultó más corto de lo presupuestado: no estuvieron más de una hora en el paso fronterizo.
Y así, lo único que les preocupó fue disfrutar del paisaje y de la experiencia. "El lago Pirehueico se encajona en ciertos tramos y de pronto avanzas por bosque y cerros hermosos, como el Coirones", cuenta Ricardo Valerio, y Erwin Martínez agrega: "Son cumbres que desde el agua se ven imponentes y donde todavía hay mucho por recorrer y explorar, aunque varios son terrenos privados. Nosotros nos imaginábamos cómo sería hacer esto en invierno y a lo mejor escalar o esquiar esos cerros eventualmente.
Eso es un atractivo, pero el acceso es un reto, porque no se veía ninguna huella que condujera hasta ese punto". En total, el equipo navegó durante 60,5 kilómetros, en una ruta binacional que conectó los lagos Pirehueico, Nonthué y Lácar. Y el detalle puede resumirse así: el primer día remaron desde Puerto Fuy hasta una playa sin nombre en medio del lago Pirehueico (19,8 kilómetros), donde hicieron un bivouac bajo las estrellas. El segundo, desde esa playa hasta Puerto Pirehueico (10 kilómetros), donde subieron con todos sus equipos en la camioneta de apoyo y fueron por tierra hasta la aduana y luego al cámping Nonthué, en Argentina. Esa misma tarde aprovecharon de remar el pequeño lago Nonthué, de solo 6 kilómetros de largo, y volvieron al cámping.
El tercer día, desde el cámping cruzaron el corto pasaje de agua que une el Nonthué con el lago Lácar y remaron hasta el cámping Catritre, donde pasarían su última noche (20,7 kilómetros). Y el cuarto día llegaron a la costanera de San Martín de los Andes (4,5 kilómetros), donde los esperaban las autoridades locales (y también la parrilla prendida en el restaurante). ¿Planean volver a repetir una ruta como esta? Los kayakistas dicen que sí: ese era precisamente uno de los grandes objetivos de esta travesía binacional. "La idea es proyectar esta ruta para que todas las personas que tengan las capacidades y puedan prestar los servicios se motiven a hacerlo, con todo el cuidado y el respeto que se merece", dice Erwin Martínez, y explica que hay muchas variantes. "Puede ser tal como la hicimos nosotros, o incluso más larga, de 8 o 10 días, si quieren ir disfrutando más. Quizás también haya personas que quieran remar solo por el día en uno de estos lagos, o combinar la remada con trekking. En Argentina hay una comunidad náutica mucho más grande. De hecho, cuando llegamos la gente de San Martín fue súper cordial. Automáticamente se generó un diálogo con la gente. Nos preguntaban por qué estábamos allí, que cuándo lo volveríamos a hacer. Y nos dijeron que se apuntarían para la próxima. Que esto había que repetirlo, con nuevas fuerzas y nuevos ánimos". D POSTALES. De izquierda a derecha, el lago Lácar, ingresando a la bahía de San Martín. Gracias al buen tiempo pudieron hacer un bivouac en una playa solitaria del lago Pirhueico. Un ejercicio de kayak en ese mismo sector. EQUIPO. Ronald Gómez (izquierda), Erwin Martínez (al centro) y Ricardo Valerio, kayakistas de la ONG Entrelengas, que busca impulsar el turismo en la zona..