Ni por derecha, ni por izquierda
Ni por derecha, ni por izquierda Rodrigo Díaz Yubero, Abogado, periodista Magíster en Ciencias Políticas E l Presidente se esfuerza en que hablen de él, exponiendo sin ninguna necesidad un proyecto de ley de aborto libre como bandera del mundo progresista, al tiempo que califica de "avance civilizatorio" la idea de no reponer la pena de muerte, como si estar contra la pena de muerte y defender al mismo tiempo el derecho a abortar no fuera en verdad una flagrante e indignante manifestación de incoherencia, cinismo e hipocresía.
Fue Julián Marías quien afirmó que la aceptación social del aborto era una de las mayores tragedias de la historia y que algún día se diría de esta época lo que hoy decimos de las culturas en las que se practicaban sacrificios humanos. En fin, nuevas agendas que tienen más que ver con la moral, y casi nada con la ideología por más que algunos traten de llevarlo todo allí. No se debe olvidar que derecha e izquierda son conceptos que al menos en la actualidad ya no se definen por sí mismos, sino por razón de antagonía, como el wu wei de los taoístas. La derecha existe porque existe la izquierda; la izquierda existe porque existe la derecha. Así de simple, así de vacío. Por lo tanto, si la izquierda se hubiese extinguido -y sospecho que así es-, la derecha carecería de sentido.
De ahí la urgencia para algunos grupos de tratar de resignificar viejas categorías echando mano a lo que sea, intentando establecer o marcar diferencias a partir de la moral por carecer de ideologías, incluso al precio de demoler valores con pretensión de universalidad que nos brindaron durante décadas una experiencia en común donde nos podíamos orientar y reconocer.
Cómo es posible que la cultura del esfuerzo y del respeto a la jerarquía se haya hecho sinónimo de ser conservador, o peor aún, fascista, y que se haya llegado a un error tal como el de vincular la familia nuclear a una visión derechista de la vida, o pensar que quien busca recuperar la autoridad en el aula, o no acepta el aborto libre, o el enfoque de género, es un derechista retrógrado. Lo cierto es que las coordenadas necesarias para orientarse en el nuevo escenario habrá que buscarlas en un lugar distinto a la diestra o la siniestra.
En el caso de nuestras ciudades, fenómenos como el grave problema del comercio ilegal que amenaza cada día más la ruina del establecido, constituyen de modo encubierto una forma desbocada de subjetividad, de negación de lo público y a la vez, expresión de una pérdida de valores compartidos y de un fuerte retroceso cultural que atraviesa hoy en día a nuestra sociedad.
Lo mismo el desastre del actual sistema pedagógico, perfilado a través de la violencia de los jóvenes entre sí, de los jóvenes hacia la sociedad, de los jóvenes hacia los profesores, e incluso, desde los propios padres hacia los profesores, al par que las consecuencias del crimen organizado se viven cotidianamente expresadas en la violencia descarnada, en la usurpación del espacio público, en legiones de escolares fumando orgullosamente pitos en las plazas de la ciudad, en el hallazgo de cadáveres en la vía pública, y también en la degradación del habla y por supuesto, de la música que prefieren las grandes audiencias.
Ortega y Gasset llegó a afirmar que "ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil". Y fue él mismo quien afirmó que la única alternativa en medio de este contexto era ponernos a "trabajar por un sugestivo proyecto de vida en común". Por mi parte, no me cansaré de insistir que, para cambiar una ciudad como Valparaíso, se requiere un cambio cultural antes que uno de signo político, y eso implica entender que ser ciudadanos exige deberes, el primero de ellos, el de respetarnos en la convivencia y cuidar los espacios comunes. Es un asunto de enfoque y voluntad, de mirar la realidad con pragmatismo y no enmascararla con discursos algo trasnochados.
Y asuntos tales como la limpieza de nuestra ciudad, el desarrollo de su plan regulador, la fiscalización del comercio ilegal, el control de los ruidos molestos y en general, el poner otra vez de relieve la vocación administrativa de la municipalidad, van, según creo, en la dirección correcta y deben ser la prioridad de la futura administración. dad de la futura administración.
Ni por derecha, ni por izquierda " Cómo es posible que la cultura del esfuerzo y del respeto a la jerarquía se haya hecho sinónimo de ser conservador, o peor aún, fascista, y que se haya llegado a un error tal como el de vincular la familia nuclear a una visión derechista de la vida, o pensar que quien busca recuperar la autoridad en el aula, o no acepta el aborto libre, o el enfoque de género, es un derechista retrógrado"..