Autor: Liliana Cortés Directora social del Hogar de Cristo
Columnas de Opinión: La solidaridad no se conmemora, se vive
Columnas de Opinión: La solidaridad no se conmemora, se vive ace 32 años, Chile conmemoro por primera vez el Dia de la H Solidaridad cada 18 de agosto, en honora la vida y legado de Alberto Hurtado Cruchaga.
Desde entonces, ese dia ha sido mucho más que un simple acto conmemorativo; es un recordatorio vivo de un legado que trasciende generaciones, una llama que enclende otros fuegos en los corazones de quienes reconocen la justicia social como un imperativo moral. Hurtado no sólo dejó una huella imborrable por su carisma, sino también por su incansable búsqueda de un mundo más justo, donde la dignidad no sea un privilegio, sino un derecho.
Gabriela Mistral, en el delicado poema "Duerma el que mucho trabajó", dice: "Alguna mano fiel ponga por mi unas cuantas ramas dearomo sobre la sepultura de este dormido, que tal vez será un desvelado y un affigklo mientras nosotros no paguemos las deudas contraidas con el pueblo chileno, viejo acreedor silencioso y paciente". Esa imagen de una deuda pendiente con la pobreza, que continúa acumulindose en diferentes formas, nos desafi a actuar. La solidaridad, entonces, no puede ser sólo un acto simbólico ni una efeméride pasajera; debe ser un compromiso cotidiano que nos interpela y nos convoca. Este espiritu de entrega y compromiso se manifiesta muchas veces en acciones concretas, que trascienden los discursos.
Hace apenas dos semanas, en una remota ciudad del sur de ChiJe, esa misma solidaridad se hizo presente en un acto que fue mucho mis que un traspaso administrativo: la entrega de la Hospedería Mixta del Hogar de Cristo en Puerto Aysen al municipio local. Un gesto que, en su sencillez, refleja un paradigma de gobernanza humano y cercano, un acto de valentia que desafia la indiferencia. Es un acto de coherencia con el ejemplo del padre Hurtado, quien nos invita a involucramos allí donde otros prefieren mirar hacia otro lado. Solidaridad en acción es asumir responsabilidades no sólo en palabras, sino en hechos que transforman vidas. En la práctica, esa inspiración se traduce en esfuerzos diarios de municipios, organizaciones y comunidades, que hacen que la solidaridad cobre vida en cada rincón del pais. Desde las oficinas hasta los comedores populares, desde los jardines infantiles hasta las calles más invisibles, la presencia del espíritu solidario se hace carne y hueso. La verdadera fuerza de un legado radica en estos gestos cotidianos, en esas acciones sencillas pero profundas que, en conjunto, tienen un impacto transformador. Cada año, más de 40 mil personas encuentran en el Hogar de Cristo más que un lugar donde descansar y aliviar el dolor, encuentran una oportunidad de recuperar la dignidad. Si eso no es solidaridad, entonces, ¿qué lo sería? Detrás de cada número hay un rostro, una historia, una esperanza que se reaviva con un acto de empatia y compromiso. El 18 de agosto, si, es una fecha simbólica que invita a reflexionar. Pero más allá del recuerdo, es un llamadoa la acción.
Porque la verdadera pregunta no es qué se conmemora, sino qué estamos dispuestos a hacer hoy, para que la solidaridad se convierta en un milagro cotidiano, en un acto que transforme y construya un pais más justo y humano. C Columna.