OTAN, 75 años
OTAN, 75 años C reada en 1949, la Organización de la Alianza del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para la defensa colectiva de Estados Unidos, Canadá y, en su origen, ocho naciones europeas --las que ahora son 30--, reunió por tres días en Washington DC a decenas de mandatarios, más que para celebrar su asamblea anual y aniversario 75, para reafirmar su compromiso con Ucrania en su defensa frente a la invasión de Rusia.
La alianza trasatlántica ha cumplido a lo largo de su historia el objetivo de garantizar la seguridad de sus miembros y se ha fortalecido con el ingreso de nuevos integrantes --este año, Suecia y Finlandia--, con el incremento en el poderío y gasto militar, y con un mayor apoyo de la opinión pública europea hacia la organización.
Con todo, la cumbre se ha visto ensombrecida por la inestabilidad que genera la situación del Presidente Biden, la incertidumbre sobre el futuro de la OTAN ante un eventual triunfo de Donald Trump y por las secuelas de la elección del Parlamento Europeo, que fortaleció partidos políticos y líderes prorrusos, en particular en Francia, Holanda y Alemania.
Desde que Donald Trump denunció en 2018 el desequilibrio del financiamiento norteamericano a la OTAN, del orden del 70% de su presupuesto, amenazando con retirarse a menos que los europeos más que duplicaran su obligación estatutaria del 2% del PIB en presupuesto para la defensa, estos últimos han elevado significativamente sus gastos militares.
Al momento de las amenazas de Trump, solo dos miembros de la organización --fuera de Estados Unidos-respetaban el 2%. En la actualidad son 22 los que cumplen con esa obligación, siendo España la más retrasada, al aportar cerca del 1%. Mayor equilibrio financiero se registra, en tanto, en el gasto para la defensa de Ucrania, donde Europa supera los aportes de Estados Unidos, lo que Trump prefiere ignorar.
Los temores europeos por el regreso de Donald Trump a la presidencia fueron tan evidentes que varios de los miembros de las delegaciones asistentes a la cumbre se reunieron con asesores del expresidente, en particular con Mike Pompeo, su último secretario de Estado.
Más explícito fue el saliente secretario general, Jens Stoltenberg, al pedir no menoscabar la credibilidad disuasiva de la organización, aludiendo a las bravuconadas del exmandatario, puesto que no tendría atribuciones discrecionales para retirar a Estados Unidos. Consciente Biden de sus debilidades, su intervención de apertura de la cumbre fue en tono enérgico, decidido y sin errores, muy diferente a lo sucedido en el lamentable debate con Trump de hace dos semanas. Sorprendió la destacada cita al Presidente Reagan, gran impulsor de la OTAN para enfrentar la amenaza soviética.
Para demostrar el transversal e inquebrantable compromiso de Estados Unidos con Ucrania y la defensa de Europa ante las amenazas de Rusia, Biden incluyó una delegación parlamentaria bipartidista, dispuso una importante donación de misiles antiaéreos Patriot y consintió en que en el comunicado oficial del encuentro se incluyera el irreversible ingreso de Ucrania a la OTAN, condicionado a reformas internas para fortalecer sus instituciones y combatir la corrupción.
Los desafíos de la organización no se limitan a su modernización bélica, al aumento de sus capacidades, al financiamiento y a vencer en la guerra de Ucrania: se agregan la prioridad a la defensa frente a las amenazas a los países vecinos de Rusia, en particular los bálticos, las tensiones en los Balcanes, la disidencia de Hungría y las solicitudes de ingreso de nuevos miembros.
A pesar de las incertidumbres y desafíos, la OTAN se encuentra militarmente más poderosa que nunca, lejos del diagnóstico de Emmanuel Macron hace cuatro años, que la declaró en muerte cerebral, y de Trump, que la consideró obsoleta. A pesar de las incertidumbres y desafíos, la OTAN se encuentra militarmente más poderosa que nunca..