Desafíos y aspiraciones bacia la salmonicultura del 2050
Desafíos y aspiraciones bacia la salmonicultura del 2050 Pon Pon una trayectoria de éxito que la ha posicionado como el segundo mayor productor mundial de salmón, el camino que hoy separa a la industria de la visión que se tiene de ésta al 2050 es extenso y está lleno de retos y oportunidades. La salmonicultura chilena es un motor económico esencial, contribuyendo al 2,1% del PIB nacional, y siendo el principal impulsor del PIB de la macrozona sur del país. Esta relevancia ha comenzado a ser cada vez más evidente para el pais. Sin embargo, existe un evidente estancamiento productivo y falta de ordenamiento territorial como barreras al crecimíento. Además, se carece de una política de Estado que impulse su desarrollo, mientras que Noruega y Escocia avanzan con estrategias públicas claras, Chile enfrenta un entorno regulatorio disperso y excesivo. A esto se suma la incertidumbre política, que desalienta inversiones. A pesar de esto, imaginemos una industria robusta, sostenible y alineada con las demandas globales de proteínas de alta calidad y bajas emisiones de carbono.
Sin embargo, el futuro puede ser brillante y prometedor, tanto para la industria, como para los territorios donde tiene sus operaciones y las personas que lo habitan, pero ¿ qué necesitamos para lograrlo? Uno de los puntos centrales es resolver los conflictos de uso de borde costero, llegando a un equilibrio para todas las partes interesadas, vale decir, industria, pesca artesanal y pueblos originarios, entre otros.
Desafíos y aspiraciones bacia la salmonicultura del 2050 años Junto con esto, es imprescindible que haya una política pública que apunte a un crecimiento sostenido, de la mano de la sostenibilidad y el respeto por la naturaleza. Asimismo, los sistemas de producción deben adaptarse, tanto a las nuevas exigencias de los mercados en materia de bienestar animal, como al cambio climático, integrando tecnologías innovadoras que reduzcan el impacto ambiental.
Para lograrlo, se requiere la voluntad política para generar una estrategia nacional que integre a todos los actores del sector, con metas claras en sostenibilidad, innovación y desarrollo social, que declare a Chile, al fin, como un país salmonícultor, así como se ha declarado minero en el pasado. En este sentido, el salmón chileno debe convertirse en el principal embajador del país en el mundo por todos los atributos positivos que este tiene: Una proteína de alta calidad, saludable y sostenible.
Esto no solo implica aumentar la producción, sino también asegurar asegurar que el crecimiento sea sostenible y socialmente responsable, y que estos atributos sean conocidos y saboreados por todos los chilenos, generando no solo un cariño por la industria, sino que orgullo de ser el país con la mejor producción del planeta. La salmonícultura al 2050 puede ser un ejemplo de innovación y sostenibílídad global. Con voluntad política, colaboración y un compromiso genuino con el medio ambiente y las comunidades, Chile tiene todo para liderar el futuro de la acuicultura. El momento de actuar es ahora..